Mujer que acusó a jesuita de abuso sexual y espiritual exige transparencia

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Mujer que acusó a jesuita de abuso sexual y espiritual exige transparencia
La abogada Laura Sgro, izquierda, escucha a Gloria Branciani en conferencia de prensa en Roma, miércoles 21 de febrero de 2024. Gloria Branciani, de 59 años, es una de las primeras mujeres que acusó al padre Marko Rupnik, un destacado artista jesuita, de abuso espiritual, psicológico y sexual. El miércoles, Branciani exigió públicamente transparencia al Vaticano y una plena rendición de cuentas a los jerarcas que encubrieron a Rupnik durante 30 años. (AP Foto/Alessandra Tarantino)

ROMA (AP) — Una de las primeras mujeres que acusó a un destacado sacerdote y artista jesuita de abuso espiritual, psicológico y sexual exigió públicamente el miércoles transparencia al Vaticano y una plena rendición de cuentas a los jerarcas que encubrieron al cura durante 30 años.

Gloria Branciani, de 59 años, junto con Laura Sgro, una de las abogadas más prominentes de Roma acreditadas en el Vaticano, relató su historia públicamente por primera vez en una conferencia de prensa. Detalló los abusos del padre Marko Rupnik, incluyendo su afición al sexo entre tres personas “en la imagen de la Trinidad”. De ser confirmado, esto constituiría un falso misticismo, una grave perversión de la doctrina católica.

Los mosaicos de Rupnik decoran iglesias y basílicas en todo el mundo, incluido el santuario en Lourdes, Francia; la catedral en construcción en Aparecida, Brasil, y la capilla Redemptoris Mater en el Palacio Apostólico.

Los jesuitas lo expulsaron de la orden el año pasado cuando se negó a responder a las denuncias de abuso espiritual, psicológico y sexual de una veintena de mujeres, la mayoría de las cuales, como Branciani, eran miembros de una comunidad religiosa de inspiración jesuita cofundada por él en su Eslovenia natal y ahora clausurada.

El escándalo de Rupnik ocupa las primeras planas desde hace más de un año y ha generado conjeturas de que recibió un trato preferencial debido a su prominencia como artista jesuita de fama mundial en un Vaticano dominado por los jesuitas, desde el papa Francisco hasta los jefes de la oficina encargada de tratar los crímenes sexuales y sacramentales y que dos veces le permitieron salirse con la suya.

Ante la expansión del escándalo, en octubre Francisco decidió reabrir la causa y Branciani deberá declarar próximamente ante el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Sgro dijo que no sabía exactamente qué se investigaba, ya que los procesos del Dicasterio se realizan en secreto, ocultos incluso para las víctimas y sus abogados.

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