El ciclista que sueña con ser presidente de Uruguay

El ciclista que sueña con ser presidente de Uruguay
Un vehículo con la imagen del candidato presidencial uruguayo Daniel Martínez, de la coalición oficialista de izquierda Frente Amplio, está estacionado durante un evento de campaña en Juan Lacaze, Uruguay, el domingo 20 de octubre de 2019. (AP Foto/Matilde Campodonico)

MONTEVIDEO (AP) — En bicicleta, con un casco de ciclista y un chaleco fluorescente. Así llegó Daniel Martínez a su primer día de trabajo como alcalde de Montevideo en 2015. Había pedaleado diez kilómetros desde su casa, en una ubicación privilegiada de la ciudad frente al Río de la Plata, hasta su oficina de alcalde en pleno centro. No fue mucho para un hombre que cada fin de semana intenta reservarse el tiempo para pedalear 50 kilómetros.

Cultor meticuloso de un estilo de vida saludable, en la campaña electoral que lo tiene como uno de los dos favoritos para ser el nuevo presidente de Uruguay, Martínez, de 62 años, recorre el país con una colchoneta donde cada noche antes de dormir hace lagartijas y otros ejercicios. Tiene el hábito de comer sano, poco y cada espacios regulares de tiempo. En una entrevista en febrero, ya en carrera para ser presidente, interrumpió la charla para almorzar a la hora determinada una pequeña porción de verduras cocidas y una única galletita de salvado que extrajo de un paquete que guardaba en su escritorio.

Martínez, que es ingeniero, es el candidato de la coalición oficialista de izquierda Frente Amplio, que lleva en el gobierno 15 años y va por su cuarto triunfo consecutivo en las elecciones del próximo 27 de octubre.

Su carrera política ha estado jalonada por una serie de conquistas y éxitos: fue presidente del sindicato de la petrolera estatal y luego integró la dirección de la central obrera. Por unos años abandonó el sindicalismo y se dedicó a la vida empresarial privada, donde le fue muy bien (ha declarado tener un patrimonio de 1,5 millones de dólares). Luego ingresó a la política y fue presidente de la petrolera donde había trabajado, senador, ministro de Industria y Energía y alcalde de la capital.

Eduardo Fernández lo conoció en 1981, cuando ambos eran dirigentes sindicales y militaban en la clandestinidad contra la dictadura militar que gobernaba el país. Luego fue su compañero en el Partido Socialista y uno de sus colaboradores más cercanos cuando fue alcalde. “Siempre le envidié la inteligencia. Cuando estaba en la facultada de ingeniería, no necesitaba estudiar para salvar los exámenes de matemáticas. Es súper inteligente, tiene una gran capacidad para razonar y para mirar hacia adelante”.

La candidatura presidencial de Martínez tiene que ver con los éxitos de su ascendente carrera pero también con un factor externo: el envejecimiento de los tres grandes líderes que ha tenido el Frente Amplio en los últimos 20 años: el actual presidente Tabaré Vázquez, su antecesor José Mujica y el actual ministro de economía, Danilo Astori, quien ha manejado las finanzas del país en los tres gobiernos de izquierda.

Vázquez, de 79 años, no podía aspirar a una reelección directa, prohibida por la Constitución. Mujica, de 84 años, coqueteó con la idea de volver a ser el candidato del Frente Amplio, pero finalmente la descartó por su avanzada edad. Astori, de 79 años, también consideró postularse, pero sus apoyos internos han menguado en los últimos años y no encontró el respaldo suficiente. Fuera de carrera los tres líderes históricos, se abrió el lugar para Martínez, que triunfó con comodidad en las elecciones internas.

“Martínez ha mejorado como político, es muy autocrítico y ha aprendido mucho. Pero no es un líder, es un cuadro técnico del Frente Amplio que se fue transformando en político. La vejez de los tres grandes líderes de la coalición le ha dado una oportunidad y su gestión como alcalde lo catapultó como el candidato, en escenario de renovación generacional”, dijo el politólogo Daniel Chasquetti a The Associated Press.

El exalcalde ciclista representa a las corrientes más moderadas y centroizquierdistas de una coalición que reúne desde socialdemócratas hasta marxistas, pasando por demócratas cristianos y exguerrilleros. “Si gana la elección, quizás logre ser el líder el Frente Amplio. Pero si pierde, no tengo clara cuál va a ser su perspectiva”, dijo el politólogo.

Consciente de esa debilidad, Martínez repite que las decisiones en la campaña las toma él. Y para mostrarlo, eligió como su compañera de fórmula a una edil apenas conocida. En la campaña, destaca los logros sociales que ha tenido el Frente Amplio en estos 15 años, la reducción de la pobreza, el aumento en los salarios, el crecimiento de la economía y las leyes sancionadas que consagran derechos de las minorías.

“Tenemos la posibilidad de volver al pasado o de seguir en un proceso de cambios y justicia social”, dijo en el debate televisivo que lo enfrentó a su principal rival, el opositor de centro Luis Lacalle Pou.

El candidato oficialista carga sobre sus espaladas el tener que defender la gestión de un gobierno que ha tenido problemas. En el último lustro hubo sonados casos de corrupción que obligaron a renunciar al vicepresidente Raúl Sendic, la economía dejó de crecer, el empleo cayó, el déficit fiscal trepó al 4,9% y los homicidios llegaron a 414 en 2018, un récord histórico.

“Martínez me parece buena gente, pero no lo voto porque no quiero que gane el Frente Amplio y que aparezcan algunos de los sinvergüenzas de este gobierno”, dijo a la AP Susana López, una empleada de comercio de 60 años.

Otros, aun críticos con el Frente Amplio, consideran que sigue siendo la mejor opción: “El Frente se equivocó en muchas cosas, pero de las opciones que hay sólo Martínez me genera confianza”, afirmó Luis Silva, funcionario público de 37 años.

Según todas las encuestas, Martínez encabeza las preferencias con un porcentaje que oscila entre el 30% y el 41%, según el sondeo. Lacalle ocupa el segundo lugar en todas las mediciones con una intención de voto de entre 23% y 28%.

Los analistas descartan una segunda vuelta en noviembre ya que ninguno de los candidatos lograría obtener el 50% más uno de los votos, el único camino para llegar a la presidencia en octubre.

Las últimas tres elecciones se definieron en una segunda vuelta entre el Frente Amplio y el Partido Nacional, con victoria de la coalición de izquierda en los tres casos.

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