López Obrador reitera uso de militares para seguridad
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador utilizó su primer día completo en el poder para reiterar su promesa de desplegar a las fuerzas armadas para la seguridad pública, enfrentando así una preocupación crucial: la violencia desenfrenada y el aumento en los homicidios en el país.
En declaraciones el domingo frente a hileras de generales en el Campo Marte, una instalación militar bañada por el sol en uno de los vecindarios más elegantes de la Ciudad de México, el mandatario dijo que la restructuración de las fuerzas armadas es “indispensable” para hacer frente a la difícil tarea de lograr que México sea más seguro.
El plan requiere una reforma constitucional que permitiría que la Infantería de Marina y el Ejército formen una Guardia Nacional para realizar labores policiales en gran parte del país. El mes pasado, la Suprema Corte derogó una controversial ley promulgada el año pasado que creó un marco jurídico similar, determinando que la medida era un intento inconstitucional para normalizar el uso de las fuerzas armadas en la seguridad pública.
La arraigada corrupción e ineficiencia entre las fuerzas policiales ha provocado que desde hace años México se apoye fuertemente en las fuerzas armadas para combatir a los cárteles del narcotráfico en algunas partes del país. Sin embargo, tanto los grupos defensores de los derechos humanos como los comandantes militares han expresado su preocupación por esa misión policial ilimitada.
Erika Guevara Rosas, la directora para las Américas de Amnistía Internacional, ha descrito la seguridad militarizada como un modelo fallido que ha derivado en violaciones graves a los derechos humanos a manos de las fuerzas armadas.
Las esperanzas de que haya un cambio son altas entre los más de 30 millones de mexicanos que votaron por López Obrador en las elecciones del 1 de julio, en las que él obtuvo una victoria por amplio margen y su partido la mayoría en el Congreso. Al mismo tiempo están aumentando los temores entre sus detractores, quienes consideran que tiene tendencias autoritarias que van en aumento.
Si tres o cuatro legisladores más desertan al partido de Morena, al que pertenece López Obrador, tendría una súper mayoría necesaria para aprobar las reformas constitucionales.
Gustavo Madero, destacado senador del opositor Partido Acción Nacional, comentó a The Associated Press que está muy preocupado de que el Congreso apruebe rápidamente los proyectos de ley con poca participación de las partes afectadas y sin un debate público.
“Lo que nosotros vamos a elevar son los costos políticos de los atropellos democráticos, y allí es donde vamos a poder lograr algunas concesiones”, dijo Madero, cuyo tío abuelo fue Francisco I. Madero, un presidente mexicano martirizado a quien López Obrador admira y menciona casi a diario.
López Obrador dijo que pondrá la cuestión de crear una Guardia Nacional en una consulta pública para que de esa forma la gente pueda opinar sobre la decisión, tal como lo hizo sobre si continuar o no con la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, valuado en 13.000 millones de dólares y con una tercera parte de avance.
Poco más del 1% del electorado participó en la consulta sobre el aeropuerto, y la mayoría pidió cancelar el proyecto. En respuesta, el peso y las acciones mexicanas se desplomaron.
Valeria Moy, directora del instituto de investigación “México ¿cómo vamos?”, describió esas consultas públicas como “autoritarismo disfrazado” debido a que los cuestionarios pueden estar diseñados para validar las propuestas del presidente.
Madero dijo que las consultas eran “simulaciones de democracia directa” para legitimar las decisiones que el poder ejecutivo ya tomó.
Durante su campaña López Obrador prometió regresar a los soldados a sus cuarteles en lugar de seguir desplegando a los militares en asuntos internos de seguridad. Desde entonces ha dado marcha atrás en esa promesa y ha dicho que no se dio cuenta de cuán irremediablemente corruptos eran los organismos civiles encargados de hacer respetar la ley.
Además, la misión es crucial. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía registró 31.174 asesinatos en 2017, la mayor cantidad desde que se comenzaron a llevar registros en 1997, incluido de 2001, el año en el que la guerra contra las drogas estaba en su máximo nivel. La tasa de homicidios el año pasado fue de 25 por cada 100.000 habitantes, cerca de los niveles de Brasil y Colombia de 27 por cada 100.000.
López Obrador se comprometió el domingo a reforzar a las fuerzas armadas y a promover programas para que más jóvenes estudien o trabajen en lugar de sucumbir a la tentación de unirse a las organizaciones criminales. También elogió a los generales por haber ascendido de rango desde sus comienzos en la clase trabajadora, señalando que varios eran hijos de comerciantes y agricultores.
“El soldado, el marino, es el pueblo uniformado”, dijo el presidente, repitiendo un refrán usado a menudo.
López Obrador ha seguido trabajando en otras prioridades, como evaluar las opciones para los miles de migrantes centroamericanos que buscan solicitar asilo en Estados Unidos y que actualmente se encuentran en ciudades fronterizas de México como Tijuana y Mexicali.
Andrew Selee, presidente del Instituto de Política Migratoria, comentó a la AP que la migración probablemente vaya a ser el tema más apremiante en la relación entre Estados Unidos y México por algún tiempo.
El presidente mexicano firmó un acuerdo el sábado con sus homólogos de El Salvador, Guatemala y Honduras para trabajar en un plan de desarrollo con el fin de desalentar la migración hacia el norte.
El nuevo secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, viajó el domingo a Washington para reunirse son el secretario de Estado Mike Pompeo.