La vajilla de la abuela

La vajilla de la abuela

6 de cada 10 hogares cuentan con una vajilla de uso común. Con sus platos hondos, llanos y de  postre, con sus tazas de té, café y consomé. Todos de un mismo proveedor.
Los 4 hogares restantes contamos con juegos de platos, vasos y cubiertos por separado:

  • Los platos son de una rifa un día de las madres.
  • Los vasos son del empaque del mole que más se consume (Platillo tradicional de México)
  • Los cubiertos fueron un regalo de boda de mis padres.

Básicamente nuestra alacena está repleta de cosas "regaladas". Pero en esta cifra hay una excepción, mi abuela. Mi abuela tiene un gusto excéntrico ya que cuenta con dos vajillas: La de uso común y la prohibida.

La vajilla de uso común se parece a la mía: con platos gordos, platos flacos, de colores como amarillos y verdes. Vasos chaparros, largos y opacos. Todos mezclados y conviviendo juntos, pareciera que a nadie le importase la mezcla tan peculiar que aparece a la hora de comer cuando el reloj llega con su carrera a las 3:15 p.m.

Pero la vajilla prohibida se encuentra resguardada detrás de una vitrina con base de madera y puertas de vidrio que parecen frágiles al tacto. La vajilla está colocada de una manera que al entrar por la puerta principal se logre contemplar con todo su resplandor, desde allí se logra apreciar sus tazas de porcelana con asas color azul de tamaño perfecto, colocadas encima de unos platos de servicio de color blanco liso, detrás de estás y colocados con suavidad se encuentran unos platos llanos y a un lado unas copas de cristal con un racimo artificial de uvas verdes. La vajilla parece un tesoro muy delicado.

Mi abuela reserva esta vajilla en muy buenas condiciones, a ella no le interesan los regalos que los nietos menores le han colocado en la puerta del refrigerador, uno encima de otro. Lo que ella prefiere es el deleite de su vajilla que solo usa en navidad y año nuevo. Durante el resto del año nadie se atreve a usar su vajilla, no la usamos ni el día del cumpleaños de mi abuelo, en este día, mi abuela prefiere comprar platos desechables para no tener que usas ninguna de sus vajillas, mucho menos la vajilla prohibida, ella adora su vajilla de la vitrina.

El fin de año pasado mi abuela, ya más cansada que otros años anteriores, prometió dejarme de herencia su vajilla tan valiosa colocada en esa vitrina brillante.

6 meses después mi abuela pasó a un lugar mejor... el asilo de ancianos. Antes de partir a su nueva estadía me afirmó por su partida que la vajilla pasa a ser de mi pertenencia junto a la vitrina que la resguarda. Fue una de las noticias más felices que recibí aquel año, gracias a su última muestra de afecto, al fin podre poner mis figuras de acción, mis cómics y mis dulces en la vitrina que está siendo ocupada por esa vajilla tan estorbosa. 

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Esta sección contiene notas humorísticas y satíricas que no corresponden a la realidad. Podría no ser apto para menores de 18 años, se recomienda discreción.