Crece desesperación por desaparecidos tras sismo en México
CIUDAD DE MÉXICO (AP) La desesperación se incrementa entre familiares que hasta hace poco albergaban la esperanza de rescates rápidos, en momentos en que las autoridades y voluntarios seguían por tercer día consecutivo la búsqueda de posibles sobrevivientes entre los escombros de edificios derruidos en la Ciudad de México.
Y a lo que muchos se habían aferrado como un ejemplo de un posible triunfo de la vida sobre la muerte resultó un caso de completa desinformación: la Secretaría de Marina anunció el jueves que no había ninguna niña atrapada entre los restos de una escuela colapsada en el sur de la capital, pese a que por dos días las autoridades se afanaron en una búsqueda desesperada por la supuesta menor que atrajo la atención dentro y fuera de México.
El mismo día, la Secretaría de Gobernación informó que la cifra total de fallecidos por el sismo de 7,1 que sacudió el centro de México se incrementó a 273, incluidos 137 en la capital. La dependencia informó en un comunicado que también hubo 73 muertos en Morelos, 43 en Puebla, 13 en el Estado de México, seis en Guerrero y uno en Oaxaca.
Más de 2.000 personas resultaron lesionadas y más de 50 personas fueron rescatadas sólo en la Ciudad de México, incluidas dos mujeres y un hombre que fueron sacados con vida la noche del miércoles de los restos de un edificio caído.
Aun así, la frustración crecía en momentos en que las labores de búsqueda se extendieron por tercer día.
Fuera de un edificio de oficinas colapsado en la colonia Roma Norte, en el centro de la capital, una lista de los rescatados colgaba entre dos árboles. Los familiares de los desaparecidos cotejaban los nombres con sus propias listas de quienes estaban ahí el día del sismo, más de dos docenas.
María del Carmen Fernández buscaba a su sobrino de 27 años, Iván Colín Fernández, quien trabajaba como contador en el edificio de siete pisos, el cual quedó completamente derruido.
Se quejó el jueves de que la última vez que la familia tuvo una actualización sobre las labores de búsqueda fue el miércoles por la noche, cuando las autoridades les dijeron que creían que unas 14 personas podrían estar vivas entre los escombros. Tres personas ya habían sido rescatadas desde el sismo.
Que nos informen, dijo Fernandez, mientras su hermana, la mamá del contador, lloraba. Porque yo creo que eso es lo que más nos mata: la desesperación de que no sabemos nada.
En las últimas horas surgieron rumores de que las autoridades buscaban usar maquinaria pesada, lo cual podría provocar nuevos derrumbes que afectarían a cualquier sobreviviente. Se nos hace injusto, porque todavía hay gente viva adentro y no se vale, dijo Fernández sobre esas versiones.
Creo que deben de esperarse a sacar hasta el último, añadió.
En un intento de disipar los rumores, el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, señaló en su cuenta de Twitter que ninguna autoridad estaba usando maquinaria pesara en las labores de búsqueda y rescate.
En el vecindario la Condesa, cercano al centro de la ciudad, vecinos caminaban con maletas en sus manos o en carritos de supermercados por la acera de un boulevard en el que un edificio de siete pisos colapsó y varios fueron desalojados debido a sus daños. Otros cargaban computadoras y televisores después de haber podido ingresar a sus viviendas por breves minutos para buscar sus documentos y parte de sus pertenencias.
La calle estaba cerrada al tránsito automovilístico y policías parados detrás de grandes vallas plásticas impedían que la gente pasara por allí. Sólo algunos residentes del área, las fuerzas de seguridad y voluntarios civiles con cascos podían circular. Gran parte de las aceras de los edificios estaban bordeadas por cintas rojas o amarillas que indicaban que el edificio de ese lugar estaba frágil o podía caerse.
Desde el miércoles temprano, los ojos del país estaban en la escuela Enrique Rébsamen en el sur de la Ciudad de México, donde rescatistas dijeron a reporteros que una niña, identificada sólo como Frida Sofía, había movido sus dedos cuando le gritaron para ver si estaba viva.
Innumerables rescatistas dijeron haber hablado con la niña e incluso hubo quien comentó que les había dicho que otros niños estaban vivos en el mismo lugar. La menor se convirtió entonces en el símbolo de la esperanza en medio del desastre que sacudió al país.
Cámaras de televisión y reporteros se encontraban muy cerca de la escuela caída, pero las únicas imágenes transmitidas en vivo las 24 horas eran de rescatistas que excavaban, nunca de alguna niña.
Conforme avanzaban las labores en el sitio, ningún familiar se acercó para identificar a la menor y algunos funcionarios comenzaron a decir que la identidad de la persona atrapada no estaba clara.
Y entonces la tarde del jueves, el subsecretario de la Marina, Enrique Sarmiento, dijo que si bien había rastros de sangre y otros signos que sugerían que alguien estaba con vida, todos los niños habían sido identificados.
Hemos hecho un conteo con la dirección de la escuela, y tenemos la seguridad de que todos los niños o desgraciadamente fallecieron, o están en los hospitales o están a salvo en sus casas, dijo el funcionario.
Refirió que 11 niños habían sido rescatados en el lugar y 19 murieron, junto con seis adultos, incluida una empleada cuyo cuerpo fue recuperado cerca de las cinco de la mañana del jueves.
Queremos puntualizar que con la versión que se sacó con el nombre de una niña no tenemos conocimiento, nosotros nunca tuvimos conocimiento de esa versión y no creemos, estamos seguros que no fue una realidad, añadió.
Alfredo Padilla, un rescatista voluntario, le restó importancia a la revelación de que no había una niña atrapada.
Fue una confusión, dijo. Lo importante es que hay señales de vida y estamos trabajando en ello.
En medio de una calle cercana, cerca de 50 personas acudieron la tarde del jueves a una misa especial para rezar por las víctimas de la escuela. La gente, incluidos familiares de los fallecidos, lloraron cuando el padre dijo en voz alta sus nombres y mientras a su lado pasaban los autos como si nada ocurriera.
La misa terminó soltando globos blancos hacia el cielo. Mi princesa valiente, se leía en uno; siempre te querremos, pusieron en otro.
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Contribuyeron con esta historia los periodistas de The Associated Press Mark Stevenson y Gisela Salomón, y el videoperiodista Alexis Triboulard.