La Tormenta Silenciosa: Cómo la Escasez de Personal en el Servicio Meteorológico Nacional Podría Poner Vidas en Riesgo
Mientras aumentan los eventos extremos y los tornados devastan el país, las oficinas del Servicio Meteorológico Nacional enfrentan una crisis de personal sin precedentes
Por años, el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés) ha sido una de las primeras líneas de defensa del público estadounidense frente a catástrofes climáticas. Pero hoy, justo cuando Estados Unidos experimenta un aumento alarmante en eventos de clima extremo, esta institución vital está al borde del colapso debido a una grave escasez de personal.
Una red debilitada justo cuando más se necesita
Según datos obtenidos por un grupo de empleados del NWS y verificados por fuentes independientes, más de la mitad de las 122 oficinas de campo tienen niveles de vacantes críticos (20% o más). Algunas regiones como Arkansas, Kentucky y Dakota del Sur enfrentan niveles de hasta el 40%.
Esta falta de personal tiene consecuencias alarmantes. Por ejemplo, durante los recientes tornados en Kentucky, el personal tuvo que elegir entre emitir alertas de emergencia o inspeccionar los daños, una tarea esencial para mejorar futuros pronósticos. Este tipo de elecciones forzadas serían impensables en tiempos normales, pero se están volviendo comunes.
“Es una situación de crisis”
Brad Coleman, ex presidente de la American Meteorological Society, no duda en señalar la gravedad de la situación: “Estoy profundamente preocupado de que inevitablemente se pierdan vidas por el riesgo adicional que supone esta falta de personal”.
Louis Uccellini, exdirector del Servicio Meteorológico Nacional, alerta: “Estos números indican que varias oficinas están al límite o muy cerca de quebrarse”. Dado que estas oficinas no solo emiten pronósticos diarios sino también alertas críticas en tiempo real, cualquier retraso o error puede tener consecuencias fatales.
El cambio climático agrava el problema
Estados Unidos enfrenta un promedio anual de unos 1,200 tornados (National Severe Storms Laboratory), y los científicos predicen un aumento en la frecuencia e intensidad de las supercélulas que generan tornados, granizo y lluvias torrenciales debido al calentamiento global.
Un estudio de 2023 mostró que estas tormentas están desplazándose hacia el este, afectando más a estados densamente poblados como Tennessee, Alabama y Mississippi. Aun así, eventos extremos han sido documentados en los 50 estados.
Un legado de recortes y abandono
Gran parte de la culpa se remonta a Los recortes sufridos bajo la administración de Donald Trump en un intento por reducir el tamaño del gobierno. En una movida polémica impulsada por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (liderado en parte por Elon Musk), se congelaron contrataciones y se redujo la dotación del staff al mínimo.
Desde 2015, la tasa de vacantes a nivel nacional se ha duplicado: pasó del 9.3% en ese año al 19% en 2024. Además, 23 oficinas carecen de “meteorólogo encargado” (el puesto más alto), y 16 no tienen un “meteorólogo de coordinación de advertencias”.
Impacto directo en la vida cotidiana
Estas no son simples estadísticas. En prácticas concretas, la falta de personal ha obligado a suspender el lanzamiento de globos meteorológicos —herramientas esenciales para recoger datos en tiempo real usados en modelos de predicción.
Casos críticos incluyen:
- Rapid City, Dakota del Sur: 41.7% de vacantes
- Houston, Texas: 30% de vacantes, incluyendo ambos cargos de dirección
- Omaha, Nebraska: 34.8% de vacantes
Victor Gensini, profesor de ciencias atmosféricas en Illinois, compara la situación con los errores en seguridad aérea: “Es como cuando lees sobre desastres en la aviación. No es un solo fallo. Es una sucesión de riesgos acumulados. Algo se cae por las grietas”.
Cuando falta el radar... o el equipo
Un responsable de campo (que pidió anonimato por miedo a represalias) expuso que incluso el mantenimiento de radares está en riesgo por falta de técnicos. “La carga de trabajo nos va a matar”, afirmó.
Bernadette Woods Placky, meteoróloga jefe en Climate Central, advierte: “Este es justo el periodo del año donde la temporada de clima severo alcanza su punto máximo, y estamos entrando en la época de máximos extremos”, incluyendo incendios, huracanes y olas de calor, esta última considerada la más mortal.
El héroe invisible: el meteorólogo
“Están haciendo un esfuerzo heroico”, dijo el congresista Eric Sorensen, el único meteorólogo en el Congreso de EE.UU. “Lo que vi durante los tornados recientes en Memphis y Louisville fue un trabajo que salvó vidas”.
La oficina de Sorensen, cerca de Davenport-Quad Cities, opera actualmente con 37.5% de vacantes, lo que está por encima incluso del promedio nacional.
En su opinión, con estos recortes no se puede garantizar la seguridad de la población: “Estoy increíblemente preocupado porque esto afecta a todos en todas partes del país”.
¿Qué puede hacer la población?
Ante un tornado, el primer consejo es preservar la vida. Amy Bach, directora ejecutiva de la organización United Policyholders, recomienda:
- Buscar refugio y anteponer la seguridad
- Documentar daños con fotografías, sin ingresar a estructuras inestables
- Contactar enseguida a las aseguradoras
- Conservar recibos de hotel, alimentos y gastos básicos si su vivienda se vuelve inhabitable
- Continuar con los pagos de seguro y alquiler/hipoteca
La Cruz Roja Estadounidense también provee albergues, comidas y servicios gratuitos, incluyendo apoyo emocional y orientación para la recuperación.
La paradoja de la previsión moderna
Vivimos en una era de brutal precisión tecnológica con radares Doppler, modelos de predicción por inteligencia artificial y sensores satelitales. Sin embargo, los alertas que salvan vidas siguen dependiendo de ojos humanos.
Y cuando esos ojos están cansados, sobrecargados o simplemente no existen, cada segundo perdido equivale a vidas en juego.
“No es solo un número. Es la diferencia entre que una familia reciba una advertencia de 10 minutos o ninguna”, sentenció Gensini.
¿Qué futuro nos espera?
Mientras el clima se vuelve más agresivo, el país necesita reforzar su infraestructura meteorológica, no debilitarla. La seguridad pública no debería ser una víctima colateral de la eficiencia presupuestaria.
Darle la espalda al NWS es como apagar la alarma de incendios porque suena demasiado. Estados Unidos debe decidir ahora si desea escuchar la advertencia... o enfrentarse a la tormenta sin rumbo.