Firmas promueven la noción de escuelas fortificadas en EEUU

Firmas promueven la noción de escuelas fortificadas en EEUU

Empresas del campo de la seguridad se pasaron años presionando a las escuelas para que comprasen sus productos, desde puertas que resisten balas hasta cañones que despiden humo desde los techos para confundir a un atacante. Las ventas, no obstante, no eran buenas y la campaña de ese sector para que se asignase dinero de los contribuyentes con esos fines no prosperó.

Todo cambió en febrero del año pasado, cuando un ex alumno mató a tiros a 17 estudiantes de una escuela secundaria. La matanza revivió el debate en torno a la venta de armas y también los esfuerzos de ese sector para convertir las escuelas en fortificaciones en respuesta a las matanzas de estudiantes.

Desde ese ataque, las empresas del ramo y organizaciones sin fines de lucro vinculadas con esa industria convencieron a muchos legisladores de que den más prioridad a la fortificación de las escuelas, por encima de otras medidas que investigadores y educadores afirman han ayudado a reducir la violencia, según una investigación de la AP.

Las empresas ayudaron a redactar una ley que asignó 350 millones de dólares a equipo y otros sistemas de seguridad para las escuelas a lo largo de la próxima década. Casi una veintena de estados reservaron otros 450 millones de dólares.

Casi todo el mundo está de acuerdo en que las escuelas pueden ser más seguras con más niveles de protección, como cercos, menos puntos de ingreso y escondites en las aulas.

Pero ningún estudio independiente indica que los aparatos de alta tecnología que están comprando las escuelas vayan a salvar vidas, de acuerdo con dos informes del 2016 preparado por el Departamento de Justicia.

No hay lineamientos aceptados en relación con la seguridad de las escuelas. Esto no impide que representantes de las firmas de productos de seguridad se movilicen después de una matanza y alimenten los temores a posibles ataques o a demandas por negligencia.

Cualquier compañía puede decir lo que quiera, expresó Mason Wooldridge, consultor del ramo que ayuda a las escuelas a evaluar sus vulnerabilidades.

Hace algunos años, Wooldridge ayudó a la firma de su padrastro, NetTalon Security Systems, a instalar un sistema de 500.000 dólares que incluyó cañones de humo en una escuela de Indiana. Posteriormente ayudó a promover legislación que favorecía la fortificación de las escuelas. Ahora Wooldridge trabaja por su cuenta y dice que la escuela en cuestión, que dice ser la escuela más segura del país, pudo haber contado con el mismo nivel de seguridad por solo 100.000 dólares.

Su padrastro, Donald R. Jones Jr., declaró a la AP que gana menos vendiendo sistemas que productos particulares. Jones considera que esa es la forma indicada de evitar matanzas.

Estadísticas del FBI analizadas por la AP revelan que hubo 35 balaceras en escuelas primarias y secundarias entre el 2000 y el 2017, en las que fallecieron 61 alumnos y personal de los centros educativos. Otros dos episodios ocurridos este año, que no fueron tomados en cuenta en ese informe, en Parkland, Florida, y en Santa Fe, Texas, causaron 27 muertes.

Cada matanza genera escozor y las escuelas se afanan por demostrar que están tomando medidas, según Rob Evans, capitán de la policía retirado y enlace con el distrito escolar de Vermont.

Hay que eliminar el componente emocional, dice Evans. Si vamos a gastar dinero, hay que hacerlo en forma inteligente.

Los educadores temen que la fortificación de las escuelas desviará dinero que podría ser usado con otros fines, como combatir a los bullies y aconsejar a los menores con problemas. Estudios del gobierno señalan que los estudiantes opinan que los detectores de metales, los agentes armados y otras medidas de ese tipo hacen que se sientan menos seguros.

Representantes de las firmas de seguridad dicen que apoyan la búsqueda de otras soluciones para las balaceras en las escuelas, pero afirman que hay que darle una oportunidad a ese sector.

Tiene que haber un cambio de mentalidad. Cuanto más se protejan las escuelas, mejor para la industria, manifestó Jake Parker, director de la Asociación de la Industria de la Seguridad.

Los ingresos derivados de las medidas de seguridad en las escuelas ascendieron a 2.500 millones de dólares en el 2017, según la firma de investigación del mercado IHS Markit. La empresa pronosticaba un crecimiento mínimo del sector hace algunos años, pero tras la matanza de Parkland replanteó las cosas y ahora habla de 3.000 millones de dólares en el 2019.

Y esos ingresos podrían aumentar si el sector consigue que se sancionen leyes fijando requisitos de seguridad mínimos para las escuelas.

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Dunklin informó desde Dallas, Pritchard desde Los Ángeles.

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