De a poco, los refugiados empiezan a volver a Siria

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De a poco, los refugiados empiezan a volver a Siria
Ammar Maarawi posa en la puerta de su taller de reparación de neumáticos en Alepo el 19 de enero del 2018. Es uno de un pequeña cantidad de refugiados sirios que están regresando al país. (AP Photo/Hassan Ammar)

ALEPO, Siria (AP) Desesperado por escaparle al terror de Siria, Ammar Maarawi decidió irse. A principios del 2016 les pagó a coyotes y emprendió un peligroso viaje por mar hasta Grecia, para luego cruzar Europa en tren, autobús y a pie.

Dos años después, este hombre de 36 años está de vuelta en Alepo. Se sentía deprimido, nostálgico de su tierra y espantado por la idea de pasar otro invierno en Suhl, Alemania.

Alemania, comentó, era aburrida, aburrida y más aburrida.

Maarawi es parte de una pequeña cantidad de refugiados que decidieron volver a Siria entre los más de 5,4 millones que se fueron del país desde el inicio de la guerra civil en el 2011. Por ahora son unos pocos, algunas decenas de miles. Las Naciones Unidas y los países que recibieron a los refugiados no alientan el regreso a su país por considerar que todavía no es seguro.

Pero el flujo de refugiados que vuelven podría aumentar a medida que retorna la normalidad a Siria y aumenta el malestar con ellos en los países donde se encuentran. Con el apoyo Rusia e Irán, el gobierno del presidente Bashar Assad ha recuperado el control de las principales ciudades y la organización Estado Islámico ha sido expulsada de la mayor parte de los territorios que llegó a controlar.

Las razones para volver son numerosas. La nostalgia es una de ellas. Muchos refugiados, por otra parte, ya se gastaron los ahorros que tenían y no han podido encontrar trabajo, o no se les permite trabajar. Cientos de miles se encuentran en campamentos de refugiados de países vecinos. Quienes logran llegar a Europa, a menudo reciben ayuda, pero no encuentran las oportunidades que buscaban y se sienten discriminados o alienados en una cultura diferente, con problemas con el idioma e inviernos feroces.

Sin embargo, también abundan las razones para permanecer exiliados. La calma reinante en partes de Siria es producto de endebles treguas entre fuerzas locales. Todavía estallan combates y muchos jóvenes probablemente no vuelvan por temor a ser reclutados para hacer el servicio militar, que es obligatorio. Numerosas ciudades están destruidas. Se calcula que unos 6,1 millones de sirios han sido desplazados de sus viviendas, aunque sin salir del país, y también quieren regresar.

Es difícil establecer cuántos refugiados han vuelto. Las autoridades sirias dicen que no tienen cifras y que muchos regresan a través del Líbano y no se les pregunta si son refugiados o gente que simplemente estaba de viaje. Los países europeos y Turquía no llevan la cuenta de los sirios que regresan a su país.

La Oficina del Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas dice que unos 68.000 sirios volvieron de países vecinos entre enero y octubre del 2017, las estadísticas más recientes, y que ese es un porcentaje ínfimo de los que se fueron.

En Turquía solamente hay 3,5 millones de refugiados sirios, que viven mayormente en un territorio en la frontera con Siria. Se cree que unos 130.000 volvieron a Siria.

Solo 8.000 de los 650.000 sirios que vivían en Jordania regresaron en el 2016, de acuerdo con el Alto Comisionado. En el Líbano, esa oficina dijo el mes pasado que la cantidad de refugiados registrados bajó a menos de un millón por primera vez desde el 2014, pero que algunos se fueron a otros países o fallecieron y que muy pocos volvieron a su país.

Algunos regresan no necesariamente porque piensan que llegó el momento de volver.

Umm Wissam le dijo a la Associated Press que volvió a Siria en agosto tras vivir seis años en Jordania porque su esposo, que había conseguido trabajo en la construcción, había sido deportado y ella no podía mantener a sus cinco hijos. La familia es de Alepo, pero el alto costo de la vida allí hizo que se radicasen en Daraa, al sur.

Aquí, lamentablemente, no hay agua ni electricidad, y tampoco trabajo. Nuestra situación es muy endeble, lo juro por Dios, escribió en WhatsApp.

Maarawi, por su parte, está feliz de haber regresado a su taller de reparación de neumáticos en Alepo.

Igual que tantos otros, Maarawi inició una travesía épica para llegar a Europa. Partió de Siria en enero del 2016. En Turquía se subió a un bote inflable repleto de gente y llegó a la isla griega de Lesbos, en un viaje especialmente duro y sin saber nadar. Cruzó Macedonia, Serbia, Eslovenia, Croacia y Austria, haciendo largos viajes en tren e incluso caminatas por bosques.

En Alemania empezó a aprender el idioma y a capacitarse para trabajar. Los alemanes le dieron comida, ropa y una pensión, pero en la ciudad donde estaba no había vida, había muy poca gente. Te trastornas, te deprimes... y encima hace mucho frío, manifestó.

Después de unos pocos meses decidió volver, en julio.

Adeeb Ayoub, de 13 años, hizo el viaje por mar a Grecia con un tío en el 2015. Sentí que las posibilidades de sobrevivir a la travesía por mar era mejores que las de sobrevivir en Alepo, afirmó su padre, Firas Ayoub.

Jamás me hubiera pasado por la cabeza la idea de irme de mi país, indicó Firas, quien es dueño de un negocio de chocolates en el centro de Alepo. Pero empecé a contemplarlo cuando todo se vino abajo. ¿Puedes vivir en una bola de fuego? Donde quiera que ibas había fuego, bombas y cohetes.

La idea era que se fuse primero el hijo a Europa y después le seguirían los padres y tres hijas. Pero eso no sucedió y después de dos años los padres le dijeron al hijo que regresase.

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Los reporteros de la Associated Press Alice Su (Amán, Jordania) y Jamey Keaten (Ginebra) colaboraron en este despacho.

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