La idea de una líder de ultraderecha divide a las italianas

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La idea de una líder de ultraderecha divide a las italianas
Una mujer carga dos mochilas mientras camina con su hijo a la salida de una escuela primaria en Milán, Italia, el miércoles 14 de septiembre de 2022. (AP Foto/Luca Bruno)

ROMA (AP) — Si Italia elige por primera vez a una primera ministra, ¿estará las italianas encantadas o consternadas?

Si aciertan los sondeos de opinión, Giorgia Meloni y Hermanos de Italia, el partido de ultraderecha que cofundó hace menos de una década, triunfarán en las elecciones del 25 de septiembre. Entonces, el presidente podría pedir a Meloni que intente formar un gobierno viable con aliados conservadores.

Para muchas votantes, es una cuestión de género contra política.

Algunas temen que Meloni, que ensalza la maternidad, pueda intentar erosionar los derechos de las mujeres, incluido el acceso al aborto.

Para sus seguidores, lo que importa es su mensaje conservador de “Dios, patria y familia”, no su género.

Hermanos de Italia tiene raíces en un movimiento neofascista que defendía el legado de Benito Mussolini, que dio premios a las mujeres que tenían muchos hijos. El partido obtuvo el 4% de los votos en las últimas elecciones, en 2018, pero algunos sondeos estiman que podría conseguir el 25% en las próximas.

Cuando era una joven activista comunista en la década de 1960, Licia Donati luchó por la legalización del divorcio, que se consiguió en 1970. También se movilizó para que las cortes italianas reconocieran que las esposas tenían el mismo derecho a la justicia que sus maridos, en un país donde, hasta 1981, las leyes incluían un atenuante para los hombres que asesinaban a mujeres para preservar el “honor familiar”.

Si Meloni se convierte en la primera mujer primera ministra de Italia, sería “una ruptura (con el pasado) en el sentido de que es una mujer, pero sería un retroceso en términos de la cultura conservadora de las mujeres”, dijo Donati, de 84 años, residente en Roma y toscana de origen.

Donati dijo que si pudiera hablar con la política, le diría: “¿Qué batalla has librado tú por las mujeres, qué has hecho? Nada”.

Meloni, de 45 años, es la única líder de un partido grande que no formó parte del gobierno de unidad nacional liderado por Mario Draghi durante la pandemia desde 2021. Después de que fuerzas populistas, incluidos dos aliados de campaña de Meloni, retirasen su apoyo al primer ministro en julio, la coalición del exjefe del Banco Central Europeo se derrumbó, y se convocaron elecciones anticipadas.

Oria Gargano, cuya organización BeFree ayuda a mujeres en Roma que han sufrido violencia doméstica, señaló con espanto que la líder de Hermanos de Italia ha presionado para crear cementerios donde enterrar a fetos abortados y colocar los nombres de las mujeres que abortaron, incluso sin su permiso.

Meloni indignó hace poco a algunas mujeres al retuitear un video en el que una mujer era violada en una calle “por el simple hecho de que el que la violaba era un inmigrante”, dijo Gargano.

Meloni ha denostado a la mayoría de los migrantes -hombres en su gran mayoría- que llegan a las costas italianas en barcos de contrabandistas y los ha tachado de aprovechados que no merecen la condición de refugiados.

En general, ha evitado pedir el voto femenino simplemente por ser mujer. Pero ha replicado a los argumentos de que si llega al poder no sería una victoria para las mujeres.

“Desafío a cualquiera a decir que eso no supondría romper el techo de cristal”, dijo a su llegada al circuito de Monza para ver una carrera de Fórmula 1, según declaraciones citadas de la agencia de noticias italiana ANSA.

“Soy una mujer, de modo que decir que una no es mujer si dice las cosas que yo digo, francamente, me da risa”, añadió.

Según los sondeos, hay una pequeña mayoría de hombres entre los votantes de Meloni.

La senadora Emma Bonino, líder del pequeño partido +Europa, aliado en la campaña con el rival de Meloni, el jefe del Partido Demócrata Enrico Letta, hizo campaña cuando era joven para la legalización del divorcio y el aborto.

Durante su campaña electoral, Meloni se ha visto presionada para aclarar si mantendría la ley italiana que legaliza el aborto en las primeras 12 semanas de embarazo, o más tarde si la vida o la salud de la mujer corren peligro. Ella insiste en que respetará la ley, pero quiere que se aplique de forma que se ayude a las mujeres que deciden seguir adelante con el embarazo.

“Será astuta, sin gran debate, simplemente ‘no aplicaremos’ la ley”, dijo Bonino.

Varios rivales políticos han señalado que faltan médicos dispuestos a realizar abortos en algunos lugares de Italia, como Las Marcas, donde gobierna el partido de Meloni. Según la ley de 1978, el personal del sistema de salud pública puede declararse “objetor de conciencia” para evitar practicar la intervención.

En su primer acto de campaña el mes pasado en Ancona, una ciudad en Las Marcas, unos 1.000 seguidores entusiastas superaban de lejos en número a unas docenas de manifestantes, la mayoría mujeres, que protestaban en una calle lateral.

“Rezuman odio y no nos representan”, decía la pancarta de una mujer.

Meloni, que tiene una hija pequeña con su pareja, critica lo que describe como “grupos de cabildeo” LGTBQ, se burla del concepto de género fluido y apoya el veto italiano a que personas solteras adopten.

Para ella, las familias “tradicionales” son la base de la sociedad.

Sus opiniones conservadoras causan rechazo en algunas mujeres, como Alice Riboli, que tiene 18 años y votará por primera vez.

“Sería mejor ver a una mujer en política ejercer un papel de esa clase (como primer ministro), pero quizá mejor ella no. Quizá alguien con ideas un poco más abiertas, más actuales”, dijo Riboli, de Aosta, en el norte de Italia.

Pero otras mujeres respaldan la agenda de Meloni.

Lavinia Mercante, de 25 años, dijo que la apoya “como política, no como mujer”. Mercante querría que gobernase la derecha.

Aun así, otros son indiferentes al empoderamiento femenino como tema de campaña: sólo quieren un gobierno que pueda mantenerse en el cargo. Desde 2018, Italia ha tenido tres coaliciones de gobierno, a menudo marcadas por las divisiones, de todo el espectro político.

“Creo que no me importa si gana la izquierda o la derecha”, dijo Caterina Bazzani, de 52 años y consultora financiera de Agrate Brianza, en el norte de Italia. “Quiero un gobierno, votado por los italianos, que dure cinco años y complete su programa”.

En cuando a Meloni, “algunas personas dicen que debe llegar al gobierno porque es una mujer, pero yo no lo veo así. Me basta con que sea capaz. Hombre o mujer, me da lo mismo”.

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Sabrina Sergi contribuyó a este despacho.

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