Tres cosas que debes reconocer y evitar si deseas cambiar tu vida

Tres cosas que debes reconocer y evitar si deseas cambiar tu vida

No desees, no te quejes, no te lamentes?

Cada acción negativa puede ser opacada por la única acción verdadera: La buena.

1. El deseo

No tiene nada de malo querer algo, pero si desear. ¿Por qué? Porque solo se desea lo que no se tiene. Quien constantes veces desea, se halla en un círculo de deseo-obtención-deseo. Nadie desea lo que ya tiene, entonces el deseo se convierte en algo virtual; latente, hasta que se satisface, se goza y se repite el proceso. Gozo que por cierto dura poco.

Lo apropiado sería reconocer que no hay en el deseo alguna ventaja y suplantarlo por el "querer", el agradecimiento y el trabajo.

Se puede ver algo atractivo y en vez de hundirse en el deseo que consume la mente y el alma, primeramente estar contento con lo que ya se tiene y esforzarse por conseguir lo que se quiere por medio del trabajo, de la mano con virtudes como la paciencia, la constancia y la dedicación.

Otra cosa que aviva el deseo es la comparación. A veces se vive más en función de lo que deseamos de los demás (porque otros lo tienen), que en lo que ya se tiene. De manera que, sin importar cuanta riqueza material acumule un hombre, o la potestad que tenga para hacer cuanto le plazca, nunca hallará satisfacción verdadera y duradera, pues su mente solo se fija en lo que lo falta y no en lo que ya posee.

El hombre que menos necesita es el que está más cerca de la felicidad. Una característica del deseo es que crea necesidades falsas. Ejemplo: Ya tengo un celular que satisface mi necesidad de comunicarme y entretenerme, sin embargo, tengo que comprar otro más nuevo. Después de todo, merezco algo mejor.

Tal afirmación es tan cierta como errada. Todos, como seres humanos, aspiramos y merecemos algo mejor. Una actitud digna de alabanza es la de alguien que se ha esforzado cada día por conseguir algo mejor para su familia y para sí mismo y lo ha logrado.

Aunque la línea que divide el deseo bueno (el querer) del malo (falsa necesidad) es tan delgada, que a veces se mezclan. La moderación será la mejor guía en este caso. El deseo solo llena de ansias a la persona, le convence de hacer lo que sea hasta obtener lo que quiere y cuando lo tiene, la satisfacción va mermando con el tiempo hasta el deseo se fija nuevamente en otro objetivo.

2. La queja

Este mal hábito es tan común, que a veces pasa desapercibido. En estado de ira y frustración se manifiesta igual que en la tristeza. Quita tiempo al análisis de la situación y la reflexión. Cambia el rumbo de la búsqueda y se enfrasca lo que ya pasó. Proyectando el valioso tiempo a una dirección sobre la cual el hombre no tiene control: El pasado.

En vez de buscar la solución más adecuada e inmediata, para luego aprender de lo ocurrido.

La queja es a menudo común en quien poco piensa y fácil reacciona. La queja demuestra falta de paciencia y tolerancia, así como se esfuerza en la crítica y la murmuración. Que además exponen el orgullo y la incapacidad para considerar los propios errores.

La queja además se manifiesta en otro plano fuera de nuestro alcance (hasta cierto punto): El futuro.

Surge cuando la realidad no resulta ser lo que se esperaba.

Un individuo inteligente no se queja, en vez de eso, resuelve. Si la queja resolviera algo, seguro el mundo sería mejor que el mismo Edén.

3. El lamento

Se enfoca exclusivamente en el pasado. Si no se reconoce, puede ser una carga emocional y espiritual muy pesada.

Puesto que el pasado es incambiable, el lamento es la resistencia a aceptar este hecho; es el afán del corazón por querer remediar algo y por esta naturaleza, es el lamento en el fondo, un hecho puro, porque demuestra arrepentimiento y a su vez el arrepentimiento es el reflejo de haber reconocido que algo que hicimos no estuvo bien.

La solución provechosa es evitarlo y en vez de eso, ponderar los motivos, aprender y crecer.

Produce solo lo que necesitas

Los pensamientos, si bien no ocupan un espacio físico, pueden generar resultados indeseables si no se evitan los que están de más. Todo lo que sabemos, lo sabemos porque hemos recibido información a través de nuestros cinco sentidos.

Nuestra mente, involuntariamente, acepta todo lo que recibe. ¿Cuál es nuestro deber? Organizar lo que recibimos, quedarnos con lo provechoso y descartar lo innecesario.

El equilibrio mental puede ser alcanzado precisamente usando esta técnica. Practicando las cualidades, los buenos hábitos y deshaciéndonos de todo lo que no representa un impulso hacia el lugar al cual queremos llegar. Si, suena tan simple como eso, pero las acciones son más tediosas que las palabras.

Ciertamente llevar una vida disciplinada es trabajoso. Hasta el mismo hecho de obedecernos, si quiera a nosotros mismos, representa un esfuerzo. Ese esfuerzo, es la naturaleza de la vida que muchos no han reconocido. La vida misma significa un esfuerzo. Todo lo que se mueve se está esforzando y lo que no, simplemente no está vivo.

Cuando aceptas que la vida es igual a trabajo y esfuerzo, estás un paso delante de la infelicidad. Porque algunos, aunque honestos y honrados, se dedican a la labor de intentar hallar una supuesta paz física, esperando toparse algún día con una suerte de paraíso en el cual no existe nada más que el gozo.

¿Por qué dije "paz física"?

Porque, ciertamente, en la medida que el hombre sea incapaz de reconocer su naturaleza espiritual, estará enfocado únicamente en la satisfacción física y por ende no deseará más que una paz a ese mismo nivel.

Escúchate

"Somos el resultado de nuestros pensamientos". Partiendo de esta premisa, escucharte a ti mismo puede dar muchas respuestas. Tú mismo sabes, hasta inconscientemente, cuando estás mal, pero no siempre sabes por qué lo estás o qué debes hacer para estar bien. De hecho, es más probable que creas saberlo que en realidad lo sepas.

¿Alguna vez te has dedicado a la tarea de detallar tus pensamientos?

¿Qué pienso? ¿Qué tan frecuentemente pienso lo que pienso? ¿Por qué lo pienso? ¿Qué podré hacer para cambiarlo? (Si fuera necesario) ¿De qué manera influyen mis pensamientos en mí día a día? ¿Mis pensamientos me ayudan a lograr mis metas?

Si practicas esta tarea, te darás cuenta de la cantidad de cosas inútiles, negativas, con mal enfoque y absurdas que pasan por tu mente. Este puede ser el punto de partida hacia el cambio. Que es un sí mismo, una hermosa cualidad de la vida.

Publicado en Inicio » Bar y Vida »