Cualquier forma es "válida" para voltear la tortilla

La vida está llena de vueltas, más de un filósofo ha dicho que es un como un círculo, y hasta el día de hoy no sigue dando sorpresas que pareciera no deben repetirse. La política sin duda ocupa un lugar especial en este concepto, porque cada cierto periodo las cosas cambian.

Es bien sabido el momento que ha pasado el gobierno de Brasil, Dila Rousseff fue sacada de su puesto de presidenta de la nación Sudamericana, y en su lugar está el que fue hace poco presidente encargado Michel Temer, a quien le pesa el inconformismo de la mayoría del pueblo brasileño. Pero sin duda el cambio de postura política fue radical, pero sin embargo, para muchos esto ya se veía venir.

Después de casi veinte años de la irrupción de la Revolución Bolivariana en Venezuela en 1999  con Hugo Chávez, poco a poco los otros gobiernos de la región fueron adoptando la ideología del socialismo del siglo XXI según sus propios parámetros, pero eso si fueron conformando bajo un bloque casi homogéneo. Argentina con Néstor y Cristina Kirchner desde 2003, al igual que Brasil con Luiz Inácio Lula da Silva que fue sucedió posteriorme por Dila Rosseff en 2011, Bolivia en 2006 con Evo Morales y Ecuador en 2007 con Rafael Correa. De esta manera Sudamérica también vivió uno de sus periodos de mayor bonanza económica, principalmente por el precio del petróleo y la burbuja inmobiliaria, y por ello estos gobiernos gozaron de gran popularidad hasta considerarse como los únicos representantes legítimos de los intereses nacionales.

Bajo estas condiciones, estos gobiernos jóvenes que venían tras una etapa de vaivenes políticos y de la desconfianza de las antiguas figuras, muy pronto se desarrollaron campañas propulsadas desde las directrices del Estado. De esta forma Brasil se proyectó como una potencia emergente, además de recibir al Mundial de 2014 y a las recientes Olimpiadas, pero cuando las vacas gordas empezaron a escasear las reglas del juego se volvieron más complicadas.

Con los problemas económicos que se viven hoy en día, y ante la falta de soluciones positivas por estos gobiernos que pregonan el peligro de los "viejos de siempre" (si bien ya llevan más de diez años en el poder y no son exactamente la imagen de gobierno joven que publicitaban al principio de su presencia en la palestra política), la población ha empezado a demostrar su descontento bajo diferentes escenarios. El Kirchnerismo perdió el poder tras la victoria de Mauricio Macri y tras ello han aparecido los primeros casos de corrupción, en Venezuela el Chavismo está viviendo uno de sus momentos más tensos desde la llegada de Nicolás Maduro por lo cual el país se encuentra dividido entre el oficialismo y la oposición, mientras que en Ecuador ya se empiezan a mover las cartas de lo que serán las elecciones presidenciales de 2017.

Pero ahora, con lo que ha sido considerado un ataque a la democracia por los gobiernos de izquierda y como una forma de demostración de la fuerzas de la derecha, las perspectivas de lo que será el continente a futuro parece ser más turbio de lo que es actualmente debido a la crisis económica que sigue y seguirá complicando a cualquier otro gobierno que venga, y si este se encuentra al lado contrario de los actuales, las posibilidades de que la tortilla de los regímenes se vuelva a voltear continuar igual de latente hasta que se llegue a un consenso en donde lo primero que importe sea el bienestar del pueblo que conducen.

Hasta que llegue un día casi parecido, lo único que queda es buscar la mejor forma para que la tortilla caiga bien parada.    

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