Crisis política amenaza respuesta a pandemia en Brasil

Crisis política amenaza respuesta a pandemia en Brasil
El presidente Jair Bolsonaro sale del Palacio Alvorada tras hablar con la prensa, en Brasilia, Brasil, el lunes 27 de abril de 2020. (AP foto/Eraldo Peres)

RÍO DE JANEIRO (AP) — Mientras Brasil se enfila hacia la cresta de una emergencia de salud y hacia un colapso económico, el presidente Jair Bolsonaro ha agregado un tercer ingrediente a la mezcla tóxica: una crisis política. Aun si esto no acelera su caída, hará que los brasileños sean más vulnerables a la pandemia.

La decisión de Bolsonaro de la semana pasada de reemplazar al jefe de la policía federal — y enfadar a su popular ministro de Justicia, Sérgio Moro, quien rápidamente dimitió y alegó irregularidad — ha provocado una investigación de las acciones del presidente que será realizada por la misma policía federal. El escándalo ya amenaza con reemplazar al coronavirus como el tema más urgente del día.

"Divide la atención del gobierno y la sociedad, y drena esfuerzos y energía que, en un momento tan grave de pandemia, deberían concentrarse exclusivamente en las labores para combatir el COVID-19", dijo Paulo Calmon, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Brasilia.

Durante el anuncio de su renuncia el viernes, Moro dijo que Bolsonaro le comentó en múltiples ocasiones que quería reemplazar al jefe de la policía federal con alguien que le diera acceso a investigaciones policiales, algunas de las cuales presumiblemente se centraban en uno o más de los hijos del presidente. Eso lanzó al gobierno a una turbulencia política que provocó que el propio procurador general de Bolsonaro pidiera una investigación del Supremo Tribunal Federal. Molestos, los brasileños, apegados a las recomendaciones del gobierno de quedarse en casa por el virus, golpearon ollas y sartenes desde sus ventanas en señal de protesta.

El juez Celso de Mello autorizó el lunes que se investigaran las acciones de Bolsonaro, incluyendo posibles delitos de coerción y corrupción, y dio 60 días a la Policía Federal para interrogar a Moro.

“El presidente de la república —quien también está sujeto a las leyes, como cualquier otro ciudadano de este país— no está exonerado de la responsabilidad penal derivada de sus actos”, escribió Mello en su decisión, publicada en el portal del tribunal supremo.

La investigación criminal y la renuncia de Moro amenazan con debilitar la posición de Bolsonaro en un momento en que ya ha sido atacado por oponerse a declarar medidas para controlar la propagación del coronavirus. Más de 71.000 brasileños se han infectado y por lo menos 5.000 han muerto — conteos muy por debajo de la realidad según los expertos, que señalan la falta de pruebas del país. Bolsonaro también despidió a su popular ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, quien había apoyado las medidas de cuarentena implementadas por gobernadores estatales.

Margareth Dalcolmo, investigadora clínica y profesora de medicina respiratoria en la fundación Oswaldo Cruz, dijo que esa “ambivalencia” e inconsistencias del gobierno de Bolsonaro han allanado el camino para “la tragedia humanitaria más grande que hayamos visto en Brasil”.

“Corremos contra reloj en una forma caótica”, dijo el martes Dalcolmo a un panel por internet patrocinado por el Centro Wilson, con sede en Washington. “Debimos haber aprendido más de los países que nos precedieron y no lo hicimos”.

Bolsonaro ha dicho que el COVID-19 es una “gripita" y dijo que las medidas estatales que han cerrado todo con excepción de los negocios esenciales causarán mucho más daño que permitir que la enfermedad se propague mientras se aísla únicamente a los brasileños más vulnerables, como las personas mayores y quienes tienen problemas de salud. El recién nombrado ministro de Salud de Bolsonaro, Nelson Teich, en su primer discurso a la nación, se declaró “totalmente alineado” con el presidente y agregó que “la salud y la economía son complementarias”.

El Fondo Monetario Internacional pronosticó este mes que el PIB de Brasil se hundirá 5,3% en 2020. Sería la mayor caída en un año desde por lo menos 1901, cuando iniciaron los informes de datos nacionales del instituto de economía del gobierno. Brasil se contrajo 2% en 1918, el año de la pandemia de la gripe española, según el instituto.

Las salidas de Mandetta y Moro expusieron las divisiones dentro del gobierno de Bolsonaro, además de las fisuras entre él y los gobernadores, y con la legislatura, dijo Calmon.

“Estas divisiones debilitan aún más la capacidad de respuesta del gobierno, sobre todo en el sistema de salud que ya estaba considerablemente golpeado por la crisis económica”, agregó.

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El periodista de AP Joshua Goodman contribuyó desde Miami.

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