Pence visita instalaciones de detención de migrantes

Pence visita instalaciones de detención de migrantes
La caravana de vehículos del vicepresidente Mike Pence ingresa a una instalación para migrantes detenidos en Donna, Texas, el viernes 12 de julio de 2019. (Joel Martínez/The Monitor vía AP)

WASHINGTON (AP) — El vicepresidente Mike Pence recorrió el viernes dos instalaciones de detención en la frontera de Texas para mostrar que el gobierno trata adecuadamente a los migrantes, incluyendo una visita a una estación donde cientos de hombres estaban hacinados en jaulas sin catres.

Los migrantes enjaulados se encontraban en un área en la estación de la Patrulla Fronteriza en McAllen. Cuando vieron llegar a los reporteros, muchos comenzaron a gritar, diciendo que estaban allí desde hace 40 días o más y que tenían hambre y querían lavarse los dientes. Los agentes que vigilaban las jaulas portaban máscaras.

El grupo de periodistas que cubrían al vicepresidente fue obligado a retirarse en 90 segundos.

“Esto es duro”, reconoció Pence en una conferencia de prensa posterior. “Sabía que veríamos un sistema sobrepoblado. Está abrumado, y por eso el Congreso tiene que actuar”.

Un reportero de The Washington Post dijo que las jaulas estaban tan atestadas que era imposible que todos los hombres se acostaran sobre el concreto.

La escena se parecía a lo que un inspector general describió en un duro informe entregado la semana pasada luego de visitas a instalaciones de la Patrulla Fronteriza cerca del río Bravo, incluyendo la que Pence vio. Un alto administrador gubernamental consideró que la situación es una “bomba de tiempo activa”, según fue citado en el informe.

Michael Banks, el agente a cargo de la estación de McAllen visitada por Pence, dijo que a los hombres detenidos allí se les permite lavarse los dientes una vez al día. Indicó que se les dio desodorante después de bañarse, pero reconoció que muchos de ellos no se habían bañado en 10 o 20 días. Dijo también que lo más que alguno de ellos había estado allí eran 32 días.

El presidente Donald Trump señaló horas antes que había enviado a Pence a la frontera para desmentir los reportes de que las condiciones en los centros de detención de migrantes son pésimas.

“Están muy llenos porque tenemos mucha gente, pero están en buen estado”, afirmó Trump. Se quejó de que el New York Times había reportado “falsamente” sobre las condiciones imperantes.

Horas antes en su gira, Pence visitó otras instalaciones de detención con una serie de tiendas blancas grandes donde la mayoría de los detenidos descansaban sobre tapetes similares a los utilizados en jardines de niños, y para cubrirse contaban con mantas térmicas de aluminio. Muchas de las familias serían liberadas en un máximo de 72 horas.

El vicepresidente les dijo a los reporteros que todas las familias con las que habló allí le dijeron que las estaban tratando bien.

“Y aunque escuchamos a algunos demócratas en Washington, D.C., referirse a las instalaciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza como ‘campos de concentración’, lo que vimos hoy fue una instalación que proporciona atención de la que todo estadounidense estaría orgulloso”, afirmó Pence.

Tras visitar el segundo sitio, el vicepresidente hizo una evaluación menos positiva. Enfatizó que había pedido un mayor gasto del Departamento de Seguridad Nacional debido a la situación de hacinamiento, incluyendo un paquete de ayuda humanitaria de 4.600 millones de dólares que el Congreso aprobó recientemente.

El gobierno de Trump también ha enfrentado críticas por las condiciones dentro de una estación de la Patrulla Fronteriza en Clint, Texas, donde se encontró a niños en condiciones de suciedad y cuidando a niños de menor edad en medio del hacinamiento. Cinco niños inmigrantes han muerto desde fines del año pasado tras haber sido detenidos por el gobierno.

Familias centroamericanas que huyen de la violencia, la pobreza y la sequía han estado llegando a Estados Unidos en cifras récord este año, alcanzando su nivel más elevado en mayo, cuando la Patrulla Fronteriza detuvo a casi 133.000 personas. Las instalaciones para mantener detenidos a los adultos y los niños se llenaron rápidamente, obligando a muchos migrantes a languidecer en sitios inadecuados de la Patrulla Fronteriza mucho más tiempo que las 72 horas que la ley requiere normalmente.

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