Poder o prisión: opciones del favorito para alcalde de Lima

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Poder o prisión: opciones del favorito para alcalde de Lima

LIMA (AP) A los malosos me los desayuno y a las mafias me las almuerzo.

Acompañado de un grupo de payasos y músicos Daniel Urresti, favorito para convertirse el próximo domingo en alcalde de Lima, camina por la periferia de la ciudad y les recuerda a los vecinos que necesita sus votos porque su estilo de mano dura será el único que pondrá en raya a los delincuentes.

Sin embargo, al general retirado del ejército y exministro del Interior podría escapársele el triunfo de las manos 72 horas antes de los comicios si los jueces lo condenan a 25 años de prisión por el asesinato de un periodista hace tres décadas en uno de los finales más inesperados de la historia electoral de Perú.

Pese a que Lima tiene una de las tasas de homicidios más bajas de Latinoamérica -7,8 por cada 100.000 habitantes- Urresti afirma que el principal problema es la delincuencia callejera, en especial el arrebato de celulares, y esta delincuencia es alimentada por los mercados de cosas robadas. En una ciudad donde las áreas ricas tienen un policía por 300 habitantes en comparación con las barriadas, donde hay un agente cada 4.000 vecinos, su mensaje es recibido con entusiasmo.

El cierre de estos mercados les corresponde a los alcaldes y yo tengo dos hipótesis: no lo cierran porque los alcaldes son más delincuentes que los que venden las cosas robadas y les cobran cupos, o porque el alcalde es honrado, pero tiene miedo de enfrentarse con estas mafias, dijo Urresti a The Associated Press para luego continuar su campaña repartiendo besos volados a las mujeres de edad avanzada y apretados abrazos a los hombres.

Irónicamente su partido, Podemos por el Progreso del Perú, tuvo que retirar en agosto a un candidato para alcalde de uno de los 18 distritos de Lima porque, de acuerdo con una investigación fiscal, está involucrado en una organización criminal. En Perú los filtros para evitar que se postulen personas con vínculos criminales no han sido regulados de forma eficiente por el Parlamento.

Según Urpi Torrado, directora de la encuestadora Datum Internacional, la seguridad ha sido la primera preocupación de los peruanos en los últimos siete años.

El peruano siempre ha buscado una democracia de mano dura, no una dictadura, donde la figura presidencial o la autoridad tenga una posición fuerte para enfrentarse a determinadas situaciones. La personalidad de Urresti coincide con este ideal de autoridad, indicó y recordó que el candidato ya era popular en 2015 cuando era ministro del Interior durante el gobierno de Ollanta Humala (2011-2016).

Sin embargo, así como crece su aceptación también aumenta la incertidumbre: el exmilitar podría ser condenado a prisión el jueves por su presunta responsabilidad en el asesinato del periodista Hugo Bustíos.

El crimen ocurrió en 1988 en la ciudad andina de Huanta durante los sangrientos enfrentamientos entre el grupo terrorista Sendero Luminoso y los uniformados, los cuales provocaron la muerte de miles de peruanos acusados de ser miembros o colaboradores de los insurgentes.

El fiscal del caso, Luis Landa, ha solicitado 25 años de cárcel para Urresti por ser el presunto coautor del crimen de Bustíos, quien en una misión periodística fue emboscado en un camino rural, recibió ráfagas de disparos y fue rematado con una descarga de explosivos. El candidato fue acusado de su participación en el crimen por dos militares, uno de los cuales fue sentenciado en 2007 a 15 años de cárcel por integrar el grupo que mató al reportero.

Una campesina que también fue testigo del asesinato, Ysabel Rodríguez, afirmó en una de las centenares de sesiones judiciales que Urresti le disparó al periodista y que además la violó dos veces poco tiempo después amenazándola con matarla si lo delataba, lo que el candidato niega.

La semana pasada, frente a los jueces de la Sala Penal de Lima, el candidato emitió su último alegato de defensa. Negó haber asesinado a Bustíos, a quien calificó de un gran periodista y un gran patriota, relató su vida difícil de niño sin padre en una barriada de Lima y también el rencor que siente por el trato injusto que reciben los militares tras el conflicto armado interno de dos décadas (1980-2000).

¿En qué parte de mi característica, en qué parte de mi actuar, así sea duro, militar, se puede ver que yo sea un asesino o se puede decir éste es un psicópata?, dijo de sí mismo frente al tribunal que el jueves emitirá su veredicto.

Torrado, cuya firma mide la opinión pública desde hace 38 años en Perú, dijo que las elecciones del domingo tendrán un final inesperado. Explicó que, aunque Urresti está en primer lugar, hay un tercio del electorado que afirma que votará en blanco o anulará su sufragio. Esto quiere decir que hay un montón de votos... que se van a decidir en esta semana y cualquier hecho como la lectura de la sentencia puede tener una incidencia en la intención de voto, dijo.

Muchos peruanos son escépticos con los políticos.

Estamos gobernados por criminales... Este señor tiene un juicio por asesinato, por violación, no se sabe, yo voy a votar nulo, dijo Alberto Porlles, de 45 años, mientras observaba a Urresti estrechar la mano de los vecinos de una barriada de Lima.

No obstante, Bruno Chipana, de 65 años, replicó: Queremos un candidato como Urresti, que tenga personalidad, coraje para combatir la delincuencia.

El general retirado dice que en su corazón él sabe que es inocente, pero no descarta el peor de los escenarios. Afirmó que si es condenado se levantará del banquillo, me pondrán las esposas y me llevarán.

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