Golden State Warriors y La Felicidad Comprada

Golden State Warriors y La Felicidad Comprada
By Noah Salzman [CC BY-SA 3.0]

La búsqueda de felicidad tiene diversos caminos y estacionarse por momentos en una de esas paradas que proveen un estado emocional inefable deja una sensación extraordinaria en nuestro organismo y nos impulsa a seguir el tránsito por la vida, con la esperanza de encontrar otra estación similar.

Y aunque la felicidad depende de uno, la mayoría de veces la deparan causas externas y eventos inéditos que nos dejan a gusto por la alegría que sentimos en esos contextos de placeres: sorber un café mientras se lee una novela o se comparte con una persona sumamente agradable; el culminar un trabajo que nos costó esfuerzo; compartir en familia; viajar por el mundo; atinar en las finanzas; adquirir una casa; acariciar una mascota, etc.

En efecto, son muchas las posibilidades en que se puede ser feliz, y negarse a experimentar esa sensación sería un auto egoísmo. De modo que, en particular, he escogido en estos últimos años un modo de disfrute emocional -sin excluir algunas de las mencionadas en este texto- que me lleva al paroxismo de alegría, y ha consistido en la contemplación de los partidos de baloncesto en donde participaron, y participaran la próxima campaña, los Golden State Warriors: la estrategia que emplea en cada partido su técnico, el mutuo desenvolvimiento que ejercen sus jugadores en contienda, sus dos jugadores estelares con estilos novedosos en comparación con lo tradicional (triplistas): Stephen Curry y Klay Tompson, y la gallardía que muestran en los partidos difíciles.

Contemplar toda esa estructura deportiva y verlos ganar -tristemente no ganaron este año el campeonato?, me hace feliz. Ahora bien, al parecer la cosa no acaba ahí, pues ha habido una disyuntiva entre si la felicidad se debe simplemente a esos momentos fortuitos o planificados que no tienen nada que ver con lo lucrativo o si se puede comprar.

Hasta hace unos días creía en la primera premisa, ahora estoy por adoptar una posición ecuánime y darle valor a que también se puede comprar. Ya que el equipo de Golden State Warriors ha comprado en cifras muy altas la posibilidad de ser feliz obteniendo nuevamente un campeonato de la NBA.

Esta temporada 2015-2016 para Los Guerreros del Estado Dorado ha sido por un lado fructífera, si se toma en consideración la temporada regular consiguiendo batir la histórica marca de 72-10 en cuanto al balance de victorias y derrotas de los Bulls, Warriors hizo 73-9; y fracasada por otro lado, puesto que se les escapó el campeonato de las manos, aun habiéndole ganado en las finales de conferencia a un dotado equipo de Thunder, que sin duda exportaron para el mundo una de las mejores contiendas histórica entre dos equipos superlativos, en comparación con el resto desde luego.

Warriors tiene al mejor MVP por dos años consecutivos, Stephen Curry, y el estilo de juego de Curry me eriza la piel, esos triples kilométricos, sus crossovers (quiebre de cintura), rapidez y drible son inimitables. Pero aun así, sabiendo del poderío ofensivo que ejercen sus compañeros Thompson y Green, no ganaron el campeonato.

Al parecer faltaba algo, ¿o alguien?, y no escatimaron en gastar todo un dineral, más de 54 millones de dólares, para comprar ese factor que no sólo hará felices al equipo ?ya se ha evidenciado como disfrutan los jugadores sus éxitos en la cancha? sino también al aficionado, al espectador, es decir a mí. Y ese alguien es Kevin Durant, el jugador más completo en la NBA actualmente y MVP en 2014, que siendo agente libre el primero de julio pasado era codiciado por seis equipos de la liga mayor de baloncesto internacional, y que el gusto de poseerlo se lo llevaron Los Warriors.

La sonrisa de Steve Kerr, técnico del equipo, al recibir a KD era de felicidad, hay fotos en la web que ilustran ese momento, y como aficionado ?antes de que sucediera esta transacción lo consideraba un ensueño, algo real en la imaginación y fascinante pero imposible en el tabloncillo? estoy muy feliz de aquí haya pasado. Así pues, ya los mejores de la NBA están juntos, y demostrarán para todos los aficionados un basquetbol nunca antes visto. Pero, hay que tener cuidado de una frase que pronunció una vez Phil Jackson: «no siempre el talento lleva al triunfo».

Por ahora puedo decir que se ha comprado la felicidad para un equipo y, colateralmente, para muchos aficionados del mundo entero.

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