México dice termina despliegue de 6.000 guardias nacionales
TAPACHULA, México (AP) — El gobierno mexicano afirmó el viernes que ha completado el despliegue de los 6.000 efectivos de la Guardia Nacional y que ya se han cubierto las 650 plazas de agentes que le urgían al Instituto Nacional de Migración para comenzar a trabajar en el corto plazo. Ambos eran, además, elementos necesarios para intentar reducir el flujo de migrantes que atraviesa el país rumbo al norte.
Así lo aseguró el canciller Marcelo Ebrard cuando se cumplen dos semanas del acuerdo entre México y Estados Unidos según el cual Washington se comprometía a no poner aranceles a las importaciones mexicanas _tal y como había amenazado el presidente Donald Trump_ y el gobierno del mandatario Andrés Manuel López Obrador a implementar un plan para contener y regular el paso de indocumentados.
Elementos del ejército, la marina y la policía federal, algunos con el distinto del nuevo cuerpo, las siglas G.N, comenzaron a verse desde hace una semana en distintos retenes del estado de Chiapas pero de forma relativamente discreta.
Según un funcionario federal que pidió el anonimato por no estar autorizado a hacer declaraciones sobre el despliegue, el motivo por el que estos efectivos no son tan visibles es porque están repartidos por un área de montaña y selva que va desde la frontera sur hasta el istmo de Tehuantepec, la parte más estrecha del país.
El objetivo principal de estos elementos, de acuerdo al mismo funcionario, es detectar y desmantelar las rutas del tráfico de migrantes y conseguir resultados como el logrado el pasado fin de semana cuando las autoridades rescataron a casi 800 migrantes, gran parte de ellos menores, que eran trasladados en las cajas de cuatro camiones que atravesaban el estado oriental de Veracruz.
El gobierno ha reconocido que tuvo que acelerar el despliegue de un cuerpo que López Obrador presentó como el encargado de pacificar México pero que todavía no funciona de forma autónoma.
En Chiapas, algunos de sus elementos parecían tener muy clara su función, que ahora, explicó un soldado en Comitán, no era solo buscar armas y drogas sino también traficantes de personas. Pero otros aseguraban que su mandato todavía era confuso o se sacaban del bolsillo el brazalete que los identificaba como GN cuando veían que venía la prensa.
Los mexicanos, en general, ven con buenos ojos a este nuevo cuerpo aunque algunos, como Aureo Díaz, supervisor de los autobuses locales de Tapachula, tenía dudas. “Es un experimento que no sabemos cómo va a funcionar”, dijo Díaz.
The Associated Press presenció un patrullaje nocturno con elementos de la Guardia Nacional el pasado fin de semana que recorrió las montañas y caminos de terracería de los alrededores de la ciudad de Comitán, en Chiapas, una zona por donde es habitual que crucen autobuses o camionetas llenas personas.
El propio presidente reconoció que en ese área se encuentra uno de los 68 puntos fronterizos con Guatemala donde apenas había vigilancia migratoria, algo que desde la semana pasada se comprometió a corregir.
En uno de los cruces más emblemáticos y concurridos, las orillas del río Suchiate a la altura de la localidad de Ciudad Hidalgo y por donde pasaron las multitudinarias caravanas del año pasado, no se han vuelto a ver fuerzas armadas desde el pasado lunes y la llegada de migrantes en pequeños grupos que cruzan en rudimentarias balsas desde Guatemala no ha cesado.
Sí hay Guardia Nacional en varios retenes de la zona donde los controles siguen la misma rutina: agentes migratorios paran las camionetas y taxis para ver si hay inmigrantes en su interior bajo la atenta mirada de un par de patrullas de la Policía Federal y un puñado de militares con el distintivo de la Guardia. El resto de efectivos aguardan en el camión para actuar si fuera necesario. Además existen retenes móviles.
Al aumentarse los controles, también las detenciones se suceden. El viernes, en solo una hora en un punto de revisión en las afueras de Tapachula fueron detenidos más de una veintena de migrantes de Pakistán, India y Bangladés que asustados y un precario inglés mostraban su desconcierto.
Desde enero, México ha detenido a más de 74.000 migrantes y ha deportado a más de 53.000, unas cifras que todos los expertos creen que subirán considerablemente cuando se conozcan los datos de junio.
Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF, indicó en un comunicado el viernes, al término de una visita a México de tres días, que 15.500 menores fueron registrados por las autoridades migratorias mexicanas entre enero y abril, la mayoría de los países del Triángulo Norte, el formado por Guatemala, Honduras y El Salvador. Esa cifra supone un incremento del 50% con respecto al mismo periodo del año pasado.
“Mientras no se combatan las causas de la migración”, afirmó en referencia a la pobreza, la violencia, las extorsiones de las pandillas y las amenazas de muerte, “es improbable que la situación cambie”.