Pacientes, personal y refugiados en Shifa salen del complejo e Israel ataca objetivos en el sur
JAN YUNIS, Franja de Gaza (AP) — Los pacientes, el personal y los refugiados salieron el sábado del mayor hospital de la Franja de Gaza, según funcionarios de salud, dejando atrás solo un equipo reducido que atendrá a quienes están demasiado enfermos para desplazarse y a las fuerzas israelíes que tomaron el recinto a principios de semana.
“Salimos a punta de pistola”, dijo Mahmoud Abu Auf a The Associated Press por teléfono luego que él y su familia salieron del hospital, al que le han agotado los materiales para recién nacidos y demás pacientes. “Hay tanques y francotiradores por todos lados, adentro y afuera”. Relató que vio a soldados israelíes deteniendo a tres hombres.
Un pequeño grupo de trabajadores médicos quedaban en el hospital para atender a los que están demasiado enfermos para moverse, dijeron funcionarios de salud.
El éxodo desde el hospital de la Ciudad de Gaza coincide con el restablecimiento del servicio de internet y telefonía en el enclave luego de una interrupción que había obligado a Naciones Unidas a suspender la entrega de ayuda humanitaria crítica al no poder coordinar los convoyes.
Docenas de personas murieron en el campamento de refugiados Jabaliya el sábado cuando, según testigos, un ataque aéreo israelí alcanzó un refugio de la ONU en la principal zona de combate, en el norte de la Franja de Gaza.
El bombardeo causó destrucción masiva en la escuela Fakhoura, dijeron Ahmed Radwan y Yassin Sharif. Los hombres dijeron que sobrevivieron con heridas leves pero docenas de personas, incluidas mujeres y niños, estaban inconscientes, y otras sangrando.
“Las escenas eran espeluznantes. Cadáveres de mujeres y niños en el suelo, otros pidiendo auxilio a gritos”, relató Radwan por teléfono. Fotos de la AP en el lugar muestran a más de 20 cadáveres cubiertos en sábanas ensangrentadas.
Las fuerzas israelíes, que habían advertido, en árabe, en las redes sociales, a que la gente saliera de allí, no formularon comentario de inmediato a parte de decir que sus efectivos estaban actuando en la zona de Jabaliya “con el objetivo de atacar a terroristas”. Las fuerzas israelíes rara vez comentan sobre bombardeos específicos, aunque siempre enfatizan que tratan de atacar a objetivos de Hamás sin hacerle daño a civiles.
“Estamos recibiendo imágenes espeluznantes de personas muertas y heridas en una escuela de UNRWA donde se alojan miles de personas que fueron desplazadas en el norte de la Franja de Gaza. Estos ataques no pueden volverse rutina, deben cesar. No podemos esperar más por una tregua humanitaria”, dijo Philippe Lazzarini, comisionado general de la agencia de Naciones Unidas para refugiados palestinos (UNRWA) en X, la plataforma antes llamada Twitter.
“Los civiles no pueden y no deben soportar esto más", declaró en X el director de derechos humanos de la ONU, Martin Griffiths.
Israel continuaba ampliando su ofensiva en la Ciudad de Gaza y el ejército advirtió en un mensaje en árabe en redes sociales que los residentes de dos vecindarios del este y el norte, y del campo de refugiados urbano de Jabaliya debían dejar la zona por su seguridad.
La actividad militar se detendría brevemente para permitir su salida, agregó. A principios de semana, el Ministerio de Defensa israelí reportó que sus tropas habían completado el operativo en el oeste de la ciudad.
Entretanto en Jerusalén, miles de personas concluían una marcha desde Tel Aviv para pedirle al gobierno que haga más para rescatar a unos 240 rehenes retenidos por Hamás. Muchos están furiosos con el gobierno por su negativa a revelarles qué está haciendo para rescatarlos.
El portavoz del ala militar de Hamás, Abu Obaida, dijo en un comunicado que Hamás ha perdido el contacto con algunos de los combatientes que tienen rehenes: “El paradero (algunos de ) los prisioneros y guardias es desconocido”.
Los ataques continuaron también en el sur de la Franja, donde un ataque aéreo israelí alcanzó un edificio residencial a las afueras de Jan Yunis y mató a al menos 26 palestinos, según un médico del hospital al que fueron trasladados los cuerpos.
El ejército ha estado registrando el hospital de Shifa en busca de pistas del centro de mando de Hamás que las autoridades israelíes afirman que está debajo del complejo hospitalario — algo que el grupo insurgente y el personal del centro niegan — e instó a las miles de personas que seguían en el complejo a marcharse.
Las autoridades militares indicaron el sábado que el director del centro pidió ayuda para que quienes quisieran marcharse lo hicieran por una ruta segura. El ejército dijo que no se ordenó evacuación alguna y que el personal médico podía quedarse para atender a los pacientes que no pueden ser trasladados.
Pero Medhat Abbas, portavoz del Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, apuntó que el ejército ordenó el desalojo de las instalaciones y dio al personal una hora de plazo para sacar a la gente.
Más tarde, cuando parecía que la evacuación estaba casi completada, Ahmed Mokhallalati, médico en Shifa, dijo en las redes sociales que había unos 120 pacientes que no podrían irse, incluyendo algunos ingresados en cuidados intensivos y bebés prematuros, y que él y otros cinco doctores se quedaron a tratarlos.
No estuvo claro de inmediato a dónde habían ido quienes desalojaron el centro ya que 25 de los hospitales del territorio no funcionaban por la falta de combustible, los daños y otros problemas, y otros 11 estaban parcialmente operativos, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Israel ha insinuado que planea ampliar su campaña hacia el sur mientras continúa con sus operaciones en el norte. En Jan Yunis, el ataque de primera hora del sábado alcanzó Hamad City, una urbanización de clase media construida en los últimos años con financiación qatarí. Además de los 26 muertos, 20 personas más resultaron heridas, explicó el doctor Nehad Taeima en el hospital Nasser.
Israel no suele realizar comentarios sobre ataques individuales y se limita a decir que está atacando a Hamás y tratando de evitar los daños a la población civil. Muchos de sus ataques se han cobrado la vida de mujeres y niños.
La guerra, que está en su séptima semana, estuvo provocada por el letal ataque de Hamás sobre el sur de Israel el 7 de octubre, en el que los insurgentes mataron a más de 1.200 personas, en su mayoría civiles, y capturaron a unos 240 hombres, mujeres y niños como rehenes.
Desde el inicio del conflicto han fallecido más de 11.500 palestinos. Otros 2.700 más han sido dados por desaparecidas y se cree que están sepultados bajo los escombros. El conteo oficial no diferencia entre las víctimas civiles y combatientes, pero más de dos tercios de los muertos han sido mujeres y niños, e Israel sostiene que ha matado a miles de milicianos.
Naciones Unidas advirtió que los 2,3 millones de habitantes de la Franja enfrentan una grave escasez de comida y agua, pero no estuvo claro de inmediato si su agencia para los refugiados palestinos, UNRWA, podría reanudar la entrega de ayuda que tuvo que paralizar el viernes.
El proveedor telecomunicaciones palestino dijo que pudo reactivar sus generadores con el combustible donado por la UNRWA. El final del apagón supuso el regreso de las noticias y los mensajes de reporteros y activistas en el asediado enclave a sus perfiles en las redes sociales desde el viernes en la noche.
La principal central eléctrica de Gaza cerró al principio de la guerra e Israel ha cortado el suministro de electricidad. Esto hace que se necesite combustible para alimentar los generadores que hacen funcionar no solo las redes de comunicación, sino también las planas de tratamiento de agua, el saneamiento, los hospitales y otra infraestructura crítica.
Israel ha prohibido la entrada de combustible desde el inicio de la guerra, alegando que Hamás podría desviarlo para fines militares. También ha bloqueado la entrada de alimentos, agua y otros suministros, a excepción del goteo que llega a través de la frontera con Egipto, que según los cooperantes es mucho menos de lo necesario.
En adelante, Israel ha dicho que permitirá la entrada de 10.000 litros (2.642 galones) de combustible cada día para el funcionamiento de las comunicaciones, según el Departamento de Estado de Estados Unidos. Además, Israel accedió el vienes — a pedido estadounidense — a permitir una partida diaria “muy mínima” para causas humanitarias, indicó el asesor israelí de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi. El COGAT, el departamento del ejército israelí encargado de los asuntos palestinos, apuntó que la ONU recibirá diariamente 60.000 litros (15,850 galones).
Pero esto es apenas el 37% del combustible que necesita la UNRWA para mantener sus operaciones humanitarias, incluyendo el reparto de alimentos y el mantenimiento de los generadores de hospitales y plantas de saneamiento y agua, dijo la ONU.
Gaza ha recibido apenas el 10% de los alimentos que necesita a diario en los convoyes que llegan desde Egipto, de acuerdo con la ONU, y el colapso del sistema de agua ha obligado a la mayoría de la población a tomar agua contaminada, lo que ha causado a su vez un brote de enfermedades.
La deshidratación y la desnutrición van en aumento y casi todos los residentes necesitan comida, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Por otra parte, el ejército de Israel dijo el sábado que su aviación alcanzó lo que describió como un escondite de insurgentes en un campo de refugiados urbano de Balata, en la Cisjordania ocupada. Según el servicio de ambulancias de la Media Luna Roja palestina, el ataque se cobró la vida de cinco palestinos.
El ejército sostiene que los atacados tenían previsto perpetrar ataques inminentes contra la población civil israelí y objetivos militares.
Desde el inicio de la guerra en Gaza, 210 palestinos han muerto a causa de la violencia en Cisjordania. Es el periodo más letal en el territorio desde la segunda intifada palestina de principios de los años 2000.
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Mroue reportó desde Beirut, Magdy desde El Cairo. Contribuyeron a esta nota los corresponsales Julia Frankel en Jerusalén y Cara Anna en Nueva York.