Los partidos del fútbol-negocio se disputan alejados de la gente entre dos porterías, los paraísos fiscales y los fondos de inversión, con los tribunales como árbitro. Todo lo que desvelaron los hacktivistas de Football Leaks era cierto. Han radicalizado el periodismo y lo han llevado a sus orígenes: contar a la gente lo que pasa.

Esta filtración marcará un antes y un después en el mundo del fútbol. Los medios de comunicación deportivos tradicionales han quedado señalados, según explica el investigador Víctor Sampedro "usan un lenguaje, un código para relacionarse con la sociedad, que ha quedado caduco. Incomprensible para entender el mundo e irrelevante para quienes quieren cambiarlo".

Estos medios intentaron tapar la filtración y el trabajo de divulgación ha sido realizado gracias a la movilización en redes sociales de los desafectos del sistema.

Se trata de "una nueva generación que tendría que copar la universidad y prensa españolas, pero que está por ahí sin, como quien dice, sitio en el mundo, salvo el que ellos han creado", analiza el periodista Guillem Martínez. 

Uno de los casos más flagrantes que apuntó Football Leaks fue el de Cristiano Ronaldo. El futbolista portugués, según los documentos aportados, llegó a un acuerdo para ocultar una denuncia por violación (el hecho se produjo en EEUU y no se ha intervenido) y desvió 150 millones de euros a un paraíso fiscal. Mientras en Francia se ha abierto una investigación penal por Football Leaks, en España se ha ocultado por parte del gobierno, se han imputado y cerrado cuentas a periodistas, un juez ordenó que no se publicara nada al respecto y los medios censuraron el tema.

En el 'caso Messi', el Supremo argumentó sobre el tratamiento de la prensa que por su trascendencia merecía crítica pública. Si las instituciones españolas descubrieron el fraude de Messi, el fraude del portugués fue averiguado gracias a la filtración de estos hacktivistas de Football Leaks que se publicó a través de La red de Colaboraciones en proyectos de Investigación en Europa (EIC) en la que participa El Mundo.

Además, la que fuera Abogada General del Estado (Marta Silva) denunciante del fraude de Messi, es íntima de Florentino y bajó al vestuario del Real Madrid a pedirle un balón firmado a Cristiano. Otra diferencia de agravio comparativo y de manipulación de la judicatura fue el 'caso Xabi Alonso', gracias a la Fiscalía, que ahora debe denunciar a CR7, el juez archivó la denuncia. Finalmente, el fiscal jefe fue expedientado por diferencia de trato respecto a Mascherano.

Uno de los hombres más poderosos en España es Florentino Pérez, capaz de vacilar al juez Velasco, cuando éste le preguntó si financió al Partido Popular. El presidente del Real Madrid le respondió: "Me molesta la pregunta. Tengo muchos años, tengo una empresa con 200.000 trabajadores y si hubiera preguntado, si la gente me conoce no se hubiera atrevido a preguntarme eso". Todavía no ha sido juzgado como se merece una de las personas que más ha estafado a España con el proyecto Castor. Su poder lo ejerce en todos los ámbitos. 

El presidente Florentino pudo contratar a Cristiano Ronaldo gracias a la ayuda de su amigo el estafador Miguel Blesa en Caja Madrid, que le dispuso un crédito a la baja, como ya hizo con Luis Figo creando una empresa fantasma con un capital social de 3.000 euros. 

Cristiano Ronaldo al llegar a España se benefició de la Ley Beckham inventada por Aznar para que multimillonarios tributaran como si fueran mileuristas con un tipo mínimo del 24%. No obstante al futbolista portugués le parecía mucho y desvió sus cuentas por ingresos publicitarios a un paraíso fiscal en las Islas Vírgenes unos meses antes de aterrizar en España, como filtró Football Leaks.

A pesar del ocultamiento, la opacidad y la demora intencionada, el caso se le ha complicado por la presión social y se ha actuado a tiempo. 

Hacienda ve indicios de delito en el caso de CR7 y cree que defraudó quince millones de euros. Los Técnicos del Ministerio de Hacienda estiman una petición mínima para Cristiano Ronaldo de 5 años de cárcel. La condena ratificada por el Supremo a Messi por defraudar 4,1 millones de euros ha sido de 21 meses de cárcel marcó precedente y debe servir como modelo.

Todo queda en manos de la Fiscalía, que debe actuar antes del 30 de junio cuando prescribe parte del delito.

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