4 mil millones de dólares y décadas de horror: el oscuro legado del abuso infantil en Los Ángeles

El condado más grande de EE.UU. enfrenta la mayor indemnización por abuso sexual infantil en su historia, destapando una red de impunidad institucional que marcó generaciones

Un acuerdo histórico y estremecedor

El 9 de abril de 2024, el Condado de Los Ángeles marcó un hecho sin precedentes en la historia legal de Estados Unidos: aprobó un acuerdo por 4 mil millones de dólares destinado a indemnizar a casi 7,000 personas que denunciaron abusos sexuales en instalaciones juveniles y hogares de acogida desde 1959.

Este acuerdo supera ampliamente el anterior récord legal establecido por los Boy Scouts of America en 2022, con una indemnización colectiva de 2.6 mil millones de dólares a víctimas de abuso sexual. La nueva cifra representa no solo el dolor acumulado de décadas de silencio, sino también la responsabilidad institucional que se ignoró sistemáticamente.

"Este acuerdo reconoce el daño profundo infligido a miles de niños a lo largo de décadas", afirmó Adam Slater, uno de los abogados que representa a los demandantes. Y aunque el pago no borrará los traumas vividos, sí representa un avance significativo en la lucha por justicia para miles de personas que fueron silenciadas.

El epicentro del horror: el Centro Infantil MacLaren

Uno de los focos más señalados en las demandas es el Centro Infantil MacLaren, que operó desde 1961 hasta su cierre en 2003. Diseñado inicialmente como un “espacio de protección” para menores a la espera de ser colocados en hogares de acogida, este centro se convirtió en lo que muchos testigos califican como una “casa de abusos sistemáticos”.

Desde su apertura hasta 1976, el centro estuvo bajo la jurisdicción del Departamento de Libertad Condicional, y después pasó al Departamento de Servicios para Niños y Familias. Sin embargo, este cambio no logró detener los abusos. De acuerdo con documentos judiciales:

  • Un niño fue abusado sexualmente por un médico del centro a los 8 años.
  • Otro fue violado por un trabajador masculino en un baño a los 5 años.
  • Los menores eran rutinariamente confinados en solitario, drogados y inmovilizados con correas.

"En nombre del Condado, pido disculpas sinceramente a todas las personas que fueron dañadas por estos actos reprobables", declaró Fesia Davenport, directora ejecutiva del condado, reconociendo la magnitud del desastre.

Cómo pudieron callar tanto tiempo

Una de las preguntas que más resuena es: ¿cómo fue posible que estos crímenes persistieran durante tanto tiempo sin consecuencias? Parte de la respuesta está en la estructura institucional que favorecía la opacidad. Durante décadas, las víctimas no podían presentar demandas debido a estrictos plazos de prescripción.

Esto cambió en 2020, cuando California aprobó una ley que suspendió durante tres años esos plazos para casos de abuso infantil. Esta ventana legal permitió que miles de sobrevivientes contaran su historia.

Pero además de la legislación restrictiva, existía una cultura del silencio que protegía a los perpetradores, muchos de ellos empleados públicos o figuras de autoridad. Los niños estaban bajo custodia del Estado: sin familia, sin apoyo externo y con miedo a represalias.

El problema nacional: el caso del ‘Doctor Hockey’

El escándalo en California no es un caso aislado. Apenas unos días después del anuncio del acuerdo en Los Ángeles, el doctor Zvi Levran, conocido como el “hockey doc” en Michigan, fue condenado a al menos 10 años de prisión por múltiples delitos sexuales contra menores y adultos jóvenes.

Levran aprovechaba su papel como médico deportivo en equipos juveniles para abusar de sus víctimas. Las manipulaciones incluían desde tocamientos hasta sexo oral forzado, disfrazados de “examinaciones deportivas”.

Entre los casos más atroces, un víctima relató que fue agredido durante una consulta por una lesión de cadera. Otros describieron las duchas compartidas como escenarios de abuso.

"La valentía de las víctimas al denunciar ayudó a evitar que este depredador siguiera dañando a otros", señaló la fiscal Karen McDonald. Su caso ha sido comparado abiertamente con el infame Larry Nassar, quien usó su posición como médico olímpico para abusar de más de 150 atletas.

Datos y cifras escalofriantes

El problema del abuso sexual en ambientes protegidos es más sistémico de lo que parece. Algunas cifras lo demuestran:

  • Más de 92,000 demandas de abuso sexual infantil han sido registradas en Estados Unidos desde 2010 (según la National Child Abuse Hotline).
  • El 90% de las víctimas conocen a su agresor. En contextos institucionales, esto incluye médicos, maestros, entrenadores y cuidadores.
  • El 60% de los sobrevivientes nunca denuncian por miedo, vergüenza o desconfianza en las autoridades.

El acuerdo de Los Ángeles, aunque inaudito en magnitud, es solo la punta de un iceberg. Representa una deuda moral enorme que las instituciones públicas han acumulado durante décadas hacia las víctimas más vulnerables: los niños en custodia estatal.

¿A dónde va el dinero?

Una de las preguntas más frecuentes tras acuerdos de esta magnitud es cómo se reparte ese dinero. En el caso del acuerdo del condado angelino, los fondos provendrán principalmente del seguro de responsabilidad civil del condado, pero también afectarán las reservas presupuestarias.

El presupuesto anual del condado gira en torno a los 49 mil millones de dólares, por lo que esta indemnización representa casi el 8.2% del presupuesto total. Sin embargo, este desembolso podría comprometer otros servicios públicos, como salud, seguridad o programas sociales.

Pero, como bien dijo el supervisor del condado Hilda Solís: “No hay derecho más importante que el de proteger a nuestros niños”. No reparar este daño sería perpetuar el sistema que lo permitió.

Una bomba de tiempo en otras ciudades

Los acuerdos millonarios están poniendo presión sobre otras instituciones similares en otras ciudades como Chicago, Nueva York o Filadelfia, donde ya se han comenzado investigaciones y demandas colectivas.

La tendencia parece clara: cada vez más víctimas encuentran el valor y el respaldo legal para compartir sus historias. Y cada vez más instituciones tienen que rendir cuentas, no solo por actos individuales, sino por haber encubierto una red sistémica de abusos.

El Centro para el Deporte Seguro (SafeSport), creado para proteger a atletas de alto rendimiento, también ha sido duramente criticado en los últimos años por no actuar a tiempo ante denuncias. Su más reciente directora ejecutiva, Ju’Riese Colón, fue despedida bajo acusaciones de ineficiencia.

Del silencio al movimiento

Lo que comenzó como un goteo de testimonios se ha convertido en una cascada imparable. Como en el caso de MeToo o Time’s Up, el movimiento por erradicar el abuso institucional infantil crece con fuerza, impulsado por sobrevivientes que se niegan a ser definidos por su dolor y por una sociedad más consciente e intolerante con la corrupción estructural.

En palabras de una víctima de Levran, de 29 años: “Me persigue, pero ahora sé que no tiene poder sobre mí”. Ese es quizás el mayor triunfo: arrebatarle al abusador el control que durante años mantuvo gracias al miedo y al silencio.

Si tú o alguien que conoces ha sido víctima de abuso, no estás solo: en Estados Unidos puedes llamar al 1-800-656-4673 (RAINN, Red Nacional de Violación, Abuso e Incesto). En México, el SIPINNA ofrece apoyo y orientación. En España, se puede contactar al Fundación ANAR al 900 202 010.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press