Científicos recurren a pajitas para proteger a los corales de peces hambrientos

FORT LAUDERDALE, Florida, EE.UU. (AP) — Un equipo de investigadores en el sur de Florida que intenta impedir que los peces devoren corales cultivados en laboratorio ha recurrido a pajitas biodegradables en un esfuerzo de restaurar lo que algunos llaman la selva del mar.

Científicos de todo el mundo tratan desde hace años de frenar el declive de las poblaciones de coral. Apenas el verano pasado, los grupos de rescate de arrecifes en el sur de Florida y los Cayos de Florida intentaban salvar el coral del aumento de las temperaturas oceánicas. Además de trabajar para mantener con vida el coral que ya existe, los investigadores han tratado de cultivar coral nuevo en laboratorios y después colocarlo en el océano.

Pero proteger el ecosistema submarino que mantiene a más del 25% de las especies marinas no es fácil. Resulta aún más complicado asegurarse de que el coral formado en un laboratorio y colocado en el océano no se convierte en costosa comida para peces.

El investigador marino Kyle Pisano explicó que un problema es que los depredadores como el pez loro muerden y destruyen el coral recién trasplantado en zonas como el sur de Florida, lo que les deja con una tasa de supervivencia del 40%. Los proyectos requieren plantar miles de corales durante el próximo año y decenas de miles de ejemplares durante la próxima década, y las pérdidas se acumulan cuando los pedazos de coral pueden costar más de 100 dólares cada uno.

Pisano y su socio, Kirk Dotson, han desarrollado lo que llaman el Coral Fort (fuerte de coral), y afirman que la pequeña jaula biodegradable, fabricada en parte con pajillas para beber, incrementa la tasa de sobrevivencia del coral a más del 90%.

“A los peces loros del arrecife les gusta mucho, mucho morder el coral recién trasplantado”, dijo Pisano. “Para ellos es como si fueran palomitas”.

Por suerte, los peces terminan perdiendo interés en el coral según va madurando, pero los científicos necesitan protegerlo mientras tanto. En el pasado se han utilizado barreras de acero y tuberías de PVC, pero había que limpiar esas protecciones de algas y finalmente retirarlas.

Pisano tuvo la idea de crear una barrera protectora que terminara por disolverse, eliminando la necesidad de mantenerla o retirarla. Empezó a hacer experimentos en el mar con estructuras biodegradables dentro de un programa de posgrado en la Universidad Nova del Sureste. Utilizó un material llamado polihidroxialcanoato, un biopolímero derivado de la fermentación del aceite de canola. El PHA se degrada de forma natural en el océano, dejando sólo agua y dióxido de carbono. Sus hallazgos se publicaron el año pasado.

La protección consiste en un disco de piedra caliza rodeado por ocho pajitas de marca phade colocadas en vertical, fabricadas por la firma de Atlanta WinCup Inc. El dispositivo no está tapado por arriba, dijo Pisano, porque los corales jóvenes necesitan luz solar y en general el pez loro evita colocarse cabeza abajo para comer.

Dotson, un ingeniero aeroespacial retirado, conoció a Pisano a través de su profesor en la universidad, y los dos formaron Reef Fortify Inc. para seguir desarrollando y comercializando el Coral Fort, que está pendiente de patente. La primera remesa de productos costaba 12 dólares cada uno, pero Pisano y Dotson creen que eso podría cambiar al escalar la producción.

Los primeros prototipos de la jaula con las pajitas estándar de phade podían proteger al coral unos dos meses antes de disolverse en el océano, pero no era suficiente para que los peces loros perdieran el interés. Cuando Pisano y Dotson pidieron ayuda al fabricante, la empresa les aseguró que podían fabricar prácticamente cualquier forma a medida con su material biodegradable.

“Pero resulta que las pajillas boba, tal como vienen en la caja, ya sirven”, comentó Dotson.

Las pajillas boba son más gruesas y anchas que las normales. Se utilizan para una bebida basada en té que incluye bolas de tapioca en el fondo del vaso. Para Pisano y Dotson, ese grosor adicional supone que la estructura dura justo lo suficiente para proteger el coral antes de deshacerse.

Reel Fortify espera trabajar con proyectos de restauración de arrecifes en todo el mundo. Los Coral Fort ya han sido utilizados por investigadores de Nova del Sureste y la Universidad de Miami, así como por la División de Recursos Acuáticos de Hawai.

Rick Karp, un investigador de la Universidad de Miami, dijo que llevaba en torno a un mes utilizado los Fuertes de Coral. Señaló que cualquier trabajo submarino requiere mucho tiempo y esfuerzo, de modo que tener una estructura de protección que se deshace cuando ya no es necesaria básicamente les ahorra la mitad del trabajo.

“Simplemente encerrar los corales y después retirar las jaulas, eso es el doble de trabajo, dos veces la cantidad de tiempo abajo”, dijo Karp. “Y no es muy escalable”.

Los expertos señalan que los arrecifes de coral son una parte significativa del ecosistema oceánico. Ocupan menos del 1% de los océanos, pero proporcionan comida y cobijo para casi el 25% de la vida marina. Los arrecifes de coral también ayudan a proteger a los humanos y sus casas en la costa de las marejadas ciclónicas durante los huracanes.

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