Reseña: “Crip Camp” revisa movimiento por discapacitados

Reseña: “Crip Camp” revisa movimiento por discapacitados
Denise Jacobson, izquierda, y Neil Jacobson en una escena del documental "Crip Camp: A Disability Revolution" en una imagen proporcionada por Netflix. (Netflix vía AP)

Si buscas algo verdaderamente inspirador para distraerte del estado actual de las cosas en el mundo, el documental de Netflix “Crip Camp: A Disability Revolution” podría ser lo que necesitas. La película se enfoca en un campamento de verano idílico para niños y adolescentes con discapacidad en las montañas Catskill a comienzos de la década de los 70 que resultó ser el punto de partida para el movimiento moderno en por los derechos de las personas con discapacidad.

Ubicado a poca distancia de Woodstock, Camp Jened era en 1971 un lugar acogedor y emocionante para un grupo de niños y adolescentes con discapacidades que iban de polio a parálisis cerebral. En casa, cuando la ley no ofrecía protecciones o garantías de igualdad, sus discapacidades ocupaban toda su vida. Los miembros del campamento, ahora adultos, describen cómo eran excluidos de muchas actividades de una infancia normal, como los deportes o la escuela. Pero en el campamento podían experimentar cómo era ser simplemente un niño. Nadaban, tenían citas, hacían deporte, bromeaban, debatían y lograron ser un grupo vibrante de gente que veía primero a las personas, no su discapacidad.

Los directores Nicole Newham y James LeBrecht, un diseñador de sonido y mezclador de Hollywood que estuvo alguna vez en el campamento Jened, usan imágenes de hace casi 40 años, fotografías y entrevistas actuales para darle vida a ese espacio tan especial. El campamento no sólo era algo que ansiaban cada año, a los niños les ayudaba ver, como dice uno de ellos, que sus vidas podían mejorar. La idea era suficiente para impulsar a algunos campistas a una vida de activismo que resultó en cambios reales y positivos para la gente viviendo con discapacidades.

Judy Heumann, quien era campista de Jened y después asesora, se convertiría en una figura prominente en la lucha por los derechos de las personas con discapacidad mientras que ella y otros lograron entrar a estudair a Berkeley y aprendieron sobre el arte de protesta. En Nueva York, un grupo pequeño de personas, muchas en silla de ruedas, logró detener la ciudad al bloquear un cruce. En otro, el plantón “504” más de 100 personas de la comunidad con discapacidad, ocuparon las oficinas locales del Departamento de Salud Bienestar y Educación por 25 días para exigir al gobierno de Carter garantías para sus derechos civiles.

Es una revisión necesaria y sobra a un pasado relativamente reciente en el que Estados Unidos trataba a las personas con discapacidad apenas como humanos. Los ejemplos de su exclusión sistémica de la sociedad, desde lo aparentemente pequeño (como ser ahuyentados de heladerías) a los mayores (como ser discriminados para empleos) son espantosos. En un audio se escucha a Richard Nixon quejarse del costo de instalar rampas y elevadores en el transporte público, preguntándose cuánta gente se beneficiaría por esto. En otro video escandaloso de un noticiero con un joven Geraldo Rivera se ve las condiciones terribles de Willowbrook, una institución estatal en Nueva York para gente con discapacidad.

Pero lo que hace que “Crip Camp”, la cual fue producida por Barack y Michelle Obama, sea tan maravillosa son las personas que asistieron al campamento hace tantos años y la felicidad que se ve en sus rostros al recordar esos días de juventud. Es una historia que vale la pena más allá de la lucha por los derechos civiles. Nunca se sabe de dónde puede provenir la inspiración y el empoderamiento, a veces puede ser un campamento hippie en las montañas Catskill.

“Crip Camp: A Disability Revolution”, un estreno de Netflix, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años vayan acompañados de un tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por su lenguaje, incluyendo referencias sexuales. Duración: 106 minutos. Tres estrellas y media de cuatro.

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Lindsey Bahr está en Twitter como www.twitter.com/ldbahr.

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