Cuarentenas en Madrid muestran brecha entre ricos y pobres

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Cuarentenas en Madrid muestran brecha entre ricos y pobres
Un policía local da el alto a un vehículo en un control en Madrid, España, el lunes 21 de septiembre de 2020. La policía de la capital española y varias poblaciones de la periferia inició el lunes los controles de entrada y salida en varios barrios de clase obrera, que habían quedado bajo un confinamiento parcial para frenar el brote de coronavirus que más rápido se expandía en Europa. (AP Foto/Bernat Armangue)

MADRID (AP) — El anuncio de nuevas y más severas restricciones en vecindarios de clase trabajadora de Madrid para detener el brote de coronavirus de propagación más rápida en Europa puso de nuevo bajo los reflectores un acalorado debate sobre la prevalencia de la desigualdad en España el lunes.

Las medidas, que incluyen el requisito de justificar sus desplazamientos fuera de los vecindarios y limitar el número de clientes en tiendas y restaurantes, afectarán a cerca de 860.000 residentes y han sido recibidas con protestas porque muchos de los afectados consideran que las autoridades estigmatizan a los pobres.

España lucha por contener una segunda ola del virus, que ha matado al menos a 30.600 personas, según el Ministerio de Sanidad.

Madrid se ha convertido en el epicentro del contagio, con una tasa promedio _746 casos por cada 100.000 habitantes en dos semanas— casi tres veces superior a la media nacional de 280. En toda Europa, ese número fue de 76 la semana pasada.

El presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, se reunió el lunes con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, miembro del conservador Partido Popular, de oposición, y acordaron que los funcionarios centrales y regionales realicen reuniones técnicas quincenales y políticas semanales para coordinar una respuesta más contundente a los brotes.

El gobierno central va a seguir proporcionando recursos adicionales de salud y ayuda militar, dijo Sánchez sin dar más detalles.

“Madrid exige de un plan especial”, sostuvo el presidente. "Debemos estar listos para contemplar otros escenarios si fuera preciso”.

Unas cuantas docenas de manifestantes ataviados con banderas de España exigieron la renuncia de Sánchez afuera del sitio donde se llevó a cabo la reunión en Madrid.

El domingo, cientos de personas también salieron a protestar a las calles, aplaudiendo al unísono y pidiendo la renuncia de Ayuso. Los manifestantes también pidieron que las nuevas restricciones se extiendan a toda la ciudad, expresando su enojo con las autoridades por actuar tarde y enfocarse en las áreas más pobres sin hacer lo suficiente para reforzar y añadir personal en los centros de salud de la región.

“Estas medidas son muy difíciles para nosotros pero estamos seguros de que en una o dos semanas empezarán a verse sus resultados", afirmó Ayuso el lunes. “Somos una comunidad que somos un caldo perfecto para un virus como este. Por nuestra densidad de población, nuestro modo de vida y nuestra movilidad”.

En el primer día de las nuevas restricciones, la policía de la capital española y poblados circunvecinos obligaron a detener su marcha a las personas que entraban y salían de las zonas señaladas, pero solamente para informar. El cumplimiento de las medidas sería obligatorio a partir del miércoles, y los que no puedan justificar sus desplazamientos por motivos de trabajo, estudios o médicos serán multados, de acuerdo con las autoridades regionales.

Las zonas en que se establecerán las medidas registran una tasa de contagios de 14 días superior a los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes, una de las más elevadas de Europa. También se trata de áreas densamente pobladas con habitantes más pobres que viven hacinados en pequeños apartamentos y utilizan el transporte público para dirigirse a sus empleos de trabajo manual en otras zonas de la ciudad.

Algunas personas compartieron fotografías de vagones del metro atestados durante las horas pico y se quejaron de que el problema no son los suburbios sino la falta de un transporte público eficiente.

En el distrito de Vallecas, fuertemente afectado por la pandemia, Raúl Hernández dijo que anticipa una menor afluencia en su cafetería.

“Ayer por la tarde ya se empezaba a notar. Y hoy pues ya no estamos haciendo nada, absolutamente nada", lamentó. "La gente se está portando bien, lo entienden bien, pero está básicamente asustada”.

El debate de la desigualdad llegó incluso al principal escenario de ópera de España, donde una presentación tuvo que ser cancelada durante el fin de semana en medio de estridentes protestas de los espectadores en las localidades más económicas y alejadas que detectaron que el teatro estaba dejando butacas vacías entre el público que pagó más.

Varios de los asistentes a la función del domingo de “Un ballo in maschera” de Giuseppe Verdi en el Teatro Real de Madrid compartieron videos en redes sociales en los que se muestran algunas filas llenas en la zona más alta —y barata— de la galería, mientras que el público en el área inferior más cara fue reducido, dejando butacas vacías.

Luis Delgado, de 59 años, dijo a The Associated Press que él y su esposo se enfurecieron cuando un anuncio por el altavoz pidió al público respetar el distanciamiento social después de que se les solicitpó que ocuparan sus lugares y notaron que la zona estaba abarrotada.

La presentación fue cancelada después de varias rondas de aplausos y rechiflas durante la función y pese a que el teatro reubicó a algunos espectadores y les ofreció la devolución del valor de sus boletos, informó el Teatro Real en un un comunicado.

“No era una queja minoritaria”, afirmó Delgado. “La gente va al teatro no porque quiere su dinero, si porque quiere ver la ópera”.

El Teatro Real, que ha abierto una investigación sobre el incidente, indicó que la cantidad de público había sido reducida a 905 localidades, o 51,5% de su capacidad total. Las normas vigentes en Madrid limitan los eventos culturales al 75% del público.

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