Piden freno a deportación de centroamericanos
Médicos Sin Fronteras pide a México y EEUU que detengan la deportación de migrantes centroamericanos
Médicos Sin Fronteras pidió el jueves a México y a Estados Unidos que no deporten a los migrantes centroamericanos que huyen de una crisis humanitaria en sus países y denunció que son blancos de robo, tortura y hasta violaciones durante su paso por territorio mexicano.
En un informe presentado en la Ciudad de México, la organización humanitaria documentó un patrón de desplazamiento violento, persecución, violencia sexual y repatriación forzosa de centroamericanos muy similar al que se puede encontrar en los conflictos armados más agudos del mundo.
Por eso solicitó que cesen de inmediato las deportaciones sistemáticas de salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, y que se amplíe tanto la concesión de asilo, visas humanitarias y protección temporal como el acceso a servicios médicos y psicológicos.
No sé porque los mexicanos se quejan tanto de que los tratan mal en Estados Unidos si así mismo tratan a los centroamericanos, se quejó el hondureño Víctor Manuel, que ofreció su testimonio durante la presentación del informe pero no quiso dar su apellido por cuestiones de seguridad.
El joven de 19 años salió por primera vez de Honduras por problemas con las pandillas cuando tenía 12 años y después de dos meses de estar detenido en México le deportaron a la ciudad de la que huyó, la violenta San Pedro Sula.
Tenía que pagarle cuota a las pandillas. También me obligaban a participar con ellos, a robar, a vender droga. Cuando no aceptaba lo que hacen es golpear, indicó.
El año pasado decidió volver a huir.
Tuve suerte porque no me agarró migración, pero un poco más acá de Palenque (en el estado sureño de Chiapas) me asaltaron y me cortaron la mano, afirmó.
En el hospital no le quisieron atender por no ser mexicano y solo la ONG le ofreció asistencia, aunque México finalmente le dio asilo.
El documento, basado en entrevistas realizadas a los migrantes atendidos por Médicos Sin Fronteras, indicó que casi 40% mencionó como principal causa de su migración haber sufrido ataques directos, amenazas o extorsión o haber sido reclutado forzosamente por bandas criminales. Cerca de 44% vivió la muerte de un familiar en los últimos dos años, porcentaje que se elevó a 56% en el caso de los salvadoreños.
Asimismo, cerca de 70% dijo haber sido víctima de violencia durante su periplo a Estados Unidos y casi un tercio de las mujeres habían sufrido abusos sexuales. De las 166 atendidas, 60% habían sido violadas.
En las entrevistas los migrantes también denunciaron que los perpetradores de los ataques no solo eran miembros de grupos criminales, sino también agentes de las fuerzas de seguridad mexicanas.
El Salvador, Honduras y Guatemala, los países que forman el llamado Triángulo Norte centroamericano, tienen algunas de las mayores tasas de homicidios del mundo, y las pandillas y grupos vinculados al crimen organizado matan, extorsionan y operan con total impunidad allí.
Para millones de personas de la región los asesinatos y desapariciones, los secuestros, las amenazas, el reclutamiento forzoso por grupos armados no estatales, la extorsión y la violencia sexual son realidades brutales que afectan diariamente a la población, denunció Médicos Sin Fronteras.
Esta situación continúa durante su huida hacia Estados Unidos.
En México los migrantes y refugiados son víctimas de organizaciones criminales, en ocasiones con la aprobación tácita o la complicidad de las autoridades nacionales, y quedan sometidos a la violencia y a todo tipo de abusos: secuestro, robo, extorsión, tortura, violación.
La organización humanitaria denunció que los controles migratorios por parte de las autoridades mexicanas y estadounidenses amenazan con empujar a más migrantes a las redes criminales, y criticó que se acepten pocas solicitudes de asilo y se ignoren las necesidades humanitarias de los centroamericanos.
Según sus datos, en 2016 México concedió refugio a menos de 4.000 personas de El Salvador, Honduras y Guatemala, al tiempo que expulsó a 141.990 ciudadanos de esos tres países. A fines de 2015, un total de 98.923 personas del Triángulo Norte habían presentado una solicitud de refugio o asilo en Estados Unidos.