El escándalo de las filtraciones en el Pentágono: ¿Reformador o amenaza a la seguridad nacional?

La controversia por el uso de Signal por parte del secretario de Defensa Pete Hegseth y sus lazos con los círculos más cercanos de Trump encienden el debate sobre transparencia, liderazgo y seguridad en EE. UU.

Por Redacción Política

Un líder polémico al centro del huracán

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, se encuentra bajo intenso escrutinio tras revelaciones de su participación en múltiples chats de Signal —una aplicación de mensajería cifrada— donde habría compartido detalles sensibles de operaciones militares, incluyendo la planificación de un ataque aéreo contra los hutíes de Yemen. La situación ha encendido un fuerte debate dentro del Pentágono y en el ámbito político estadounidense, y deja en evidencia una creciente tensión entre la cúpula de liderazgo del Departamento de Defensa y los mandos implementados por la administración de Donald Trump.

Lejos de disipar las dudas, la Casa Blanca ha respaldado con firmeza a Hegseth. “El presidente apoya plenamente al secretario Hegseth, quien está haciendo un trabajo fenomenal liderando el Pentágono”, declaró la portavoz presidencial Karoline Leavitt. Esta defensa enfática despierta preguntas sobre los estándares de seguridad, el uso de tecnología no autorizada para manejar información delicada y la dirección ideológica que Trump desea para las Fuerzas Armadas.

¿Signal como herramienta de gestión militar?

Signal es una aplicación cifrada de extremo a extremo, muy popular entre periodistas, activistas y políticos por razones de privacidad. Sin embargo, su uso en contextos de seguridad nacional plantea riesgos significativos. «Nunca se deben discutir operaciones militares sensibles a través de plataformas no autorizadas», señalan expertos en seguridad cibernética.

El primer chat del que se tuvo conocimiento fue creado por Mike Waltz, asesor de seguridad nacional, e incluía a varios miembros del gabinete de Trump. La controversia estalló cuando se descubrió que en ese grupo se compartieron, presuntamente, detalles como el cronograma de lanzamiento de aviones de combate y sistemas de armamento involucrados en la ofensiva contra los hutíes de Yemen. Esta revelación ocurrió porque Jeffrey Goldberg, editor de The Atlantic, fue añadido accidentalmente al grupo.

No obstante, una segunda cadena de mensajes similar habría existido, esta vez entre Hegseth, su esposa Jennifer (exproductora de Fox News), su hermano Phil (asesor de seguridad en el Pentágono) y otras 10 personas, bajo el nombre de “Defense ' Team Huddle”.

El Departamento de Defensa confirmó que el inspector general está investigando ambas cadenas de mensajes, luego de que el Comité de Servicios Armados del Senado, liderado de forma bipartidista, exigiera una profunda revisión.

Reacciones encontradas en el Congreso

El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, fue tajante: “Los detalles continúan saliendo a la luz. Seguimos descubriendo cómo Pete Hegseth puso vidas en riesgo. Pero Trump sigue siendo demasiado débil para despedirlo”, escribió en X (antes Twitter).

Mientras tanto, desde la ofensiva política republicana, Tom Cotton, presidente del Comité de Inteligencia del Senado, defendió a Hegseth: “El secretario Hegseth está ocupado implementando la agenda de America First del presidente Trump, mientras estos filtradores intentan socavarlos a ambos. Una vergüenza”.

Estas posturas reflejan una profunda polarización: mientras unos consideran que Hegseth representa una amenaza institucional, otros lo catalogan como un reformador que combate el status quo del Pentágono.

¿Una purga interna en marcha?

El apoyo del presidente a Hegseth contrasta con un entorno institucional convulso. Cuatro altos funcionarios de su entorno más próximo fueron escoltados fuera del edificio del Pentágono la semana pasada durante una investigación interna sobre filtraciones.

Entre ellos estaban Dan Caldwell —el enlace de Hegseth con el grupo de Signal original—, Colin Carroll, jefe de gabinete del subsecretario Feinberg, y Darin Selnick, subjefe de Gabinete de Hegseth. Sus salidas fueron calificadas oficialmente como "licencia administrativa", pero todo indica que responden a una problemática mayor de gobernabilidad en la institución militar.

En una declaración compartida en redes sociales, los expulsados afirmaron que “aún no se nos ha informado exactamente por qué se nos investiga, si hay una pesquisa activa o si siquiera ha existido una investigación real”.

El enfoque ideológico: ¿militarización y conservadurismo?

Uno de los puntos más tensos en la postura de Hegseth ha sido su rechazo abierto a la diversidad institucional dentro del Pentágono. Bajo su liderazgo se han eliminado múltiples contenidos que promovían la inclusión de mujeres y minorías en las Fuerzas Armadas, en algunos casos generando tal controversia que el propio Pentágono se vio obligado a restablecerlos tras el escándalo mediático.

Sus discursos públicos revelan una intención clara de “devolver el control del Pentágono a los combatientes”, una narrativa que ha calado entre sectores más conservadores pero que ha generado alarma entre quienes defienden una visión pluralista del Ejército estadounidense.

¿Violaciones legales o simples imprudencias?

Una cuestión clave aún no resuelta es si Hegseth violó leyes federales al compartir detalles operativos, posiblemente clasificados, a través de canales no oficiales. Mientras la administración argumenta que la información no era técnicamente clasificada, numerosos exoficiales indican que compartir horas exactas de ataques o nombres de sistemas de armas antes de una misión constituye clasificación por defecto.

Cabe recordar que desde el fallo de la Corte Suprema en 2022, que amplió el derecho a portar armas, ha habido un mayor escrutinio sobre el cumplimiento de las regulaciones federales por parte del gabinete de Trump. La contradicción entre exigir «ley y orden» con una mano, y erosionar los protocolos de seguridad con la otra, genera tensiones incluso dentro del Partido Republicano.

Signal y las comunicaciones oficiales: ¿un vacío legal?

El uso de plataformas como Signal, WhatsApp o Telegram por figuras gubernamentales no es nuevo, pero plantea un reto de fondo en la era digital. Según un estudio de la Government Accountability Office, hasta 2023 más del 30% de los empleados federales de alto nivel reconocían usar apps no oficiales para discusiones laborales, a menudo por razones logísticas o de privacidad.

Pese a sus beneficios, estos hábitos pueden violar normas sobre registros públicos y protección de documentos clasificados. En algunos casos, incluso dificultaron a las autoridades cumplir con solicitudes bajo la Ley de Transparencia (FOIA).

Una historia recurrente en la administración Trump

Este tipo de incidentes no es aislado. Desde que Donald Trump asumió la presidencia, han sido frecuentes los escándalos relacionados con el manejo inapropiado de información clasificada o confidencial. Quizás el más sonado hasta la fecha fue la incautación de documentos públicos y clasificados encontrados en su finca de Mar-a-Lago tras dejar el cargo.

Así mismo, su yerno Jared Kushner y otros altos cargos fueron acusados de usar correos personales para discusiones sensibles. Tales dinámicas han generado preocupación en múltiples niveles institucionales sobre la gobernanza, los modales ejecutivos y la legalidad del manejo del poder en la era postnormativa de la política estadounidense.

¿Qué está en juego?

Más allá del escándalo puntual, lo que está en juego es la credibilidad del aparato de seguridad nacional de EE. UU. y la confianza en un liderazgo civil-militar transparente y profesional. La falta de claridad sobre los límites entre lo político y lo institucional amenaza con erosionar aún más la cohesión al interior del Pentágono en un contexto geopolítico frágil.

En palabras del senador Jack Reed tras exigir una nueva investigación: “No se trata solamente de Pete Hegseth; se trata del estándar que decidimos mantener como nación para quienes manejan la vida y la seguridad del pueblo estadounidense”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press