Trump, aún contagioso, regresa a Casa Blanca sin mascarilla

Trump, aún contagioso, regresa a Casa Blanca sin mascarilla
El presidente Donald Trump saluda a simpatizantes desde un vehículo afuera del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, en Bethesda, Maryland, el 4 de octubre de 2020. Trump fue ingresado al hospital tras contraer COVID-19. (AP Foto/Anthony Peltier)

BETHESDA, Maryland, EE.UU. (AP) — El presidente Donald Trump escenificó el lunes un regreso espectacular a la Casa Blanca tras salir del hospital militar en el que recibió un nivel de atención médica sin precedentes para COVID-19. De inmediato desató una nueva controversia al declarar que, a pesar de que él enfermó, la nación no debe temer al virus que ha provocado la muerte de más de 210.000 estadounidenses, y luego ingresó a la residencia sin mascarilla.

El mensaje de Trump alarmó a los expertos en enfermedades infecciosas y dejó entrever que el hecho de que el presidente se haya enfermado no lo hizo reconsiderar su actitud frecuentemente displicente hacia este mal, del que también se han contagiado la primera dama y varios asesores de la Casa Blanca, incluyendo nuevos casos dados a conocer el lunes.

Después de aterrizar en la residencia presidencial en el helicóptero Marine One, Trump ascendió cuidadosamente las escaleras del pórtico sur, se quitó la mascarilla y declaró: “Me siento bien”. Hizo una señal optimista con los dos pulgares al helicóptero que partía desde la terraza del pórtico, donde sus asesores habían colocado banderas estadounidenses para acompañar ese momento durante la puesta de sol. Y luego ingresó a la Casa Blanca, en la que se veía a asesores caminar en el Salón Azul, sin usar protección en el rostro.

El presidente salió del Centro Médico Militar Walter Reed, donde su doctor, el comandante de la Armada Sean Conley, dijo que Trump sigue siendo capaz de contagiar a otros y no estará completamente “fuera de peligro” durante una semana más, pero que había cumplido o superado los estándares para recibir el alta del hospital. Se prevé que el mandatario continúe su recuperación en la Casa Blanca, donde aún no se determina el alcance completo del brote que ha infectado a personal en los más altos niveles del gobierno estadounidense.

Aun así, el presidente tuiteó antes de salir del hospital que no se mantendrá fuera de acción por mucho tiempo: "Volveré a la campaña pronto”.

Previamente Trump quiso proyectar una imagen de confianza.

“Saldré del estupendo Centro Médico Walter Reed hoy a las 6:30 p.m. ¡Me siento muy bien! No le tengan miedo al COVID. No permitan que domine su vida... ¡Me siento mejor de lo que me sentía hace 20 años!”, tuiteó.

Trump emitió su mensaje acerca de no temer al virus a pesar de que su propio gobierno ha alentado a los estadounidenses a ser muy cuidadosos y tomar precauciones para evitar contraer y contagiar la enfermedad, que cada vez suma más casos en el país. Durante más de ocho meses, los intentos del presidente de minimizar la amenaza del coronavirus con la esperanza de apuntalar la economía antes de los comicios han sido criticados por ambos partidos.

“Tenemos que ser realistas en esto: el COVID es una amenaza para la población estadounidense", dijo el doctor David Nace, del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, con respecto al tuit del mandatario.

“La mayoría de la gente no es tan afortunada como el presidente", que cuenta con una unidad médica en casa y acceso a tratamientos experimentales, agregó Nace.

“Es un mensaje inadmisible", coincidió el doctor Sadiya Khan, de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad del Noroeste. “Me atrevería a decir que podría precipitar o agravar los contagios".

En el ámbito político también hubo oposición a la actitud de Trump hacia el virus.

El senador republicano John Cornyn le dijo a la junta editorial del diario Houston Chronicle que el mandatario había “bajado la guardia” en su intento por mostrar que el país estaba dejando atrás al virus, y había generado “confusión” sobre cómo mantenerse a salvo.

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Miller y Colvin reportaron desde Washington. Los periodistas de The Associated Press Lauran Neergaard y Jonathan Lemire en Washington, y Bill Barrow en Wilmington, Delaware, contribuyeron con este despacho.

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