México apuesta por la copa de la mediocridad

El Negocio del Futbol

El futbol en México es un negocio que no pasa de moda y las cifras lo comprueban. Tan sólo su producto estrella, la Selección Nacional de Futbol, genera casi 600 millones de dólares en un proceso mundialista de cuatro años; riqueza generada producto de excelentes mercadólogos y administradores.

Si bien, es de aplaudirse las aptitudes señaladas, es de preocupar que dichos genios reinventores de marcas y formatos de competencia sean los que en todo caso deberían de privilegiar el crecimiento deportivo de las representaciones nacionales y a nivel de clubes, no obstante, se vislumbran cambios que dejan en entredicho los objetivos mencionados.

Hace pocas horas, el Presidente de la Liga MX, Decio de María, anunció la posibilidad de conformar un torneo de copa protagonizado por clubes mexicanos y representantes de la Major League Soccer, dejando al aire infinidad de preguntas que marcarán el destino de la que actualmente se conoce como Copa MX.

La primera incógnita que se desprende, ¿Los equipos de la Liga de Ascenso quedarán confinados de nueva cuenta a perderse relegados en una división sin reflectores ni alicientes que permitan progreso  de la competencia? El proyecto original consistía en tomar en cuenta a esta categoría, darle mayor difusión y sentar las bases para amarrar patrocinios y generación de futbolistas jóvenes que nutran los cuadros de mayor competencia.

Y es que a la Federación Mexicana de Futbol le interesa por sobre todos los elementos habidos y por haber la conformación de un negocio sustentable y progresivo que traspase las fronteras mexicanas, su mercado, el más fuerte, el más estable, el dinero de los migrantes.

Es preocupante para la FMF que algún día se acabe “la gallina de los huevos de oro” y busca reforzar ese público cautivo que extraña sus raíces y paga en dólares un boleto para presenciar –generalmente- partidos moleros contra equipos que abonan poco al espectáculo y fungen como cómplices de los equipos mexicanos para ejercer la pantomima a precios elevados.

Seguramente a nivel orbe a nadie le interese una Súper Copa México contra Estados Unidos, a excepción de ese público que vive en ciudades de gran convocatoria latina y a la Federación Mexicana de Futbol por embolsarse millones de dólares por concepto de taquilla y derechos televisivos. La FMF debería generar productos racionales y sobre todo, con calidad deportiva.

Y es precisamente calidad deportiva la que se ha ido mermando, los equipos mexicanos ¡juegan todo!, Copa Libertadores, Copa América, Copa Oro, Copa MX, Concachampions, además de los partidos de liga los fines de semana y ahora se prevé que los equipos mexicanos también se presenten a media semana en los Estados Unidos.

Recientemente existió una propuesta brillante, que generó resultados a corto y mediano plazo, como fue la instauración de la Regla 20-11, que permitía el debut obligatorio de jóvenes menores a los 21 años en partidos oficiales, proporcionándoles el fogueo profesional, mismo que derivó en la consecución de campeonatos mundiales y de gran reconocimiento como Esperanzas de Toulon, pero las estrategias de mercado de la Federación y los reclamos de entrenadores chambistas generaron la cancelación de la regla y el implícito regreso a esta mercenaria realidad.

¡Al pueblo pan y circo!

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