Bernardo Arévalo, el candidato presidencial sorpresa que promete un nuevo rumbo para Guatemala

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Bernardo Arévalo, el candidato presidencial sorpresa que promete un nuevo rumbo para Guatemala
Bernardo Arévalo, candidato presidencial por el Movimiento Semilla, habla en su acto de cierre de campaña en la plaza de la Constitución, el miércoles 16 de agosto de 2023, en la Ciudad de Guatemala. (AP Foto/Moisés Castillo)

CIUDAD DE GUATEMALA (AP) — El izquierdista Bernardo Arévalo fue la sorpresa de las elecciones presidenciales de junio en Guatemala al alcanzar el segundo lugar y entrar al balotaje en el que se enfrentará a la ex primera dama Sandra Torres.

El aspirante pertenece al Movimiento Semilla, un partido político con un perfil progresista. Es diputado al Congreso y su candidatura es vista por analistas como la única opción que ha tenido el país en décadas para dejar atrás la política tradicional.

El principal objetivo de Arévalo es acabar con la corrupción, un tema de mucha sensibilidad para la comunidad internacional y los países aliados como Estados Unidos que ven en ella la raíz de la creciente migración hacia el norte por la falta de oportunidades.

El candidato también ha ofrecido traer de regreso a los jueces y fiscales exiliados por su lucha anticorrupción y cuya persecución le ha valido críticas al país por el vertiginoso deterioro del Estado de Derecho.

Arévalo tiene 64 años, es diplomático y doctor en Sociología y es hijo del expresidente Juan José Arévalo Bermejo, que gobernó la mitad de lo que se conoce en Guatemala como los “gobiernos de la primavera” -entre 1945 y 1954- que lideraron proyectos para la inclusión de los pueblos indígenas, acceso a la tierra para campesinos y la creación del Instituto de Seguridad Social.

Es fundador del Movimiento Semilla, un partido de tendencia izquierdista y liderazgos jóvenes que intentó hacerse con presidencia en 2019 llevando como candidata a Thelma Aldana, la exfiscal asilada en Estados Unidos, cuya inscripción le fue vetada por la autoridad electoral aduciendo que no cumplía los requisitos para participar.

“Sueño con una Guatemala donde se tenga acceso a una vida digna”, sostiene Arévalo.

Como diputado se opuso a la propuesta oficialista de establecer el estado de sitio con restricciones a los derechos constitucionales durante la pandemia de COVID-19 o para enfrentar la ingobernabilidad en algunas áreas de conflicto -especialmente por la operación de proyectos mineros- y también rechazó ampliaciones del presupuesto nacional que consideró poco transparentes.

Durante su carrera diplomática fue embajador y viceministro de Relaciones Exteriores y se dedicó a proyectos de reconstrucción social tras la guerra civil de 1960 a 1996.

La guitarra, la lectura, la cocina y la música son algunas de sus aficiones.

Su padre pasó 20 años en el exilio y Arévalo nació en Montevideo, Uruguay, pero es ciudadano guatemalteco de origen y regresó con su familia al país, donde realizó sus estudios secundarios. La constitución establece que son ciudadanos de origen los nacidos en el territorio de Guatemala y los hijos de padre o madre guatemaltecos nacidos en el extranjero.

La participación de Semilla no ha sido fácil. Tras pasar a segunda vuelta, nueve partidos -incluido el derechista Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) de Torres-, iniciaron una batalla legal para que no se oficializaran los resultados y no pudiera participar en la segunda ronda, pero la justicia finalmente lo autorizó.

Entonces la fiscalía accionó penalmente para que un juez suspendiera la personalidad jurídica del partido, algo que también frenaron las cortes.

Hasta tres días antes de las elecciones el fiscal Rafael Curruchiche, sancionado por Estados Unidos por obstruir la lucha contra la corrupción y socavar la democracia en el país y quien investiga la conformación de Semilla, anunció acciones penales incluidas órdenes de aprehensión y solicitudes de retiro de inmunidad de miembros de ese partido.

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