Acorralada por jueces, Fernández se fortalece en Argentina

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Acorralada por jueces, Fernández se fortalece en Argentina
En esta fotografía del 6 de octubre de 2018, la jubilada Clara Schapiro, de 75 años, posa frente a un muro con una leyenda de apoyo a la expresidenta Cristina Fernández, en Buenos Aires, Argentina. (AP Foto/Natacha Pisarenko)

BUENOS AIRES (AP) — Siete mujeres gritan “¡Aguante, Cristinaaa!" mientras sostienen varios carteles en contra de las políticas de "saqueo" del actual gobierno de Argentina. Se consideran “soldadas” de la expresidenta Fernández y apuestan por su regreso al poder pese al sombrío frente judicial que la amenaza.

El grupo de amigas acudió días atrás a una manifestación cerca del Congreso en reclamo de mejores pensiones para los discapacitados en la que reivindicaron la gestión de Cristina Fernández (2007-2015).

"Muchos votaron a este gobierno de (Mauricio) Macri y ahora se están arrepintiendo”, dijo a The Associated Press la empleada doméstica Teresa Rollano, de 56 años. “El pueblo quiere a Cristina porque ella representa a la clase trabajadora, ha dado todos los derechos".

Teresa --boliviana y radicada en Argentina-- sujetaba su cabello con una cinta donde estaba plasmado en grandes letras el nombre de la exmandataria y actual senadora opositora. Los carteles que esta mujer y sus compañeras portaban eran toda una declaración de lealtad: "Fuerza" y "Ahora más que nunca soldados de Cristina".

La hilera de procesos judiciales por supuestos actos de corrupción que afronta Fernández, de 65 años, no parece doblegarla. La legisladora de Unidad Ciudadana, la fuerza que fundó en 2017, se fortalece con el apoyo de sus incondicionales. Pese a su reiterada presencia en los tribunales para responder a distintas acusaciones, la exgobernante peronista es hoy la principal figura opositora y se perfila como la más dura rival del actual mandatario de cara a las elecciones que se celebrarán en un año.

Según varias encuestas, Macri y Fernández están empatados con un tercio de apoyo electoral cada uno. Con esos resultados en una primera vuelta ninguno sería ganador.

Un sondeo de la encuestadora privada Ricardo Rouvier & Asociados dio a Fernández como ganadora en segunda vuelta con 41,4% de los votos respecto a 38,3% de Macri. La encuesta fue realizada en septiembre y tiene un margen de error de 2,8 puntos porcentuales. Otro sondeo de octubre de Synopsis Consultores --empresa también privada-- muestra al mandatario ganador en un ballotage con 46,6% de votos respecto a 44,1% de Fernández.

La imagen de Macri sufrió una aguda caída desde abril en gran parte por la recesión económica, pero el mandatario anunció su intención de ser reelegido. Fernández no ha definido su candidatura, aunque muchos de los que apoyaron su presidencia y la de su antecesor y fallecido marido Néstor Kirchner (2003-2007) la desean o la dan por hecho. A su vez, analistas, encuestadores y prensa analizan sus posibilidades electorales permanentemente.

Una mezcla de admiración y apasionamiento se apodera de los simpatizantes de Fernández cuando se les pregunta por qué votarían por ella.

"Otorgó derechos al pueblo", "Enfrentó a todos los poderes", "Ha empoderado a miles de mujeres", "Representa los intereses de los más postergados", "Es la única líder capaz de revertir la mala situación del país", son algunas de las frases que más se repiten.

Sin embargo, así como genera un amor irrefrenable entre los que la consideran una líder fuerte que logró la inclusión social, la senadora también despierta una profunda animadversión de los que la tildan de populista responsable de una corrupción sistémica y del deterioro de la economía.

“La mayoría quiere verla detenida salvo un grupo sectario arreglado económicamente... como ladrona de guante blanco es una de las señoras más inteligentes que conocí”, sentenció el profesor de idiomas Patricio Canbareli.

Según Mariel Fornoni, de la consultora Management & Fit, “desde (el tres veces presidente Juan Domingo) Perón en adelante no hubo ningún otro dirigente que generara esta situación de amor y odio”. Fernández cuenta con un “núcleo duro de seguidores que la van a votar no importa lo que haga” y debe “conseguir ese 40% que no están con Macri ni con ella”, acotó.

Fernández niega haber cometido algún delito y se considera una perseguida de la justicia que actúa bajo los dictados de Macri. Exmandatarios como el uruguayo José Mujica, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el ecuatoriano Rafael Correa firmaron junto a políticos y activistas sociales un escrito en el que denunciaron "la persecución política que vive la expresidenta", que "desnuda una estrategia global de ataques al campo popular y progresista".

Simpatizantes entrevistados por AP afirmaron que las acusaciones son “mentiras” y ella ha sostenido que desde la asunción de Macri a fines de 2015 ha sido sometida a una “múltiple persecución judicial” bajo un “gigantesco aparato de propaganda montado por los medios de comunicación hegemónicos” con la consigna de suprimir a los dirigentes que pongan en riesgo “el ‘statu quo’ sudamericano”.

Algunas de las imputaciones son lavado de dinero, defraudación al Estado y encabezamiento de una asociación ilícita, delito por el que está procesada en cuatro causas distintas.

Los entrevistados por AP resaltaron que durante la gestión de Fernández se sintieron incluidos en la sociedad y lograron un progreso que añoran ante el actual aumento del desempleo, la subida de las tarifas de luz, gas y transporte y una inflación prevista de más de 40%.

"Pude comprar un auto nuevo, arreglar mi casa, viajar por primera vez en avión", enumeró la peluquera Gloria Buffarini. “Pero ahora pago 3.000 pesos de luz (unos 82 dólares), respecto a los 600 pesos (unos 16 dólares) que pagaba antes”.

Aunque defensores de Fernández reconocieron que durante su segundo mandato empeoró la situación económica, acotaron que no se asemeja a la situación actual, por la que el país tuvo que recurrir de nuevo a un préstamo del Fondo Monetario Internacional para combatir una crisis cambiaria que generó una devaluación del peso de cerca de 50% en lo que va de año.

Según Fornoni, están los que sostienen que la corrupción durante el Kirchnerismo no fue muy distinta a la que existe en el gobierno de Macri, en la justicia y los medios de prensa. “Dicen ‘probablemente (los Kirchneristas) fueron corruptos, pero yo vivía mejor”.

Sobre un muro situado frente a un local de la agrupación juvenil La Cámpora se lee una advertencia: "Con Cristina no se jode (no se juega)". Dentro de ese centro político se celebran reuniones de apoyo a la exmandataria que, según dijeron sus militantes, se multiplicarán en los próximos meses.

El primer juicio a la senadora comenzará el próximo 26 de febrero por presuntamente haber adjudicado de forma irregular obras públicas a un grupo empresarial. Otros procesos por supuesta defraudación a la administración pública y encubrimiento de los responsables del atentado en 1994 a un centro mutual judío también podrían desarrollarse en pleno año electoral.

Sobre Fernández pesa una orden de arresto en el marco de la causa por supuesto encubrimiento, pero la senadora no puede ser detenida porque goza de fueros parlamentarios. Aunque un juez ha pedido su desafuero para arrestarla, es poco probable que sea despojada de su inmunidad porque se necesitan dos tercios de los votos de los senadores y el peronismo opositor ha adelantado que no apoyará la medida mientras no haya una condena firme.

En una última investigación está acusada de liderar un sistema de recaudación ilegal de dinero a cambio de la adjudicación de contratos de obras públicas a empresarios.

Carlos Beraldi, abogado de Fernández, dijo a la AP que no hay pruebas que la incriminen en las distintas causas sino “simples manifestaciones” de supuestos arrepentidos “que vieron bolsos, que vieron dinero” sin “elementos de prueba que las corrobore”. El defensor cuestionó que la instrucción de las investigaciones a Fernández “pasan siempre” por el juez federal Claudio Bonadío, “que le tiene una marcada enemistad”, y que distintas irregularidades se producen “en todos los expedientes”.

Según Beraldi, la senadora no se siente abatida. “Por supuesto no está pasando un trago agradable, pero es una militante política... y se hacen fuertes en la lucha”.

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