El impacto del congelamiento de la ayuda extranjera de EE. UU. en África y más allá
Cómo la política de 'América Primero' interfiere en programas esenciales para la supervivencia y el desarrollo
Un abrupto cambio en las prioridades de EE. UU.
En un movimiento inesperado, el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos el año pasado trajo consigo un cambio brusco en las políticas de ayuda exterior. Los efectos de su decreto ejecutivo congelando casi toda la ayuda extranjera estadounidense se sintieron instantáneamente y con fuerza en diversas regiones del mundo, especialmente en África subsahariana, que depende ampliamente de estos fondos para programas humanitarios y de desarrollo. Según datos de USAID, Estados Unidos destinó más de $6.500 millones en asistencia humanitaria al África subsahariana en el último año.
Luz roja para iniciativas locales
Claris Madhuku, líder de la organización Platform For Youth and Community Development en Zimbabue, es uno de los muchos afectados personalmente por esta medida. Su organización, que trabaja para prevenir matrimonios infantiles y mantener a las niñas en la escuela, se vio obligada a detener todas sus actividades sin previo aviso. "Apreciamos que Trump quiera priorizar el dinero de los contribuyentes estadounidenses, pero aquí ha causado un desastre", explicó Madhuku.
El efecto dominó en programas vitales
Una de las mayores preocupaciones gira en torno al futuro del exitoso programa PEPFAR (Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA), que ha salvado más de 25 millones de vidas en África en las últimas dos décadas. En Sudáfrica, país con el mayor número de personas viviendo con VIH (más de 8 millones), PEPFAR financia hasta un 20% de su presupuesto anual para la lucha contra el VIH/SIDA, lo que equivale a salvar 5,5 millones de vidas cada día mediante tratamientos antirretrovirales.
Las interrupciones incluso mínimas en el suministro de estos tratamientos representan un riesgo potencialmente mortal. Charles Kenny, analista en el Centro para el Desarrollo Global, explica que "cargas virales de VIH pueden dispararse en tres semanas sin tratamiento". Tanto grupos humanitarios como gobiernos locales aún enfrentan incertidumbre sobre qué programas podrán continuar operando parcialmente bajo la exención anunciada por el gobierno estadounidense.
Del Congo a Sudán: Ayuda detenida en zonas de riesgo
Más allá de los esfuerzos contra el VIH, el congelamiento afecta directamente a zonas de conflicto como el este del Congo, donde millones de desplazados ya enfrentaban constantes emergencias. Un funcionario humanitario, que prefirió mantenerse en el anonimato, advirtió que 1,2 millones de vidas podrían estar en peligro inmediato debido a esta medida.
En Sudán, las cesaciones en programas de USAID agravan un panorama ya caótico compuesto por brotes de cólera y malaria, amén de una guerra civil en curso. "Aunque ciertos servicios 'salvavidas' han sido eximidos, estos programas aún necesitan la claridad burocrática que permita retomar sus operaciones", explicó el funcionario.
El dilema ético en Siria
En el campamento de Al-Hol, en Siria, los efectos del congelamiento son palpables. Este centro de detención alberga a más de 37.000 personas, en su mayoría mujeres y niños con presuntos vínculos al Estado Islámico, bajo condiciones extremadamente precarias. Blumont, una ONG financiada por EE. UU., había suspendido el suministro de pan, gas y agua potable tras la implementación inicial del congelamiento.
"No encontramos comida. Incluso el pan llegó por la tarde", expresó un residente del campamento. Aunque Blumont pudo reanudar temporalmente sus actividades tras una exención de dos semanas, su futuro es incierto. Jonathan Crickx, de UNICEF, subraya la gravedad de la situación: "Sin ayuda internacional las condiciones no son aptas para niños. Ver a familias caminando en absoluta pobreza es desgarrador".
Perspectivas: ¿Un cambio duradero?
Organizaciones y gobiernos cuestionan las prioridades de una política que, mientras busca "poner a América primero", parece arrastrar a millones al borde del abismo. Aunque la administración Trump dice proteger los intereses económicos estadounidenses, el impacto humanitario a largo plazo de esta decisión podría ser devastador para muchas regiones vulnerables.