Entre la inflación y la incertidumbre: la Fed, Trump y el futuro económico de EE.UU.
Las nuevas tarifas de importación y las tensiones políticas redefinen el panorama económico en Estados Unidos, mientras Jerome Powell navega en aguas turbulentas
Un cruce crítico entre economía y política
Las tensiones entre la Reserva Federal y la Casa Blanca han alcanzado un nuevo nivel tras los recientes anuncios del expresidente Donald Trump sobre la imposición de nuevas tarifas de importación. Para muchos, este movimiento no es solo una medida económica, sino también una jugada política cuyo impacto se está sintiendo rápidamente en los mercados globales y en las expectativas de inflación e intereses en Estados Unidos.
Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, advirtió el viernes pasado en una conferencia en Arlington, Virginia, que estas tarifas representan una amenaza tangible para la estabilidad macroeconómica del país. Lo que parecía una estrategia comercial más, se ha transformado en un factor determinante para el curso económico de los próximos meses.
Un nuevo ciclo de inflación a la vista
"Es altamente probable que las tarifas resulten en al menos un aumento temporal de la inflación", señaló Powell. Pero también reconoció que existe la posibilidad de que ese efecto sea más duradero de lo previsto, lo que ha hecho sonar las alarmas en Wall Street y entre las principales firmas de análisis económico del país.
Los inversionistas, en respuesta inmediata, incrementaron sus expectativas de recortes en la tasa de interés de referencia: se habla ahora de hasta cinco rebajas en 2025. La presión política también se hizo presente: desde su plataforma Truth Social, Trump instó a Powell a bajar los intereses de inmediato, acusándolo de "jugar a la política" al no hacerlo.
¿Qué está en juego con las tarifas?
Las tarifas impuestas afectan a productos clave de sectores como el acero, la tecnología, y productos manufacturados provenientes principalmente de China, Europa y Latinoamérica. Estas medidas no solo elevan el costo final para los consumidores, sino que también podrían debilitar la inversión de las empresas ante la incertidumbre generada.
Para entender mejor el contexto, observemos algunos precedentes. En 2018, durante la primera administración de Trump, se utilizaron políticas arancelarias similares. En ese entonces, el FMI estimó que dicha estrategia podría reducir el crecimiento global en 0.5% si se mantenía en el tiempo. Además, la Oficina Presupuestaria del Congreso proyectó que los aranceles existentes costarían a las familias estadounidenses un promedio de $831 dólares adicionales al año.
¿Qué hará la Reserva Federal?
Aunque el mercado anticipa recortes de tasas, Powell ha sido enfático: la prioridad sigue siendo controlar la inflación. Hoy la tasa de interés se mantiene cerca del 4.3% y no se vislumbra un cambio inmediato. De hecho, Powell remarcó que “nuestra obligación es asegurarnos de que un aumento puntual en el nivel de precios no se convierta en un problema de inflación persistente”. Esta posición sugiere una Fed más cautelosa, que optará por observar cómo se comporta la economía antes de tomar decisiones drásticas.
“Hay mucho de esperar y ver, incluso de nuestra parte”, confesó Powell durante la sesión de preguntas y respuestas. En otras palabras, la Fed no quiere tomar medidas prematuras dadas las muchas variables todavía no claras del efecto total de los aranceles.
El mercado laboral y las señales mixtas
El informe de empleo más reciente mostró que la economía creó 228,000 empleos en marzo, una cifra sólida pero con una ligera alza del desempleo al 4.2%. Aunque esto sugiere cierta fortaleza en la contratación, los números captan una radiografía de mediados de marzo, antes de que las nuevas tarifas se hicieran públicas. Muchos analistas piensan que la situación podría cambiar gradualmente en los próximos trimestres si aumentan los costos de insumos y producción para las empresas.
La paradoja está en que la economía de EE.UU. podría enfrentar una combinación compleja de bajo crecimiento y más inflación: un escenario de "estanflación" temido por cualquier banco central. En ese caso, la respuesta habitual (reducir tasas para estimular el crecimiento) entra en conflicto directo con la necesidad de contener la inflación.
Trump y la presión desde las redes
El expresidente Trump ha sido un crítico habitual de la Reserva Federal, y su reciente llamado a reducir las tasas ha generado polémica. “¡Este sería el momento PERFECTO para recortar las tasas de interés!”, escribió. Muchos interpretan esto como parte de su estrategia electoral, utilizando la economía como escudo y espada en su campaña por regresar a la presidencia.
No es la primera vez que Trump presiona públicamente al titular de la Fed. Durante su administración ya lo había hecho en varias ocasiones, lo que generaba incomodidad entre oficiales de política monetaria y analistas que consideran esencial la independencia de la Fed frente al poder político.
Mirando al mundo: reacciones internacionales
Las nuevas tarifas también han desencadenado respuestas en el extranjero. China ha insinuado medidas de represalia, aunque todavía no ha tomado acciones concretas. En Europa, líderes de comercio han criticado la medida por profundizar la fragmentación económica global en un momento donde la cooperación es vital para enfrentar problemas como la inflación global, la transición energética y los conflictos geopolíticos.
Las bolsas internacionales han reaccionado con caídas moderadas, y el dólar ha mostrado fortaleza leve debido a los temores de inflación, lo que a su vez encarece las exportaciones estadounidenses. También se ha notado un impacto en el precio del petróleo, que ha bajado ligeramente ante las expectativas de una desaceleración económica en EEUU.
¿Y los consumidores?
El impacto real de estas decisiones se sentirá en los bolsillos. Desde los productos electrónicos hasta los alimentos procesados, se estima que los precios al consumidor puedan subir en los próximos seis meses si las tarifas se mantienen. Además, el crédito para tarjetas, hipotecas y préstamos estudiantiles seguirá siendo caro si la Fed mantiene las tasas estables en lugar de bajarlas.
De acuerdo con un reporte reciente de la Universidad de Michigan, el índice de confianza del consumidor ha disminuido por tercer mes consecutivo, reflejando una creciente preocupación por la inflación y la incertidumbre económica.
Entre dos frentes: inflación vs. crecimiento
La Reserva Federal camina por una cuerda floja. Por un lado, debe prevenir que los precios suban de forma descontrolada. Por otro, si endurece demasiado la política monetaria, podría ralentizar aún más una economía que ya da muestras de enfriamiento.
Kathy Bostjancic, economista jefe de Nationwide, lo resume así: “La Fed está en una posición difícil, con la inflación lista para acelerarse y el crecimiento económico en desaceleración.”
Lo cierto es que el juego ha cambiado. Ya no se trata solo de subir o bajar tasas. Estamos ante una economía que necesita políticas finamente calibradas y una comunicación impecable por parte de sus líderes. Y cuando se combinan la política, el comercio internacional y la incertidumbre, ese equilibrio se vuelve aún más difícil de alcanzar.
En resumen, no será un año tranquilo para la economía estadounidense. La danza entre inflación, interés, tarifas y disputa política apenas ha comenzado, y sus pasos marcarán el ritmo de la economía global entera durante muchos meses más.