Bolsonaro enfrenta rebelión de gobernadores por coronavirus

Bolsonaro enfrenta rebelión de gobernadores por coronavirus
Un agente monta guardia en un mercado mientras un voluntario con una mascarilla se retira después de distribuir jabón y detergente para evitar la propagación del coronavirus en el barrio pobre de Rocinha, en el estado de Río de Janeiro, Brasil, el martes 24 de marzo de 2020. (AP Foto/Leo Correa)

SAO PAULO (AP) — Los gobernadores de Brasil rechazaron la exhortación del presidente Jair Bolsonaro para que la vida regrese a la normalidad previa a la aparición del coronavirus, diciendo que la propuesta del mandatario de reabrir escuelas y empresas contraviene las recomendaciones de los expertos de salud y pone en peligro a la población más numerosa de América Latina.

Los gobernadores, muchos de los cuales han adoptado medidas estrictas para limitar las concentraciones de personas en sus estados, desobedecieron las instrucciones que el mandatario emitió el martes en un discurso a nivel nacional de que levanten esas restricciones y dispongan el aislamiento sólo para los adultos mayores y quienes tengan problemas de salud subyacentes.

Los gobernadores no son los únicos rebeldes. El Supremo Tribunal Federal ratificó los planes contra el virus que Bolsonaro había impugnado. Los titulares de ambas cámaras legislativas censuraron el discurso televisado del presidente. Diversas compañías donaron materiales para las acciones estatales contra el COVID-19. E incluso algunos de los firmes partidarios del presidente se han sumado a los detractores.

En una videoconferencia el miércoles entre Bolsonaro y los gobernadores de la región suroriental de Brasil, el de Sao Paulo, João Doria, amenazó con demandar al gobierno federal si intentaba interferir en sus acciones de combate al virus, según el video de su reunión privada al que tuvo acceso The Associated Press.

“Estamos aquí, los cuatro gobernadores de la región suroriental, por respeto a Brasil y los brasileños, y por respeto al diálogo y el entendimiento”, dijo Doria, que apoyó la campaña presidencial de Bolsonaro en 2018. “Pero usted es el presidente y debe poner el ejemplo. Usted debe ser el representante para comandar, guiar y dirigir a este país, no dividirlo”.

Bolsonaro respondió acusando a Doria de sacar provecho de él para ganar la gobernación y después darle la espalda.

“Si usted no se interpone, Brasil despegará y saldrá de la crisis. Deje de hacer campaña”, afirmó el presidente derechista.

Bolsonaro arguye que una paralización de actividades podría perjudicar mucho la economía ya de por sí golpeada del país, y desatar una agitación social de peores consecuencias que enfrentar el virus solamente con medidas limitadas de aislamiento. El mandatario les dijo a los reporteros en la capital Brasilia que ha escuchado a su colega estadounidense Donald Trump y considera que los enfoques de ambos son bastante similares.

“¿Qué debe hacerse? Poner a la gente a trabajar. Cuidar a los ancianos, a quienes tengan problemas de salud. Pero nada más que eso”, afirmó Bolsonaro. “Si nos acobardamos, si optamos por el discurso fácil, que todos se queden en casa, será el caos. Nadie producirá nada, habrá desempleo, se vaciarán los refrigeradores, nadie podrá pagar sus facturas”.

Bolsonaro ha encontrado cierto apoyo entre su base —el hashtag #BolsonaroTieneRazón marcó tendencia en el Twitter de Brasil—, pero ese respaldo se ha visto acallado en público debido a una semana de protestas nocturnas de muchos que se pusieron en cuarentena voluntaria, y que hacen sonar ollas y cacerolas desde sus ventanas.

El gobierno de Bolsonaro también ha enfrentado las críticas de economistas, incluyendo a Armínio Fraga, exgobernador del banco central, y Claudio Ferraz, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro.

“Brasil está siendo testigo de algo único, una insurrección de gobernadores”, escribió Ferraz en Twitter. “Este será un nuevo tema en la ciencia política: los controles y contrapesos de los gobernadores en un Sistema Federal”.

Candido Bracher, presidente del mayor banco privado de Brasil, Itaú Unibanco, censuró la forma en que Bolsonaro ha manejado la crisis durante una entrevista con el periódico O Globo publicada el miércoles. Su banco y compañías como la gigante petrolera Petrobras, la minera de hierro Vale y la cervecera Ambev han entregado grandes donaciones a gobiernos estatales para contribuir al combate del coronavirus.

El gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, otro exaliado de Bolsonaro, le dijo al presidente en la videoconferencia que no atendería el llamado del mandatario de flexibilizar los protocolos de distanciamiento social.

La semana pasada, el gobernador anunció que cerraría aeropuertos y carreteras interestatales, medidas que Bolsonaro anuló por decreto con el argumento de que su adopción sólo compete al gobierno federal. Para cuando el presidente salió al aire el martes en la noche, un ministro del Supremo Tribunal Federal ya había fallado a favor de Witzel y los gobernadores.

Dos días antes, el máximo tribunal del país emitió otro fallo que autoriza al estado de Sao Paulo a suspender los reembolsos al gobierno federal de una deuda por 400 millones de dólares para que pueda reforzar su sector de salud. La decisión podría sentar un precedente para otros estados.

Hasta el miércoles, Brasil tenía unos 2.400 casos confirmados de coronavirus y 57 muertes relacionadas con el brote. Los expertos afirman que las cifras podrían aumentar en abril y provocar un desplome del sistema de atención a la salud del país. Existe preocupación particular sobre los posibles perjuicios que el virus pudiera acarrear a las favelas, vecindarios de gran densidad de población y bajos ingresos.

En la mayoría de las personas, el nuevo coronavirus causa síntomas leves o moderados, como fiebre y tos que desaparecen en dos o tres semanas. Sin embargo, en algunas personas, en especial los adultos mayores y gente con otros problemas de salud, puede provocar complicaciones graves, incluyendo neumonía, y la muerte.

Sao Paulo, el motor económico de Brasil, registra la mayoría de los casos de coronavirus. Sao Paulo está en cuarentena parcial desde el martes: la mayoría de las escuelas y universidades fueron cerradas y las actividades no esenciales suspendidas durante más de 10 días. El estado de Río ha adoptado medidas similares, entre ellas el cierre de sus playas.

Otros gobernadores que no habían expresado críticas han comenzado a hacerlo.

El gobernador del estado de Goiás, el doctor Ronaldo Caiado, que había sido aliado cercano de Bolsonaro, dijo el miércoles a la prensa que está redefiniendo la relación entre ambos.

“No puedo permitir que el presidente se lave las manos y responsabilice a otros del derrumbe económico y la pérdida de empleos que se vienen”, declaró Caiado. “Ese no debe ser el proceder de un gobernante”.

Caiado participó el miércoles en la noche en una reunión de los 26 gobernadores de Brasil para coordinar sus acciones. El gobierno federal no fue invitado.

El gobernador de Santa Catarina, Carlos Moisés, cuyo estado le dio casi el 80% de sus votos a Bolsonaro en la segunda vuelta presidencial de 2018, emitió un comunicado en el que se dijo “sorprendido” por el discurso del mandatario. Moisés señaló que insistirá en que los habitantes permanezcan en casa durante la pandemia, al contrario de la recomendación del presidente.

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El periodista de The Associated Press Mauricio Savarese informó desde Sao Paulo, y el periodista David Biller, también de la AP, desde Río de Janeiro.

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