Retiran estatua del general Robert E. Lee en Richmond
RICHMOND, Virginia, EE.UU. (AP) — Una estatua del general Robert E. Lee que ocupó un lugar destacado en Richmond durante generaciones fue retirada, cortada y trasladada el miércoles, con lo que la antigua capital de la Confederación quitó al último de los personajes de la Guerra Civil que solían adornar su avenida más importante.
Cientos de espectadores prorrumpieron en vítores y cánticos cuando la figura de bronce de 6,4 metros (21 pies) de altura fue retirada de su pedestal y colocada en el piso. La remoción representa una victoria importante para los activistas por los derechos humanos, cuyas exhortaciones previas para desmantelar las estatuas habían sido rechazadas firmemente por funcionarios municipales y estatales.
“Ciertamente es muy difícil imaginar, incluso hace dos años, que las estatuas en la Avenida de los Monumentos serían retiradas realmente”, dijo Ana Edwards, activista comunitaria y miembro fundador de la organización Virginia Defenders for Freedom Justice & Equality. “Es representativo del hecho de que en cierta forma estamos retirando las capas de injusticia que la gente negra y la gente de color han experimentado cuando han sido gobernadas por políticas de supremacismo blanco durante tanto tiempo”.
El gobernador demócrata Ralph Northam ordenó retirar la estatua el verano pasado en medio del movimiento de protestas a nivel nacional que se desató tras el asesinato de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis. Pero sus planes se vieron frenados por impugnaciones judiciales hasta que la Corte Suprema estatal despejó el camino la semana pasada.
Northam, que presenció el retiro de la estatua, se mostró esperanzado de que ello traiga consigo “un nuevo día, una nueva era en Virginia”.
“Cualquier remanente como esto que glorifique la causa perdida de la Guerra Civil tiene que ser retirado”, manifestó.
La escultura de bronce fue instalada en 1890 encima de un pedestal de granito de aproximadamente el doble de altura. La estatua se encontraba en medio de una rotonda propiedad del estado, y entre otras cuatro enormes estatuas en honor a personajes de la Confederación que la ciudad retiró el verano pasado.
Un trabajador de la construcción que amarró arneses alrededor de Lee y su caballo alzó sus brazos y contó: “¡Tres, dos, uno!” mientras la multitud gritaba alborozada ante la acción de la grúa.
Algunos coreaban: “¿De quién son las calles? ¡Son nuestras!", y cantaban: “Hey, hey, hey, adiós”.
Una vez que la estatua estuvo en el piso, los trabajadores utilizaron una sierra eléctrica para cortarla en dos por la parte de la cintura del general, de forma que pudiese ser remolcada por debajo de puentes hasta una instalación propiedad del estado que no fue dada a conocer hasta que se tome una decisión sobre su futuro.