Protesta estudiantil refleja un descontento al alza en China
BEIJING (AP) — Los gestores de una universidad de élite en Beijing dieron marcha atrás a sus planes de endurecer las restricciones a los estudiantes dentro de la estrategia china de “cero COVID" tras una protesta durante el fin de semana en el centro, según dijeron estudiantes el martes.
Estudiantes de grado de la Universidad de Peking celebraron el domingo la inusual pero pacífica protesta por la decisión de la escuela de levantar un muro de metal para mantenerlos recluidos en el campus, a pesar de que el personal docente era libre de ir y venir. El descontento ya había crecido por normas que les prohibían pedir comida a domicilio o recibir visitas, además de las pruebas diarias de COVID-19.
Una cuarentena en toda la ciudad de Shanghái y nuevas restricciones en Beijing impuestas durante las últimas semanas han provocado preguntas sobre el coste económico y humano de la estricta política china para controlar el virus. El Partido Comunista, que gobierna el país, ha descrito su política como un éxito en comparación con otros países con cifras de muertos mucho mayores.
Aunque la mayoría de la gente ha protestado en privado o en internet, algunos residentes de Shanghái han chocado con la policía, voluntarios y otras personas que intentaban hacer cumplir las cuarentenas y llevar a personas contagiadas a centros de cuarentena.
Muchos de los alumnos de la Universidad de Peking que protestaban el domingo ante una residencia grabaron videos con sus celulares mientras Chen Baojian, subsecretario del comité universitario del Partido Comunista, les reprochaba por un megáfono que pusieran fin a la protesta y hablaran con él de forma individual.
“Por favor, dejen sus celulares, protejan a la Universidad de Peking”, dijo, a lo que un estudiante exclamó: “¿Es eso protección? ¿Qué hay de nuestros derechos e intereses?”.
La multitud de unas 200 personas aplaudió y vitoreó cuando media docena de alumnos se abrió paso por la barrera de placas de metal detrás de Chen.
Los videos se compartieron con rapidez en medios sociales, aunque fueron eliminados igual de deprisa por censores del gobierno. Algunos comentarios de apoyo permanecían, aunque muchos habían sido borrados también. Twitter, que está bloqueado en China, aún mostraba algunos de los videos.
El Partido Comunista aplasta con rapidez la mayoría del activismo y cualquier indicio de revuelta, que considera un posible desafío a su poder.
Tras la protesta, representantes de la universidad se reunieron con delegados estudiantiles y aceptaron retirar la barrera, según reportó el lunes el South China Morning Post.
Una estudiante que participó en la protesta y no quiso dar su nombre por temor a posibles represalias dijo que el muro se había retirado poco después y que se habían hecho otras concesiones a los estudiantes, como organizar entregas gratuitas desde supermercados.
Las autoridades han endurecido las restricciones de acceso al campus y supervisan las clases y la vida estudiantil, lo que hace muy raras esta clase de protestas.
Mientras la mayoría de otros países han empezado a levantar restricciones, China se ha aferrado a su política de cero COVID.
Las autoridades de Beijing confinaron a más residentes en sus viviendas el martes dentro de un esfuerzo de tres semanas para controlar un pequeño pero persistente brote de COVID-19 en la capital.
Siete zonas aledañas del distrito de Fengtai estarán aisladas al menos durante una semana, y los residentes no podrán salir de casa en una zona de 4 por 5 kilómetros (2 por 3 millas). El lugar está cerca de un mercado de comida al por mayor que cerró indefinidamente el sábado luego de que se descubrió un brote allí.
Las nuevas medidas se impusieron mientras Shanghái, la ciudad más grande del país, empieza a aliviar gradualmente un confinamiento que ha atrapado a su población durante más de seis semanas.
China registró 1.100 nuevos casos el lunes, dijo la Comisión Nacional de Salud el martes. De esos, unos 800 se registraron en Shanghái y 52 en la capital. El conteo diario de infectados en Shanghái lleva más de dos semanas bajando de forma constante, pero las autoridades han actuado con lentitud para aliviar las medidas, lo que frustró a los residentes.
El Beijing, la cifra se ha mantenido estable aunque han surgido nuevos brotes en distintas zonas de la ciudad.