UConn impone su legado: el poderío del baloncesto femenino rumbo a una nueva dinastía

Con jugadoras como Azzi Fudd y Paige Bueckers, las Huskies exhiben dominio absoluto y despiertan un renacimiento dorado

Una victoria aplastante que no deja dudas

El poderío histórico de la Universidad de Connecticut (UConn) en el baloncesto femenino universitario volvió a brillar con una contundencia inigualable. En las semifinales del Final Four de la NCAA, las Huskies derrotaron a UCLA con una paliza de 85-51, avanzando así a su primera final nacional desde 2016. Lo que más impresiona no es sólo el marcador, sino la manera en que dominaron cada faceta del juego.

Sarah Strong y Azzi Fudd fueron las protagonistas indiscutibles. Strong anotó 22 puntos, mientras que Fudd sumó 19... todos ellos en una electrizante primera mitad. Sorprendentemente, UConn logró el triunfo sin depender enteramente de su gran estrella Paige Bueckers, quien aportó 16 puntos luego de una racha de tres partidos consecutivos superando los 30.

El resurgimiento tras una sequía prolongada

UConn no gana un campeonato nacional desde el título de 2016, cuando culminó una época dorada encabezada por Breanna Stewart. Ese fue el cuarto campeonato consecutivo de las Huskies bajo la batuta del legendario Geno Auriemma. Desde entonces, a pesar de seguir llegando lejos, habían enfrentado obstáculos inesperados, en parte por lesiones y en parte por la creciente competencia en el baloncesto universitario femenino.

Esta vez, sin embargo, el equipo luce diferente. Tiene profundidad, cohesión, juventud y experiencia. Como dijo Bueckers: “No nos concentramos en el pasado. Cada día en el gimnasio es para estar a la altura del estándar de UConn Basketball”.

Una nueva generación brilla con luz propia

El impacto de Fudd fue particularmente emocionante para los seguidores de las Huskies. Tras lidiar con múltiples lesiones durante su carrera universitaria, verla brillar en el escenario más grande del baloncesto universitario fue casi catártico. En palabras de Bueckers: “Es hermoso verla jugar con alegría. Ha pasado por tantas cosas y estar aquí, rindiendo así, significa todo para nosotras”.

Además de Fudd, Sarah Strong mostró por qué es una pieza clave en el esquema de Auriemma. Sus 22 puntos llegaron en momentos claves, y su capacidad para liderar ofensiva y defensivamente asombró tanto a críticos como a fanáticos.

UCLA, un gigante en construcción

Aunque la derrota fue severa, el equipo de UCLA tiene mucho de qué estar orgulloso. En su primera aparición histórica en el Final Four de la NCAA, y tras unirse recientemente a la Big Ten, el equipo dirigido por Cori Close logró romper varios récords institucionales, incluyendo el de más victorias en una temporada. Además, no presentaron ni una sola jugadora senior en su plantilla, lo cual sugiere que es apenas el inicio de algo especial.

“Es poco usual estar en este lugar del torneo sin seniors en el vestuario. Esta experiencia dolorosa será nuestro combustible para regresar más fuertes,” comentó Close.

Una final con sabor a revancha

El último escollo de UConn será nada menos que el equipo campeón defensor, South Carolina, quienes vencieron a Texas por 74-57 en la otra semifinal. Ambas escuelas traen historia reciente: se enfrentaron en la final de 2022, con victoria para South Carolina (64-49), y en febrero de este año cuando UConn logró una impresionante victoria por 29 puntos en la casa de las Gamecocks.

El duelo promete ser épico: la fuerza colectiva de South Carolina contra la revitalizada ofensiva de UConn liderada por Bueckers, Strong y Fudd. Un choque entre programas de élite que representa lo mejor del baloncesto femenino universitario.

¿Un renacimiento de la dinastía Auriemma?

Geno Auriemma ya es una leyenda del deporte con 11 títulos nacionales. Sin embargo, esta temporada podría representar el inicio de una nueva era dorada. Con futuras figuras de la WNBA como Bueckers y Fudd, y un grupo talentoso en ascenso, UConn parece lista para liderar una vez más el baloncesto femenino universitario.

“Si Paige hubiese anotado 16 puntos el año pasado, no estaríamos ni cerca de este lugar. Este equipo es más completo, más balanceado,” dijo Auriemma tras el partido.

El domingo, en la final contra South Carolina, se definirá si esta versión de las Huskies está lista para grabar su nombre junto a los grandes equipos que construyeron la dinastía original.

Más allá del marcador: impacto cultural y mediático

El dominio mostrado por UConn vuelve a atraer la atención mediática del torneo femenino, que crece año tras año en audiencia y cobertura. En 2023, la Final Four femenina atrajo a más de 9.9 millones de espectadores, superando incluso algunos eventos de la NBA. Este crecimiento refleja no sólo el talento sobre la cancha, sino una apuesta por contar estas historias con la misma pasión que en el torneo masculino.

Figuras como Paige Bueckers —quien será posiblemente la primera selección del Draft de la WNBA el próximo 14 de abril—, así como Fudd y Strong, están liderando una generación que combina deportividad, carisma e impacto mediático. Son el futuro del baloncesto profesional, pero también símbolos del auge del deporte femenino en todo el mundo.

Un camino de gloria para las Huskies

UConn ha recorrido un largo camino para volver a un escenario de campeonato. Desde lesiones devastadoras hasta temporadas que terminaron con decepciones, el equipo de Auriemma dejó todo eso atrás. Esta nueva versión no sólo es potente y efectiva, sino también resiliente y con hambre de gloria.

El choque del domingo con South Carolina será algo más que una final: será la oportunidad de marcar el comienzo de una nueva dinastía de UConn. Y, pase lo que pase, el torneo femenino 2025 ya nos ha demostrado que el baloncesto femenino universitario está en su mejor momento histórico.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press