México está celebrando en este mes su año 206 como país independiente... sin motivo para hacerlo. Cada 15 de septiembre,  millones de mexicanos aclaman a los héroes que nos dieron patria, libertad y un destino propio. La primera contradicción es que el evento que se conmemora, el Grito de Dolores, fue efectuado, no el 15, si no en la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Lo curioso es que, de acuerdo a los testigos presenciales, en esa ocasión el cura Miguel Hidalgo no planteó la independencia. Al contrario, aclamó a Fernando VII, entonces prisionero de los franceses.

Eso sí, Hidalgo arengó a la muchedumbre a luchar contra el mal gobierno y los "gachupines". Sin embargo, su movimiento insurgente fue pronto aplastado por las tropas realistas, y los cabecillas, Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y José Jiménez, son ejecutados, decapitados, y sus cabezas exhibidas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas. De manera que el levantamiento de Miguel Hidalgo no obtiene la independencia el 16 de septiembre. Inicialmente no habla de independencia a los milicianos, aunque este propósito estaba contemplado desde un principio entre los líderes del movimiento.

Aprovechando la debilidad de España, entonces bajo ocupación francesa, surgen en diversos lugares de la Nueva España numerosos movimientos insurgentes, siendo el más relevante, a la muerte de Hidalgo, el encabezado por el cura José María Morelos. El apoyo a la insurgencia no era unánime, pues existían en la población indígena y mestiza núcleos de población conservadores que preferían al bando realista. De tal suerte que los independentistas se hallaban dispersos y sólo dominaban el suelo que pisaban. Morelos corre la misma suerte de Hidalgo y es fusilado.

Los partidarios de la independencia quedan entonces reducidos a una fase de resistencia, esparcidos por toda la Nueva España, sin una coordinación central y sin representar una amenaza seria para la dominación española.

Muy por el contrario, los problemas más fuertes para España están en la propia metrópoli. Secuestrado el rey Fernando VII por los invasores franceses, el pueblo español libra su propia guerra de independencia contra las tropas de Napoleón. Los liberales logran reunirse en Cádiz y desde esa ciudad tratan de gobernar al vasto Imperio Español, aguardando la liberación del rey. Las Cortes de Cádiz resultan ser una institución bastante liberal y proclaman una Constitución que no es del agrado de la vieja guardia monárquica.

Ante la indomable resistencia española, finalmente Fernando VII es liberado y vuelve al trono. Contra lo que pudiera esperarse, lejos de premiar por su lealtad a todos sus súbditos, reprime con brutalidad a los liberales que resistieron a Francia. Las medidas más radicales tomadas por las Cortes son anuladas.

Sin embargo, un resurgimiento del movimiento liberal triunfa y obliga al rey a restablecer la Constitución.  Debido a esto se implementa una serie de reformas aún más audaces que las que inicialmente tomaron las Cortes. La más notable es que las colonias españolas dejan de ser Virreynatos, y son declaradas provincias, cuyos habitantes tienen derechos similares a los de España. Las medidas liberales tomadas en este periodo son inaceptables para los sectores más conservadores del Imperio Español, y en América estos sectores comienzan a plantearse en serio la independencia, para evitar que estos cambios radicales afecten sus intereses.

Es por ello que Agustín de Iturbide, comandante del ejército realista en la Nueva España, da un giro dramático. Se decide a buscar la independencia de la Nueva España. Ahora hay afinidad de intereses entre los insurgentes y conservadores. Buscando sumar partidarios a su causa, Iturbide decide parlamentar con Vicente Guerrero, el caudillo insurgente más influyente.

El resultado de su reunión, es la proclamación del Plan de Iguala, documento que declara la independencia de México el 24 de febrero de 1821. Las tropas realistas e insurgentes se fusionan para formar el Ejército Trigarante. No obstante, la independencia no puede hacerse efectiva aún, pues la ciudad de México sigue en poder de tropas leales a España.

En estas circunstancias llega a Veracruz Juan O´Donojú, quien ha sido nombrado por el gobierno español, Jefe Político Superior de la Nueva España, ya que el cargo de Virrey ha sido abolido. O´Donojú es un liberal radical. Es un Iniciado en la Masonería y no siente lealtad a la monarquía española. Es por ello que accede de inmediato a una reunión en la ciudad de Córdoba con los jefes del Ejército Trigarante. En ese lugar se proclaman los Tratados de Córdoba, en virtud de los cuales, el Jefe Político, en nombre de España, reconoce la independencia de la Nueva España.

El 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante entra en la Ciudad de México. Al día siguiente se firma el Acta de Independencia de México. Es el 28 de septiembre de 1821, verdadero día de la independencia de México.

   

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