Trump: Hubiera despedido a Comey aun sin recomendación

Trump dice que hubiera despedido al director del FBI James Comey aun sin recomendación

Trump: Hubiera despedido a Comey aun sin recomendación

En una contradicción a las explicaciones previas dadas por la Casa Blanca, el presidente Donald Trump declaró el jueves que siempre fue parte de su plan despedir al director del FBI James Comey sin importar si los altos funcionarios del Departamento de Justicia le recomendaban o no la sorprendente decisión.

Hizo sus declaraciones en una jornada en la que el reemplazo temporal de Comey se integró a la discusión y contradijo otras declaraciones del gobierno en torno a la creciente controversia.

En una entrevista con NBC News, Trump también declaró que le había preguntado de frente a Comey si estaba siendo investigado, y que en tres ocasiones él le aseguró que no. El mandatario no se mostró preocupado de que su solicitud pudiera ser percibida como una interferencia a una indagatoria activa del FBI a los posibles nexos de su campaña presidencial con la intromisión de Moscú en las elecciones.

Dije: De ser posible, ¿me permitirías saber si estoy siendo investigado?. Dijo que no estaba bajo investigación, narró Trump a la NBC. Recalcó que sus intercambios se dieron durante dos conversaciones telefónicas y en una cena en la que Comey solicitó mantener su empleo.

Comey no ha confirmado la versión de Trump.

The New York Times citó el jueves por la noche a dos colegas de Comey de los que no se proporcionó el nombre, los cuales se refirieron de nuevo a la narración de él sobre una cena con el presidente en enero en la que Trump le pidió una promesa de lealtad. Comey declinó hacerla, y en lugar de ello ofreció honestidad. Cuando Trump lo presionó para que le diera lealtad honesta, Comey le dijo al presidente usted tendrá eso, señalaron los colegas, que le indicaron al periódico que habían accedido a mantener confidencial esa historia mientras Comey fuera director del FBI.

Sarah Huckabee Sanders, portavoz de la Casa Blanca, rechazó el reporte y dijo que el presidente jamás insinuaría siquiera la expectativa de lealtad personal hacia él.

Pero la versión hizo eco de un comentario que hizo la víspera a The Associated Press un exfiscal federal y amigo de Comey desde hace tiempo, Daniel Richman, quien dijo que el presidente había despedido a alguien que no estaba dispuesto a prometerle lealtad absoluta a él.

En un principio la Casa Blanca citó un memorándum del Departamento de Justicia que criticaba el manejo que dio Comey a la investigación del año pasado sobre el uso que Hillary Clinton hizo de su correo electrónico como el móvil de la decisión de Trump. Pero el mandatario reconoció el jueves por primera vez que la pesquisa sobre Rusia a la que restó importancia como una historia fabricada también fue un factor que estaba en su mente en el despido del hombre al frente de esa indagatoria.

Las versiones contradictorias sobre la decisión de despedir a Comey, a quien Trump se refirió como un exhibicionista y un fanfarrón, se suman a una creciente sensación de incertidumbre y caos en el Ala Oeste de la Casa Blanca, donde sus asistentes se apresuran para homologar versiones y apaciguar a un mandatario molesto. Ni siquiera el vicepresidente Mike Pence evitó la vergüenza de dar una versión de los hechos que Trump desacreditó posteriormente.

Las explicaciones de la Casa Blanca siguieron siendo desmentidas durante todo el jueves. En el Capitolio, el director interino del FBI, Andrew McCabe, rechazó enérgicamente las aseveraciones de la residencia presidencial de que Comey fue despedido en parte porque había perdido la confianza del personal de la agencia a su cargo.

Eso no es correcto, recalcó McCabe. El director Comey gozaba de extenso apoyo en el FBI y todavía cuenta con él.

Estoica, la portavoz Sarah Huckabee Sanders insistió en que escuchó a innumerables miembros del FBI que recibieron con beneplácito la decisión del presidente.

McCabe también hizo notar la naturaleza singular de la versión de Trump de sus conversaciones con Comey, al indicarle a un panel del Senado que no es una práctica estándar decirle a un individuo si está o no bajo investigación.

Mandatarios previos se han distinguido por mantenerse lejos de controversias legales para no dar la apariencia de entrometer a la política en ellas. Los comentarios de Trump demostraron su sorprendente desvío de dichas prácticas.

Se dice que el mismo Comey confía en que saldrá a la luz su propia versión de los hechos, posiblemente en una presentación ante el Congreso, de acuerdo con una persona allegada con la que ha mantenido comunicación desde su despido del martes.

La relación entre Trump y Comey fue tensa desde el comienzo, en parte debido a las incendiarias acusaciones sin fundamentos del presidente de que el exmandatario Barack Obama intervino las comunicaciones en la Trump Tower, el rascacielos propiedad del multimillonario en Nueva York. Comey dijo que esas acusaciones le parecían desconcertantes, de acuerdo a la persona allegada, y se preguntaba cómo debía tomar lo que consideraba como pensamientos extraños por parte de su nuevo jefe.

El presidente tampoco se mostró amable con Comey el jueves: lo insultó y dijo que había dejado al FBI prácticamente en un caos. Indicó que, aunque el lunes recibió una evaluación mordaz sobre el desempeño de Comey de parte del subsecretario de Justicia Rod Rosenstein, ese memo no fue un catalizador para su sorprendente decisión, a pesar de lo que la Casa Blanca había dicho antes.

Yo iba a despedir a Comey, afirmó Trump. Sin importar la recomendación yo iba a despedir a Comey.

Esa afirmación es muy distinta a la versión inicial de la Casa Blanca en las horas que siguieron al despido del director policial. Varios funcionarios, incluido Pence, dijeron que el presidente actuó a petición de Rosenstein y del secretario de Justicia Jeff Sessions.

Pero rápidamente se hizo evidente que el presidente llevaba días muy preocupado por la investigación sobre Rusia y la negativa de Comey a defenderlo en sus presentaciones ante los legisladores.

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Pearson reportó desde Nueva York. Los periodistas de la AP Darlene Superville, Deb Riechmann y Eric Tucker en Washington contribuyeron con este despacho.

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