Messi no se defiende con la boca, no habla, sino que lo hace jugando al fútbolTata Martino

El rostro compugido de Leo Messi simboliza el mal momento que atraviesa el FC Barcelona de Luis Enrique. Su mirada representan al barcelonismo. Los goles y asistencias de Leo Messi le han dado un total de 13 puntos al Barcelona esta temporada, por delante de los 11 de Cristiano Ronaldo al Real Madrid.

El futbolista argentino continúa siendo el mejor y más decisivo futbolista del planeta y ante el humilde Leganés tuvo que ser él el que rescatara a la parroquia culé con dos tantos. Messi no celebró el último gol. Para el '10' del Barça no había nada que festejar. En tiempos futbolísticos en los que los jugadores piensan más en cómo celebrar los goles que en jugar al fútbol, Messi no gasta un instante de su vida en estas naderías. Se dedica a descargar toda su energía en un campo de fútbol.

En estos duros momentos, Messi vive en su particular Macondo, como describió Gabriel García Márquez: "En un permanente vaivén entre el alborozo y el desencanto, la duda y la revelación, hasta el extremo de que nadie puede saber a ciencia cierta dónde están los límites de la realidad". 

A Messi no le gusta lo que ve en el campo ni en el palco. Es de los pocos que confían en la remontada contra el PSG. Como dijo Pep Guardiola cuando marcó cinco goles: "El día que quiera marcará seis goles". Pero no entiende cómo se ha ido tirando por la borda todo lo construido en torno al Cruyffismo y La Masía y observa que el equipo no tiene rumbo. 

El enigma ha caracterizado siempre al crack argentino. Nadie en el club se ha parado a descifrar sus silencios. En su primera temporada, Luis Enrique lo hizo cuando tocó fondo en Anoeta y Messi no compareció en el entrenamiento programado tras ser suplente. Tras la reconciliación el Barcelona fue un ciclón y conquistó el Triplete.

Con contrato hasta junio de 2018, Messi todavía no ha renovado. El delantero argentino recela de la junta directiva. Bartomeu se unió a Jorge Medes con el fichaje de André Gomes, saqueó al club junto a Rosell con el caso Neymar y siente que lo dejaron solo en su proceso judicial en el que fue condenado con 21 meses de prisión por fraude fiscal. Messi percibe que el Mundial de Rusia será su última gran oportunidad con Argentina ya con 32 años cumplidos.

Su gran sueño es despedirse más tarde del fútbol con Newell's. Los silencios de Messi son los silencios del barcelonismo con una directiva a la que los socios ratificaron tras el Triplete a pesar de sus vinculaciones con Qatar, las reverencias a Florentino Pérez, al que Rosell tenía como ejemplo, los reiterados casos de corrupción y ser los principales avalistas de Javier Tebas.

Carcomida la esencia del club, enmarañada en casos de corrupción, el único chaleco salvavidas que tiene la junta directiva del Barcelona es poner los cinco sentidos en desentrañar los silencios de Messi. 

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