Indígenas armados patrullan tierras ancestrales en Brasil

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Indígenas armados patrullan tierras ancestrales en Brasil
Decenas de indígenas teneteara reciben instrucciones antes de iniciar un patrullaje de sus tierras en el Alto Río Guama del estado brasileño de Pará el 8 de septiembre del 2020. Los indígenas resisten la invasión de sus tierras por parte de mineros y taladores ilegales, y de hacendados que quieren usar las tierras para la agricultura y la ganadería. (AP Photo/Eraldo Peres)

TERRITORIO INDÍGENA DEL ALTO RÍO GUAMA, Brasil (AP) — Poco después del amanecer, indígenas de la tribu tembé empezaron a prepararse para los importantes días que se avecinaban. Bailaron, cantaron y lucieron camisetas negras antes de internarse en motos en la selva amazónica brasileña.

Se consideran “guardianes de la selva” y se fijaron la misión de encontrar y expulsar a los mineros y taladores que operan ilegalmente en su territorio en la parte oriental del este del estado de Pará. Llevan siempre camisetas negras con el nombre del grupo, Ka’Azar, que quiere decir “dueños de la selva”.

“Por mucho tiempo, desde que nací, escucho a mi padre y a los mayores hablar de la necesidad de sacar a los taladores de nuestras tierras”, dijo Ronaldo Tembé, de 21 años y miembro de una patrulla de 40 indígenas. “Tratamos de combatir la deforestación en nuestra reserva, que es cada vez más precaria”.

Los tembé empezaron estas patrullas el año pasado, en que las crecientes invasiones de sus territorios y la pasividad del gobierno de Jair Bolsonaro los empujaron a tomar medidas. Suspendidos durante la pandemia, los patrullajes fueron reanudados la semana pasada.

“Creamos los guardianes, gente joven que puede vigilar la tierra, para que detecten dónde están las invasiones y los taladores ilegales”, dijo el anciano Sérgio Tembé, quien sostuvo que el firme apoyo de Bolsonaro al desarrollo de la Amazonía alentó estas actividades ilegales.

Acompañados por un fotógrafo de la Associated Press, los hombres condujeron cuatro horas hasta que escucharon el ladrido de perros a la distancia. Dejaron sus motos y caminaron por un sendero, hasta que encontraron individuos con pantalonetas y sandalias junto a un enorme árbol derribado.

Altemir Freitas Mota, de 52 años, aseguró que ellos no habían derribado el árbol y que simplemente recogían mimbre para hacer escobas y sillas. Pero admitieron haber visto taladores y, rodeados de indígenas tembé con rifles y machetes, aceptaron llevarlos hasta su campamento.

La deforestación de la Amazonía brasileña alcanzó niveles que no se veían desde hacía 14 años en los 12 meses de agosto a julio, según informes preliminares de la agencia espacial brasileña. Se calcula que la Amazonía brasileña perdió 9.216 kilómetros cuadrados (3.558 millas cuadradas) de vegetación en ese período.

Bolsonaro ha dicho en numerosas ocasiones que le parece absurdo que pequeños grupos de indígenas controlen grandes extensiones de la selva. El territorio de los tembé en el Alto Río Guama abarca 2.800 kilómetros cuadrados (1.080 millas cuadradas) y tiene unos 1.700 habitantes, de acuerdo con el Instituto Socio-Ambiental. Los tembé son la comunidad teneteara más al oeste de Brasil.

“Nadie se opone a darles la debida protección y tierras a nuestros hermanos indígenas, pero la forma en que se hizo es bastante abusiva”, sostuvo Bolsonaro este año.

El mandatario criticó asimismo a la entidad reguladora del medio ambiente en Brasil, IBAMA, por confiscar o quemar el equipo de los taladores ilegales, lo que está permitido por la ley. Su gobierno presentó hace poco el presupuesto del 2021, que contempla una reducción del 25% en los fondos para IBAMA respecto al 2018, el último año del gobierno previo.

Sérgio Tembé, un líder tribal, declaró a la AP que la postura de Bolsonaro envalentonó a bandidos a explotar las tierras indígenas. Luego le dijo a Bolsonaro:

“Nuestras tierras han sido invadidas, presidente, porque usted les dio incentivos a los taladores, a los usurpadores de tierras. Déje de hacer eso, presidente. Tiene que respetarnos”.

Al principio, los tembé destruyeron los tractores y otros equipos pesados de los invasores, pero ello generó amenazas de muerte e intentos de emboscadas. En septiembre del año pasado fiscales pidieron a la policía federal que protegiese a los tembé de los ataques de los taladores. Recomendaron asimismo que los tembé se limitasen a vigilar y a alertar a las autoridades acerca de cualquier invasión.

Solo vigilar la zona también puede ser peligroso en una región donde hay escaso control de las autoridades y donde los delincuentes apelan a menudo a los asesinatos. Varios miembros de patrullas de los guajajara en el estado vecino de Maranhao fueron asesinados en el último año.

Mota, el individuo que condujo a los tembé al campamento de taladores, les dijo que estos estaban desarmados. De todos modos, los tembé tenían sus rifles listos durante una caminata de una hora por la selva. A medida que se acercaban, pararon para analizar la estrategia a seguir y algunos se pintaron los rostros con aceite rojo de semillas de achiote.

Llegaron a un sector donde había dos grandes toldos hechos con ramas, con una cocina improvisada y un sector para dormir. Había seis taladores, una cocinera y su hijo. Mota se sentó junto a ellos.

Los tembé explicaron a los taladores que sus actividades perjudicaban el medio ambiente y a su pueblo, y filmaron el encuentro con sus teléfonos. Exigieron a los taladores que se fuesen de su territorio.

“Solo les pedimos que dejen lo que es nuestro y que sigamos en paz, sin problemas para nadie”, dijo uno de los tembé al líder del campamento, Zeca Pilão, quien escuchaba de pie, con el torso descubierto y los brazos cruzados.

Sérgio Tembé dijo que regresarían y que, si los taladores no se iban, quemarían su equipo y su campamento, y responsabilizarían al gobierno.

“No nos apoyan y nosotros nunca dejaremos de proteger nuestra selva”, dijo Ronaldo Tembé. “Nunca dejaremos de hacer lo que corresponde, nunca impediremos que nuestra selva respire”.

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El reportero de la Associated Press Marcelo de Sousa colaboró desde Río de Janeiro.

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