Fiscal de Manson recomienda mantener presos a los implicados
LOS ÁNGELES (AP) — Stephen Kay era un joven fiscal de 27 años y hacía tres que había salido de la escuela de Derecho cuando, debido a las circunstancias, llevó el caso de los asesinatos perpetrados por la “familia” de Charles Manson.
Para Kay, hoy de 76 años, el asunto definiría su carrera en el próximo medio siglo, además de granjearle amenazas de muerte, por las cuales al día de hoy teme que algún admirador de Manson quiera llevarlas a cabo.
“No medito demasiado en ello pero soy cuidadoso. Siempre miro alrededor para ver si no me siguen o cosas así”, dijo recientemente, mientras abordaba el caso que tiñó de rojo el movimiento de paz, amor y felicidad que había florecido a finales de la década de 1960.
Kay contribuyó a que pusieran tras las rejas a miembros de la familia Manson y nunca desatendió el caso durante las décadas que trabajó para la fiscalía federal del condado Los Ángeles. Al paso de los años, Kay asistió a unas 60 audiencias de libertad condicional en las que declaró que los asesinos jamás debían ser puestos en libertad.
“El crimen fue simplemente demasiado atroz”, agregó.
Esta semana se cumplen los 50 años de que Manson, un delincuente de poca monta que se había reinventado como un gurú hippie, envió a una banda de jóvenes marginados que eran sus seguidores para que escenificaran un cruento fin de semana que aterrorizaría a Los Ángeles y dejaría para siempre la imagen del delgado líder de culto y mirada firme como el rostro de la maldad en la conciencia de los estadounidenses.
En la primera noche, el 8 de agosto de 1969, Manson envió a un grupo reducido de sus seguidores, principalmente mujeres jóvenes, a la palaciega casa de la actriz Sharon Tate, en lo alto de una colina, con órdenes de matar a todas las personas que estuvieran en el lugar. La actriz de 26 años y cuatro amigos fueron golpeados, baleados y acuchillados en varias ocasiones. Su sangre fue utilizada por escribir las palabras “Pigs” y “Helter Skelter” en las paredes.
Tate, esposa del director Roman Polanski, estaba embarazada de ocho meses y medio, y sus victimarios testificaron que ella rogaba en los últimos momentos por la vida de su bebé no nacido. Las otras víctimas fueron Abigail Folger, heredera de una empresa cafetera; Jay Sebring, estilista de celebridades, y Wojciech Frykowski, guionista en ciernes y amigo de Polanski. El cineasta había salido de la ciudad.
Cuando se dirigían a la casa, los agresores se cruzaron en el camino con Steven Parent, de 19 años, quien se retiraba después de visitar a un conocido que vivía en la casa de huéspedes del lugar. Parent fue baleado y murió.
La noche siguiente, Manson mismo encabezó a un grupo de seguidores hacia la casa del rico tendero Leno LaBianca y su esposa, Rosemary. Ataron a la pareja y sus seguidores los destazaron con cuchillos.
Las autoridades dijeron después que lo ocurrido fue parte de un plan concebido por Manson para persuadir a sus seguidores jóvenes e ingenuos para que comenzaran una guerra racial de la que sólo él podía ocultarlos. Manson había recibido una premonición de una interpretación retorcida de la canción “Helter Skelter” de los Beatles, según las autoridades.