Los medios de comunicación españoles más que encumbrar los elogiables actos realizados por Martin degaard y Karim Benzema, los están ocultando. El noruego degaard se ha convertido en un héroe nacional en su país. Su padre se negó a utilizar las sociedades pantallas de las que, según Football Leaks, se favorecían jugadores del Real Madrid como Cristiano Ronaldo, Coentrao, Pepe o Modric, por una cuestión moral. El 22 de enero de 2015 se hizo oficial el traspaso de degaard, de 16 años entonces, rápidamente la boutique fiscal Senn Ferrero se puso en contacto con su tutor legal. El padre de degaard les respondió que su hijo debía valorar el esfuerzo y no intentar pagar menos impuestos. Llama la atención que esta lección la haya dado degaard, el jugador más joven en debutar en Liga de la historia del Real Madrid.

Los futbolistas se han convertido en las mercancías más preciadas del sistema capitalista. Y la inmensa mayoría de estos millonarios prematuros recorren la legalidad en sus orillas para tratar de encontrar la forma de sacar ventaja fiscal. Es ahí donde juegan un papel vital las boutiques fiscales, los fondos de inversión y los agentes de representación, que son los que buscan las grietas para introducir la mercancía y obtener ventajas fiscales evadiendo impuestos.

Si marco, soy francés; si no marco, soy árabe

No fue el caso de Benzema. Criticado por la extrema derecha en Francia representada en Marine Le Pen, que pidió a la Federación Francesa de Fútbol que excluyera a Benzema por "patriota pusilánime y mercenario". El partido de Le Pen expuso que cantar La Marsellesa era una necesidad para cualquier atleta cuando se tiene el honor de representar a la nación al más alto nivel. Karim Benzema respondió de forma lúcida: "Si marco, soy francés; si no marco, soy árabe". El delantero madridista escucha el Corán antes de los partidos y eso es lo que no soporta el Frente Nacional.  

Sin embargo esta semana han elevado a Benzema en figura nacional como patriota fiscal al descartar acogerse a la Ley Beckham española. El francés paga sus impuestos de publicidad en Francia y no se montó ninguna estructura offshore para acabar tributando de forma opaca menos de un 5% y según informa El Mundo: "Mantuvo sus ganancias por derechos de imagen alojadas en su compañía francesa de siempre, Best of Benzema (BOB), y pagó por ellas el porcentaje propio del impuesto de sociedades galo: al 33,33%".

Seguramente cuando el héroe del estadio es el gran héroe de la sociedad es porque la sociedad se ha quedado sin valores. Sin embargo, llama la atención que cuando estos héroes de nuestro tiempo hacen lo que el común de los mortales (pagar sus impuestos como es debido), se esconda. Los actos de degaard y Benzema son casos inusuales en la organización criminal en la que se ha convertido el fútbol, a través de negocios opacos y medios de comunicación al servicio de poderosos.

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