El nuevo plan de Israel para Gaza: ¿Estrategia de paz o maniobra política?
Israel presenta un plan de alto el fuego con cambios significativos mientras impone un bloqueo total sobre Gaza. Hamas lo rechaza, EE.UU. guarda silencio y Netanyahu busca salvar su gobierno.
Un cese al fuego con condiciones ventajosas para Israel
Israel ha introducido un nuevo plan de alto el fuego, conocido como la “propuesta Witkoff”, que busca modificar los términos previamente acordados en enero. Este nuevo modelo exigiría a Hamas liberar la mitad de los rehenes restantes a cambio de una extensión del cese al fuego y la promesa de negociar un acuerdo de paz definitivo. Sin embargo, a diferencia del acuerdo original, Israel no contempla la liberación de más prisioneros palestinos, lo que ha generado un fuerte rechazo por parte de Hamas.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, insiste en que la propuesta fue coordinada con la administración de Donald Trump, aunque la Casa Blanca ha evitado respaldarla abiertamente. Así, la iniciativa parece más una táctica unilateral de Israel para presionar a Hamas debilitando su poder de negociación.
La reacción de Hamas y la crisis humanitaria en Gaza
Desde el anuncio del nuevo plan, Israel ha impuesto un bloqueo total sobre Gaza, suspendiendo el suministro de alimentos, combustible, medicinas y cualquier tipo de ayuda humanitaria. Esta acción busca obligar a Hamas a aceptar los términos, aunque también ha intensificado las críticas internacionales sobre una posible violación del derecho humanitario.
Hamas ha denunciado que Israel está sabotando el acuerdo original, que contemplaba la liberación de los rehenes mediante un intercambio gradual de prisioneros palestinos, además de la retirada completa de las fuerzas israelíes de Gaza. Con el bloqueo total en vigor, la situación de los 2 millones de habitantes de Gaza se torna cada vez más desesperada.
El trasfondo político: Netanyahu entre la espada y la pared
Este nuevo plan no solo tiene implicaciones en el conflicto, sino también en la política interna de Israel. Netanyahu enfrenta la presión de sus aliados de extrema derecha, quienes abogan por la erradicación completa de Hamas y la repoblación israelí de Gaza. Por otro lado, ceder a las demandas de Hamas podría debilitar aún más su ya frágil coalición gubernamental.
Para Netanyahu, el nuevo esquema le permitiría ganar tiempo: una tregua de seis semanas hasta después del 20 de abril le daría margen para asegurar el presupuesto y evitar el colapso de su gobierno. Sin embargo, si la negociación fracasa y la guerra se reanuda, su liderazgo podría estar en peligro, con la posibilidad de elecciones anticipadas.
La postura de Estados Unidos: incertidumbre total
La administración Trump ha evitado tomar una postura clara respecto al nuevo plan. Mientras el presidente ha expresado en el pasado su deseo de evitar más conflictos en Medio Oriente, también ha mostrado simpatía por la posición israelí y ha sido duramente crítico con Hamas.
Los funcionarios estadounidenses han indicado que apoyarán cualquier acción que tome Israel, pero no han confirmado que la “propuesta Witkoff” sea realmente una iniciativa estadounidense. Esta ambigüedad deja a Israel operando bajo su propio criterio y sin garantía de respaldo total de su mayor aliado.
Una contraofensiva árabe para Gaza
Mientras Israel presiona para imponer su nuevo plan, varios países árabes, liderados por Egipto, están elaborando una contrapropuesta que evita la expulsión de los palestinos de Gaza —una idea sugerida previamente por Trump y respaldada por Netanyahu— y en su lugar promovería una reestructuración interna del territorio.
El plan egipcio plantea la creación de zonas seguras dentro de Gaza donde los palestinos puedan reubicarse mientras la infraestructura es reconstruida. Además, propone que Hamas entregue el poder a una autoridad de transición compuesta por líderes independientes. Sin embargo, Israel ha rechazado cualquier posibilidad de que la Autoridad Nacional Palestina asuma el control del territorio.
¿Desenlace inminente o más estancamiento?
Con Israel ejerciendo máxima presión sobre Hamas, una crisis humanitaria agravándose y un frágil equilibrio político en juego, las próximas semanas serán clave para determinar si el nuevo plan avanza o si la guerra vuelve a estallar.
Aunque Netanyahu ha logrado ganar tiempo con esta estrategia, su margen de maniobra sigue siendo estrecho. El mundo observa, mientras Gaza enfrenta un bloqueo sin precedentes y el destino de los rehenes y del conflicto permanece incierto.