Romo disfruta su momento en Serie del Caribe, lo otro espera
PANAMÁ (AP) — A Sergio Romo, el pelotero de mayores pergaminos que participa en la Serie del Caribe de béisbol en Panamá, lo persigue una pregunta: ¿Cuál va a ser finalmente su destino en las Grandes Ligas la próxima campaña?
Pero el lanzador de padres mexicanos y que viste el uniforme de los Charros de Jalisco asegura que nada tiene asegurado hasta el momento, a pesar de informes de prensa que señalan que el tres veces ganador de la Serie Mundial con los Gigantes de San Francisco está cerca de sellar un nuevo contrato.
“Todavía no sé. Siguen hablando que hay interés, pero hasta el momento soy de Jalisco, de la selección mexicana aquí en Panamá”, dijo Romo a The Associated Press después de contribuir con un soberbio relevo en la víspera en la victoria 3-2 de los Charros sobre los Leñeros de Las Tunas, de Cuba. “De lo que yo sé, ‘no’”, subrayó.
Romo, de 35 años de edad, acumula 109 rescates en 11 temporadas en las mayores, nueve de ellas las jugó con San Francisco, equipo con el que ganó tres series mundiales en 2010, 2012 y 2014. Fue el cerrador de los Gigantes en la serie del 2012 y al año siguiente registró la mayor cifra de salvamentos, con 38. En 2017 pasó a los Dodgers de Los Ángeles y luego a los Rays de Tampa Bay.
En sus dos últimas temporadas trabajó como relevo corto y hasta se le dio la oportunidad de abrir partidos. En la campaña pasada, con los Rays, terminó con marca de 3-4 y efectividad de 4.14. Es el pelotero con más series mundiales que disputa la Serie del Caribe, después del venezolano Luis Sojo, que jugó el torneo caribeño con los Cardenales de Lara. Sojo ganó cinco anillos de Serie Mundial con los Yanquis de Nueva York.
Precisamente, los Charros se medían el viernes contra los Cardenales, en un choque donde el equipo mexicano se juega la vida, mientras que los venezolanos garantizarán su presencia en la final de la serie caribeña con una victoria.
Romo ha sido dominante en sus dos salidas como relevo en lo que va de la serie y ambas contra Cuba. En el primer choque, que México perdió 3-1, tiró un episodio en blanco y en el segundo, en el que México se impuso 3-2, fue el ganador, al tirar 2.2 episodios, sin permitir hit ni carreras y ponchó a tres.
Romo se golpeó el pecho de alegría en la baja de la novena, al sacar dos outs con un hombre en base y mandar el partido a episodios extras.
El lanzador admitió después que hizo algo que, al menos en este torneo, no solía hacer: extenderse en un relevo más de la cuenta. Sin embargo, él estaba dispuesto a hacerlo.
“Me tocó tirar un poco más a lo que estoy acostumbrado”, dijo Romo. “Uno viene listo para trabajar, para contribuir, es una sensación muy bonita”.
Los Charros, acostumbrados a los largos batazos en su parque en Jalisco, han tenido problemas para mover de la misma manera la pelota en el Rod Carew, de Panamá. Por ello, el que haya hecho sus ajustes en la ofensiva el jueves fue clave, pero el contar con un laureado brazo como el de Romo también fue una garantía.
“Es un juego de eliminación, no teníamos margen de error”, señaló el manager de los Charros, Roberto Vizcarra, a la AP. “Sabíamos de la calidad y gran disponibilidad de Romo”.