Radio y TV, alternativa educativa en zonas pobres de AL

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Radio y TV, alternativa educativa en zonas pobres de AL
Diana López ofrece una clase de una hora a través de la radio Bacata Stereo durante la pandemia del coronavirus en Funza, Colombia, el 13 de mayo del 2020. “No queremos que los niños pierdan los hábitos del estudio”, dice López, una maestra que ayuda a producir un programa diario para niños de la escuela primaria confinados a sus casas por la pandemia y que no tienen acceso a la internent. “La radio les da un espacio para fortalecer la lectura y escritura. Y les muestra que sus profesores están con ellos”. imparts a one-hour class through Bacata Stereo radio station during the lockdown to prevent the spread of the new coronavirus in Funza, Colombia, Wednesday, May 13, 2020. While schools are closed during the lockdown to curb the spread of COVID-19, teachers in the municipality of Funza broadcast their lessons through the radio station because many students do not have access to the Internet. (AP Photo/Fernando Vergara)

FUNZA, Colombia (AP) — En una pequeña granja cerca de Bogotá, Marlene Beltrán toma su regla y sus crayones. Prende la radio, se sienta en una tambaleante mesa de madera y ayuda a su hermanito de cinco años a hacer cubos de papel y decorarlos con dibujos que cuentan una historia.

Los Beltrán son trabajadores del campo y no tienen conexión de internet. Pero unas sesiones educativas radiales de una hora promovidas por las autoridades municipales mantienen ocupados a sus hijos, hasta cierto grado, mientras las escuelas están cerradas por la pandemia del coronavirus.

Estas transmisiones alguna vez fueron usadas ampliamente en América Latina para enseñar cosas básicas de matemáticas y a leer y escribir en las zonas rurales. Y ahora están ganando nuevamente popularidad en medio de los confinamientos asociados con el virus, sobre todo en las regiones donde no hay buena señal de internet.

“No queremos que los niños pierdan los hábitos del estudio”, dice Diana López, una maestra de Funza que ayuda a producir un programa diario para niños de la escuela primaria. Su municipio en las afueras de Bogotá tiene 10.000 alumnos de escuelas públicas, un tercio de los cuales no tienen computadoras ni internet en sus casas.

“La radio les da un espacio para fortalecer la lectura y escritura. Y les muestra que sus profesores están con ellos”, indicó López.

Mientras que los niños de Estados Unidos y Europa reciben clases a partir de plataformas de internet y videollamadas, los problemas de conexión en los barrios pobres y los pueblos rurales de América Latina obligan a los gobiernos a buscar soluciones alternativas.

Los ministerios de educación de varios países elaboraron programas de educación a distancia para los alumnos con acceso a la internet. Pero muchos países también están invirtiendo en transmisiones de radio y televisión para llegar a comunidades de bajos ingresos.

En Haití, donde solo un tercio de la población tiene acceso a la internet, el gobierno impulsa programas radiales educativos en las emisoras estatales.

Niños de comunidades urbanas pobres de Ecuador ven programas de televisión que dan tareas que luego llevan a sus escuelas para que las corrijan sus maestros.

En Cuba, donde casi no existen las conexiones domésticas a la internet, los canales estatales ofrecen horas de programas educativos diariamente, divididos en segmentos de media hora dedicados a materias y grados específicos.

Una cuarta parte de los alumnos de escuelas públicas de Chile viven en zonas rurales y maestros afiliados a Teach for All --un programa educativo mundial-- emiten podcasts diarios de media hora que son difundidos por más de 200 emisoras. El contenido es grabado por los maestros en sus teléfonos y un editor profesional agrega música y otros efectos. Los programas abarcan ciencias, matemáticas, historia y redacción, e incluyen radio novelas y entrevistas con invitados.

“Es muy difícil saber cuánto están aprendiendo los niños”, dijo Tomás Recart, director de Enseña Chile, agrupación afiliada a Teach for All que apoya los programas radiales educativos. “Pero queremos que cada persona que escuche estos programas se maraville con lo que es el aprendizaje. La mayor dificultad es cuando un estudiante está en el hogar aburrido o abrumado. ¿Cómo le damos algún tipo de motivación para que siga aprendiendo?”.

Un estudio de este año del Banco Interamericano de Desarrollo dice que el 86% de los alumnos de zonas rurales de Chile tienen acceso a la internet en sus casas, lo que hace de Chile uno de los países mejor conectados. En Colombia, México y Perú menos del 35% de los alumnos del campo tienen acceso a la internet, según el BID.

En las zonas rurales de Brasil casi no hay conexiones domésticas a la internet y las familias usan teléfonos móviles para tener acceso. Esto hizo que algunos gobiernos estatales distribuyan tarjetas de SIM con planes de datos para que los chicos puedan acceder a plataformas de aprendizaje online, de acuerdo con Claudia Costin, directora de un centro que se enfoca en innovaciones educativas de la Universidad Getulio Vargas.

“La desigualdad en el ámbito educativo ya era enorme antes de la pandemia”, dijo Costa, quien instruye a decenas de funcionarios de educación acerca de la enseñanza a distancia durante la pandemia.

Afirmó que se ha hecho “un importante esfuerzo” para llegar a las comunidades de bajos ingresos.

Sabine Rieble-Aubourg, especialista en temas educativos del BID, dice que se seguirá ofreciendo instrucción a distancia el resto del año, por más que reabran las escuelas, para limitar la cantidad de alumnos en las aulas.

La crisis sanitaria podría hacer que los gobiernos mejoren las conexiones, además del contenido, según ella.

“Algunos países usan lo que esté disponible y sea gratis”, manifestó. “A medida que volvemos a la normalidad, tendrán que preparar un mejor contenido, asegurándose de que está dirigido a los distintos grados y encaja en los programas educativos nacionales”.

Hasta que suceda eso, los maestros más motivados están aportando soluciones improvisadas para llegar a sus estudiantes.

En Manaos, en lo profundo de la selva amazónica brasileña, la maestra de primaria Andreza Nascimento filma videos diarios con lecciones para sus alumnos de seis y ocho años, usando disfraces y otros elementos.

“Algunos días tal vez no tengan internet”, dijo Nascimento, quien distribuye sus videos vía WhatsApp. “Pero a los chicos les gusta la tecnología y yo trato de hacer videos divertidos”.

Amparo Ramos, maestra de jardín de infantes de Funza, dice que ha pagado de su propio bolsillo para imprimir planes de estudio para las familias sin internet.

También usa WhatsApp para enviar a los padres lecciones y breves videos con juegos educativos que pueden jugar con sus hijos, parecidos a los que emplea en el aula.

“Ha sido bastante trabajo, pero hacemos todo lo que sea por nuestros estudiantes”, dijo Ramos. “En tecnología estamos muy atrasados. Entonces nos toca buscar estrategias para llegar a ellos”.

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Los reporteros de la Associated Press David Biller (Río de Janeiro), Andrea Rodríguez (La Habana) y Gonzalo Solano (Quito) colaboraron en este despacho.

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