Temor al COVID-19 envía el apretón de manos al limbo

Temor al COVID-19 envía el apretón de manos al limbo
ARCHIVO - En esta fotografía del 15 de julio de 2021, el piloto Mick Schumacher (izquierda) y el piloto Sergio Pérez chocan los puños durante una conferencia de prensa en Silverstone, Inglaterra. (Mark Sutton, Pool Photo vía AP, Archivo)

A medida que la pandemia de coronavirus se expandía y afianzaba, una empresa de planeación de reuniones y eventos del área metropolitana de Kansas City empezó a vender etiquetas con la frase “Yo estrecho la mano” para ayudar a disipar la incomodidad en los eventos sociales.

“No queríamos que la etiqueta dijera ‘No estrecho la mano’ porque es un poco cortante”, dijo John DeLeon, vicepresidente de operaciones y ventas en MTI Events, y añadió que quien no desee estrechar la mano simplemente no se pondría la etiqueta. “Pero si alguien tenía la etiqueta en ese grupo, era una señal de que estaba bien” darle la mano.

Ahora, a medida que los trabajadores regresan a las oficinas, las reuniones de amigos y los servicios religiosos pasan de realizarse por Zoom a ser eventos en persona, esta pregunta ha estado rondando en la mente de un creciente número de personas: ¿Estrecho o no la mano de los otros?

El apretón de manos ha sido una práctica común durante siglos. Una creencia muy extendida es que se originó para demostrar que una persona estaba ofreciendo la paz y no sostenía un arma. Pero las manos pueden estar llenas de gérmenes, cubiertas de materia fecal y E. coli.

El año pasado, el doctor Anthony Fauci, el experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, advirtió: “No creo que debamos volver a estrecharnos las manos de nuevo, para ser franco”.

En el otro lado se encuentra el doctor Amesh Adalja, un especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad Johns Hopkins. Cree que se está exagerando toda la controversia. La solución, señaló, es simple: “Si estás preocupado por el COVID, la mejor forma de dar un apretón de manos es si estás completamente vacunado. Y para otras cosas que podrían estar en las manos de las personas, simplemente laven sus manos antes de tocarse la cara. Para eso existe el desinfectante de manos”.

El saludo es casi instintivo y difícil de negar. Pero los empleados que han estado trabajando en oficinas improvisadas en sus cocinas o dormitorios no lo han dado durante meses. Las reuniones, cumpleaños, fiestas de jubilación e incluso los funerales se han llevado a cabo a través de videollamadas. La pérdida de conexiones ha sido desconsoladora y el brote de la variante delta del coronavirus está planteando nuevas preguntas sobre retomar algo de la vieja normalidad.

DeLeon no está seguro de que el apretón de manos vaya a regresar. Las etiquetas de su compañía nunca fueron artículos muy vendidos. Otras compañías desalentaron firmemente el apretón de manos, colocando letreros como uno que tenía la mano de un esqueleto y otra cubierta con gérmenes de COVID-19.

“El otro día jugué golf con un muchacho, a quien no conocía y con el que me llevé muy bien. Y en el hoyo 18 es tradición que alargues la mano, te quites la gorra y le des un apretón de manos a la persona con la que jugaste”, comentó. “Y nosotros simplemente nos quedamos viendo, chocamos los puños y nos fuimos”.

No tan rápido, dicen los expertos en etiqueta y empresarios como Dave McClain, de 52 años, quien vive en Overland Park, Kansas. McClain recuerda que se encontró con una de las calcomanías de “Yo estrecho la mano" en un evento de networking y la pegó en su camisa.

“Puedes llamar por teléfono todo lo que quieras y reunirte con la gente por medio de Zoom, pero no es lo mismo que ser capaz de extender la mano y estrecharla, mirar a los ojos y establecer realmente esa relación”, dijo.

Diane Gottsman, experta nacional en etiqueta y autora de “Modern Etiquette for a Better Life” (Etiqueta moderna para una vida mejor), tampoco cree que el apretón de manos vaya a ser una víctima de la pandemia, pero dice que hay que tomárselo con calma.

“No sea el primero en extender la mano, aunque se sienta cómodo”, instruyó Gottsman, que vive en San Antonio, Texas. “Observe a la otra persona y permita que extienda el saludo que desee”.

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