Colombia: La gran paradoja del Plebiscito: las victimas dijeron Si

En el Plebiscito que se llevó a cabo en Colombia el pasado 2 de octubre, en el que los colombianos decidirían aprobar o no los Acuerdos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC- y el gobierno nacional, teniendo como principal objetivo ponerle fin al conflicto más antiguo del continente americano, que ha dejado más de ocho millones de víctimas; lo sorprendente no fue que la ciudadanía en su mayoría le dijo No a los Acuerdos, sino que las poblaciones más azotadas por la violencia dijeron Si.

Suena extraño y es difícil de creer, pero es cierto: poblaciones como Toribio (Cauca), en la que las Farc cometieron tantos ataques, atentados y atrocidades como en ningún otro, el Sí ganó ampliamente con un 85% de la votación; y en Bojayá (Chocó), municipio en el que la guerrilla realizó su peor masacre la victoria del Sí fue mucho más contundente: 96,15% de los pobladores  dijeron Sí, frente a un 30,15% que dijo No; estos son solo dos ejemplos.

En general, de acuerdo con el portal informativo independiente La Silla Vacía, en 67 de los 81 municipios más afectados por la violencia ganó el Sí y solo en 14 ganó el No.

A muchos colombianos les causa vergüenza que con los resultados del Plebiscito haya quedado en evidencia la escasa intención de perdón de la población en general, frente a una amplia y abierta intención de perdón y reconciliación de quienes han sufrido en carne propia los horrores de la guerra.

Todas esas poblaciones azotadas por todas las formas de violencia ven en los Acuerdos una luz al final del camino, no solo porque les garantiza la no repetición, sino también porque este permite que de una vez por todas el Estado pueda hacer presencia en esos territorios en los que la violencia lo ha imposibilitado, para que por fin llegue hasta esas periferias el desarrollo y la dignificación de la vida.

Es inevitable preguntarse qué estará pasando por la mente de todas esas víctimas que decidieron dar un paso hacia el perdón y la reconciliación nacional por medio del Sí, pero con los resultados del Plebiscitos se vieron inmersos en un país que dijo No, con lo que mostró que no está preparado para perdonar. Lo que resulta injusto, debido a que se le está negando a quienes sufrieron directamente los vejámenes del conflicto la posibilidad de una pronta solución a las cuestiones que impiden ponerle fin.

En las semanas previas a la refrendación circularon las fotografías de varios actos en los que representantes de las Farc visitaron zonas donde realizaron atrocidades y pidieron perdón mirando a los ojos a cada una de las víctimas, las que con sinceros abrazos y apretones de manos aceptaron el perdón para lograr así la sanación de sus heridas morales. En cada uno de esos actos, las víctimas reiteraron su compromiso de contribuir a la construcción de la paz para que ninguna otra persona, ni ninguna otra familia atraviesen por situaciones similares.

Los resultados del sufragio muestran a una Colombia divida, inmersa la incertidumbre. Por un lado se encuentran los que creen que los Acuerdos son la mejor alternativa para ponerle fin al conflicto, quienes creen que el perdón es necesario para garantizar la no repetición; y por el otro, quienes no ven en los Acuerdos una solución, sino que creen que serían un factor generador de más violencias, siendo el perdón a los delitos la cuestión en la que más reafirman su oposición.

Lo que ha quedado claro después del resultado de la refrendación es que quienes han sufrido los efectos directos de la guerra han decidido situarse en el bando de los que respaldan lo acordado.

Para muchos es injusto que la voz de quienes conocen de verdad el sufrimiento que causa la guerra haya sido apagada por quienes simplemente han escuchado el ruido de los fusiles por sus televisores, pero así es la democracia y esta vez ha dejado al descubierto que un país que lleva más de cincuenta años en guerra no está preparado para perdonar, reconciliar y darle la mano a sus victimarios, y esta seguramente es la razón por la que la confrontación armada se ha prolongado.

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