iEnvidia: ?A qu? niveles hemos llegado?

iEnvidia: ?A qu? niveles hemos llegado?

"Nadie puede decirte cómo debe ser tu familia, sólo tú decides a quién amar", fue el mensaje de un joven tuitero con respecto a los postulados y manifestaciones de los colectivos que integraron la Marcha por la Familia, el cual acompañó de una fotografía con quien los usuarios de esta red social asumieron es su pareja: un entrenador personal de unos 38 años.

Como es costumbre los chistes no se hicieron esperar, pero no pararon en comentarios hilarantes -algunos de pésimo gusto- y retweets con mensajes "alusivos", incluso algunos confrontando directamente al autor del tweet, sino que al saberse el usuario del maduro en cuestión esos mismos que criticaban al "Sugar Baby por aclamación" se sumaron a la lista de seguidores de su pareja, al que saludaron esta mañana con textos como "necesito que me patrocines y me compres el iPhone 7".

Eso es justo lo más gracioso: se volvieron sus followers, stalkearon sus fotos hasta el cansancio -hay que reconocer que está muy en forma- y ahora atacan al chico con quien decidió compartir sus momentos. Entonces pregunto yo: ¿en serio no podríamos estar enamorados de él?. Lo pregunto porque el hombre es guapo, ha sido paciente y hasta tomado con humor los comentarios, lo mismo que su pareja que tampoco se queda atrás físicamente hablando. No tiene bíceps del tamaño de un melón como su novio mayorcito pero es, sin duda, guapetón y bastante hábil para responder a los twitteros más "ingeniosos". 

¿En serio nos carcome tanto la envidia? ¿A ese nivel llegamos? Aquí recae nuestro punto: Todas son familias. Creo que ambos son lo suficientemente adultos como para decidir autónomamente con quién quieren compartir sus días sea por una temporada o para el resto de la eternidad. ¿Cuál es la necesidad del ataque? No veo a ninguno violentado, obligado a estar ahí, sufriendo lesiones anímicas. La violencia se está ejerciendo desde fuera y por algunos de aquellos que dijeron "soy libre de amar a quien quiera". ¿De verdad tiene que ser por dinero? Yo creo que no, pues personalmente he tenido parejas mayores y en ninguno de los casos ha sido por interés. Amor es amor, sin importar ese número al que nos aferramos tanto: la edad. Además, ¿qué nos importa si le da dinero o no? ¿A alguien nos consta que sea así? ¿A ustedes nunca los ha apoyado su pareja en un momento difícil sea este de la índole que sea? Si no es así, sólo les hago un llamado a la conciencia en que no es culpa de los demás que ustedes salgan con puro patán.

Tristemente muchos de estos comentarios están motivados por la envidia y hasta me atrevía decir que necesidad de atención. Hemos construido al ambiente gay justo con los estereotipos que pretendemos derrumbar en otros y que, sin embargo, promovemos con nuestras acciones u omisiones. Con esto sencillamente reafirmamos algunos de los argumentos que en nuestra contra se erigen, levantando la mano con críticas nada constructivas y que tienen por objetivo desvirtuar el amor que otros se tienen, actuando exactamente igual que quienes nos ven como "los raros", "los otros", los que "aman por una perversión" que en este preciso caso es económica según aquellos que lo ven desde afuera.

Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra, porque sin miedo a jurar me atrevo a afirmar que todos esos que critican la relación en cuestión no están exentos de una amplia cola para ser pisada. ¿Será que el león cree que todos son de su condición? ¿O que simplemente se los comen las ansias por estar en el mismo lugar que ese al que critican por estar con alguien que no está con ustedes -y posiblemente no lo estará nunca-?

No puedo decir que siento envidia hacia ninguno de los dos. Por el contrario, me da mucho gusto ver una relación tan bonita, tan ajena al prejuicio y al miramiento hacia el otro con desprecio por motivos simplemente absurdos. Invito a aquellos que si lo sienten a hacer una introspección, al tiempo que congratulo a la feliz por eso: ser felices. ¡Cuántos no desean una relación así!

L'amour est enfant de Bohème, il n'y a jamais, jamais connu de loi...

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