Seguidores de Morales desafían a líder interina en Bolivia
LA PAZ (AP) — Jeanine Áñez, la senadora opositora que la víspera reclamó la presidencia interina de Bolivia, llamó el miércoles a reponer la paz y el orden constitucional ante nuevas protestas callejeras, esta vez de partidarios de Evo Morales que pedían el regreso del exmandatario tras su renuncia y exilio en México.
Poco antes, Áñez anunció que tendrá dos tareas: convocar a nuevas elecciones en tres meses y anular la sentencia del Tribunal Constitucional que permitió a Morales postular a un cuarto mandato en los comicios del 20 de octubre. Si logra esto último, Morales no podría participar en los próximos comicios.
En tanto, los parlamentarios de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), que controla la mayoría en Asamblea Legislativa, iniciaron una ofensiva política destinada a anular la autoproclamación de Áñez, que tildan de ilegal, según dijo el diputado Juan Cala.
Los legisladores alegan que la sesión del Senado que permitió a Áñez colocarse en la línea de la sucesión no tuvo quorum.
El Tribunal Constitucional avaló el procedimiento por el que Áñez se declaró presidenta interina ante el vacío de poder que generó la renuncia de Morales y su posterior ausencia del país.
En paralelo, las bases del MAS salieron a la calle en La Paz para reclamar el regreso de su líder, mientras cocaleros y campesinos iniciaron el corte de rutas en varias regiones rurales. La policía debió usar gases para dispersar una protesta que pretendía ingresar hasta la Asamblea.
“Morales se resiste a dejar el poder y desde el exterior está convulsionando al país”, dijo Gustavo Pedraza, excandidato a vicepresidente en la alianza que lideró el expresidente Carlos Mesa, segundo en los comicios anulados.
Arturo Murillo, ministro de Gobierno, denunció a Juan Ramón Quintana, brazo derecho de Morales, de estar operando desde la clandestinidad para articular las protestas contra el nuevo gobierno.
Desde su exilio en México, Morales, llamó a los actores del conflicto a participar en un diálogo nacional acompañado por países “amigos” y organismos internacionales y dijo que está dispuesto a regresar si su gente lo necesita.
Morales renunció el domingo cercado por las protestas por supuesto fraude electoral y la presión de las fuerzas armadas. Su partido controla la mayoría congresal y podría bloquear iniciativas legislativas y gran parte de las alcaldías rurales donde ahora está el foco de las protestas.
Áñez, por su parte está articulando apoyo. El miércoles la policía le dio su reconocimiento. En su primera acción y antes de nombrar ministros, la declarada mandataria cambió al alto mando militar y designó al general de Ejército, Carlos Orellana, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas en reemplazo del general William Kalimán, hombre de confianza de Morales.
El miércoles juramentó a su gabinete integrado por la oposición política y cívica y personalidades independientes.
Respecto a las protestas, el Instituto de Investigaciones Forenses confirmó que hasta el miércoles en todo el país 10 personas han fallecido.
Morales acusó a los opositores de haberlo depuesto mediante golpe de Estado. También acusó a la Organización de Estados Americanos (OEA) de servir más los intereses de Estados Unidos que a los de los pueblos latinoamericanos.
Ese organismo reveló irregularidades en el conteo de los votos de las elecciones presidenciales, lo que atizó las protestas y aceleró la renuncia del mandatario el domingo.
En el plano internacional, Áñez sumó apoyo de Estados Unidos y Brasil, pero su proclamación fue cuestionada por líderes afines a Morales.
La mandataria, contacto el miércoles con el autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, a quien propuso enviar un embajador a Bolivia, según dijo Añez en su cuenta de Twitter. La actual embajadora responde al presidente Nicolás Maduro, quien repudió la proclamación de la “supuesta jefa de Estado” y catalogó el acto de elección como una parodia al no haber contado, según dijo, con el quórum necesario.
Por su parte el Departamento de Estado de Estados Unidos, emitió comentarios en los que elogió a Añez y dijo que la elección de la mandataria “está con la constitución boliviana”, al tiempo que llamó a la paz en el país.
Brasil, el principal socio comercial de Bolivia, felicitó la asunción “constitucional” de Áñez y agradeció “su determinación de trabajar por la pacificación de Bolivia y la pronta celebración de elecciones”, según un comunicado de la cancillería brasileña.
En Argentina, la vicepresidenta electa, Cristina Fernández, comento en su cuenta de Twitter que “se ha instalado una nueva moda en Latinoamérica: parece que los presidentes ya no los eligen los pueblos... Ahora se autoproclaman con gran patrocinio mediático e inmediato reconocimiento de ya sabemos quién... y dicen hacerlo en nombre de la democracia”.
A su vez el congreso argentino aprobó una declaración de repudio contra "el golpe de Estado" en contra de Morales. Líderes bolivianos rechazan que haya habido un golpe de Estado y señalan que se trató de un movimiento cívico en contra del fraude electoral.
“Elecciones libres y justas son el camino para salir de la crisis, pero estas condiciones no existen actualmente y crear estas condiciones será una tarea enorme por la polarización política”, dijo Fiona Mackie, directora para Latinoamérica de The Economist Intelligence Unit al referirse a los desafíos que afrontará la Áñez.
Morales estuvo 13 años y nueve meses en el poder. Fue el primer presidente indígena y el que más años gobernó Bolivia, pero los escándalos de corrupción en su gobierno, su afán de reelegirse desconociendo un referendo que había rechazado esa opción y los señalamientos de autoritarismo mermaron su popularidad a pesar de su buena gestión económica.