Michael Soroka y el laberinto de las lesiones: ¿una carrera marcada por la esperanza o la fatalidad?

El lanzador de los Nacionales se enfrenta a otro revés físico en una trayectoria definida tanto por su talento como por las constantes recaídas médicas

Una promesa que parecía imparable

En el mundo del béisbol, pocos nombres emergieron con tanta proyección como el del canadiense Michael Soroka en la temporada 2019. Con tan solo 21 años, se convirtió en una de las sensaciones más importantes de la MLB, acumulando una marca de 13-4 y un promedio de efectividad de 2.68, lo que lo hizo merecedor de terminar segundo en la votación del Novato del Año y sexto en la carrera por el Cy Young. Su comando, temple y presencia en el montículo hacían pensar que estábamos frente al nuevo as de los Bravos de Atlanta.

Pero como en una trágica novela griega, el destino tenía otros planes para el joven lanzador. Desde 2020, su carrera ha sido marcada por una serie de lesiones devastadoras que han puesto en duda no sólo su impacto en la liga, sino también su continuidad en el deporte profesional.

El calvario de una superestrella en construcción

Todo cambió el 3 de agosto de 2020, cuando Michael Soroka sufrió un desgarro en el tendón de Aquiles derecho durante un juego contra los Mets de Nueva York. Lo que se temía fue confirmado: temporada terminada. Este tipo de lesión es una de las más temidas por los atletas, especialmente para los lanzadores, ya que afecta de forma directa su equilibrio y fuerza en la pierna de apoyo.

Y el drama apenas comenzaba. Mientras se rehabilitaba y caminaba rumbo al estadio Truist Park en Atlanta, Soroka volvió a romperse el mismo tendón. Un revés psicológico y físico que lo dejaría completamente fuera de la escena en 2021 y 2022.

Las lesiones de repetición no solo desgastan el cuerpo, sino también la mente. En sus propias palabras, Soroka comentó una vez en conferencia de prensa:

“Sentí que estaba atrapado en una pesadilla de la que no podía despertar”.

Los fanáticos, la liga e incluso el cuerpo técnico de Atlanta comenzaron a preguntarse si alguna vez volveríamos a ver al verdadero Soroka dominando en el montículo.

Un nuevo comienzo con los Nacionales

Después de una complicada campaña con los Chicago White Sox en 2023, donde terminó con un récord de 0-10 y una efectividad de 4.74 en 25 apariciones, Michael firmó un contrato de un año y $9 millones con los Washington Nationals. Una apuesta arriesgada tanto para el jugador como para la franquicia, pero basada en el potencial monumental del lanzador.

Su debut con los Nacionales tuvo lugar el pasado lunes contra los Toronto Blue Jays. Sin embargo, una vez más, la historia se repitió. En el sexto inning, tras lanzar un slider, Soroka sintió “una sensación que no debería estar ahí” y abandonó el juego. El diagnóstico oficial: distensión en el bíceps de su brazo de lanzar. El equipo lo colocó de inmediato en la lista de lesionados de 15 días.

¿Mal karma, genética o simple mala suerte?

Este nuevo revés ha renovado un viejo debate dentro del béisbol profesional: ¿qué tan justos son los sistemas médicos y de rehabilitación con los atletas que tienen historial de lesiones? ¿Es Soroka simplemente un caso de mala suerte, o hay razones fisiológicas y estructurales más profundas?

En un artículo de Sports Illustrated, analistas médicos argumentaban que la frecuencia de lesiones como la de Soroka tiene que ver con factores biomecánicos como la postura de lanzamiento, el ángulo del brazo y el estrés acumulado desde las ligas menores. Además, los lanzadores que dependen de su slider —como Soroka— tienden a estar más propensos a problemas musculares y tendinosos en el brazo y hombro.

El dolor de ver una carrera apagarse lentamente

Existen casos notables de lanzadores que han logrado regresar a su mejor nivel tras lesiones graves. Tommy John, por ejemplo, dio nombre a la famosa cirugía en el codo que ha revivido múltiples carreras. Pero también hay un largo listado de promesas que simplemente no pudieron regresar: Mark Prior, Brandon Webb, Joel Zumaya.

Ver a Michael Soroka pasar de ser un All-Star a un jugador en duda constante es doloroso para los amantes del béisbol. No se trata solo de números, sino de ver cómo el talento y el esfuerzo muchas veces no son suficientes cuando el cuerpo simplemente desecha la promesa del éxito.

Jackson Rutledge y la puerta de oportunidad

La lesión de Soroka también ha tenido implicaciones directas para los Nacionales. En su lugar ha sido llamado el prospecto Jackson Rutledge, lanzador derecho de 24 años, que fue primera selección del equipo en el Draft de 2019. Rutledge comenzó esta temporada con los Rochester Red Wings en AAA y ha participado ya en tres juegos con los Nacionales en 2024, incluyendo una apertura.

Para Rutledge, la lesión de Soroka podría representar el inicio definitivo de su consolidación en las Grandes Ligas. Para Soroka, podría ser la antesala a lo que muchos temen pero pocos se atreven a decir: ¿Estamos presenciando el final de su carrera como abridor de élite?

Un deporte que no espera a nadie

La MLB es intensa, implacable y no se detiene por nadie. Cada equipo juega 162 partidos por temporada regular, y el margen de tolerancia con jugadores lesionados es cada vez más estrecho, especialmente en un entorno competitivo y con tantos jóvenes brillando constantemente.

Los Nacionales, por ejemplo, tienen un comienzo de 1-5 en la temporada, y si bien no se esperaba mucho este año, el club necesita consistencia en su rotación. Esto hace que la paciencia con Soroka, por lo menos desde una perspectiva gerencial, esté cerca de agotarse.

La resiliencia como único camino

No obstante, si hay algo que ha definido la carrera de Michael Soroka, más allá de sus estadísticas, es su determinación. En cada regreso, ha mostrado voluntad, fortaleza mental y entrega total al proceso. Muchos deportistas ante lesiones similares han decidido colgar el guante; Soroka ha elegido seguir luchando.

Como dijo alguna vez Tommy Lasorda: “La diferencia entre lo imposible y lo posible radica en la voluntad de una persona”. Si alguien encarna esa frase en el béisbol actual, sin duda es Soroka.

¿Y ahora qué?

De cara a los próximos meses, el camino es incierto. Las pruebas médicas y el progreso en su rehabilitación dirán si este es solo otro capítulo en su regreso o si comenzamos a escribir el epílogo de una carrera que prometía ser gloriosa.

Aunque el beisbol da segundas, terceras y hasta cuartas oportunidades, también es cierto que en algún momento, el cuerpo ya no responde. Y cuando ese momento llega, no hay fuerza mental capaz de revertirlo.

Pero por ahora, Soroka sigue en pie. Una vez más en la lista de lesionados. Una vez más alejado de los diamantes. Pero también, una vez más, dispuesto a intentarlo.

Y en el deporte, a veces, eso es lo más valiente que se puede hacer.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press