Nepal en crisis: el cierre de centros LGBTQ+ expone a la comunidad a discriminación y riesgos sanitarios
Los recortes del financiamiento internacional ponen en peligro décadas de avances para la comunidad queer en el país himalayo
La clausura de un refugio: el caso del Centro Parichaya Samaj
En Katmandú, las puertas metálicas del Centro Parichaya Samaj están cerradas con candado. Un cartel en la entrada anuncia lo impensable: ya no pueden ayudar. El personal se ha ido y los voluntarios que antes atendían a cientos de miembros de la comunidad LGBTQ+ han desaparecido. Esta escena se repite en todo Nepal, marcando un retroceso alarmante en un país que hasta hace poco era un modelo de avances progresistas en Asia del Sur.
El papel de Estados Unidos en el apoyo LGBTQ+ en Nepal
Durante más de una década, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) fue una de las principales fuentes de financiación para centros que ofrecían desde atención sanitaria hasta consejería psicológica, particularmente en temas como VIH, salud sexual y derechos humanos. Sin esa ayuda, muchas organizaciones se vieron obligadas a cerrar.
Sunil Babu Pant, exparlamentario abiertamente gay y uno de los activistas LGBTQ+ más prominentes de Nepal, lo resume así: “Es una gran crisis. Cuando la comunidad necesita consejería o apoyo, simplemente no está disponible. La gente está volviendo de nuevo al clóset.”
El progreso truncado: Nepal pionero en Asia
La situación actual contrasta fuertemente con los avances logrados tras la promulgación de la Constitución de 2015 de Nepal, que prohibió explícitamente la discriminación por orientación sexual. Nepal fue uno de los primeros países en Asia en permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo y en reconocer un “tercer género” en documentos oficiales.
Estos logros situaron al país como un bastión de esperanza para muchas personas LGBTQ+ en el continente asiático. Pero sin los recursos adecuados, estos derechos ahora existen solo en el papel.
El impacto sanitario: VIH y prevención bajo amenaza
Se estima que entre 15.000 y 20.000 personas LGBTQ+ en Nepal viven con VIH, según Dinesh Chaudhury, quien trabajó en varios centros ahora cerrados. “Los centros no solo educaban, también distribuían preservativos, hacían pruebas de VIH y derivaban a tratamiento. Todo eso ha desaparecido.”
Según Babu Dumi Rai, exempleado de un centro en Katmandú, el estigma y la falta de educación sexual hacen que muchos ni siquiera compren preservativos por su cuenta. “Muchos no saben ni siquiera cómo usar adecuadamente un condón, y menos aún pueden permitirse pagarlos. El riesgo de un aumento de infecciones es inminente.”
Centros de salud públicos: una alternativa incómoda
Si bien existen hospitales públicos en Nepal, muchos miembros de la comunidad LGBTQ+ han reportado experiencias de discriminación. El trato que reciben por parte de médicos y enfermeros continúa siendo insensible o abiertamente hostil.
Chaudhury lo expresa de forma tajante: “Tenemos gente que llega preguntando dónde pueden acudir ahora para recibir ayuda, y no tengo una respuesta para ellos.”
La invisibilidad forzada: volver al clóset en tiempos de crisis
Uno de los efectos más devastadores de esta crisis es que muchas personas queer han comenzado a reprimir su identidad para sobrevivir. El activista Pant advierte: “Estamos viendo un retorno masivo al clóset, especialmente en las áreas rurales donde aún hay mucha violencia verbal y física.”
Sin los espacios seguros que antes brindaban los centros cerrados, se reduce drásticamente la visibilidad LGBTQ+. Eso, a su vez, limita las posibilidades de seguir abogando por legislaciones y políticas más inclusivas.
El golpe al movimiento laboral y económico LGBTQ+
No solo se perdieron centros, también se perdieron empleos. Muchos trabajadores sociales, psicólogos, trabajadores de salud y activistas de base se quedaron sin sueldo, y algunos se vieron obligados a buscar medios alternativos de subsistencia.
“Bastantes trans y personas del ‘tercer género’ han comenzado a ejercer el trabajo sexual para sobrevivir,” explicó Pant. “La falta de oportunidades y la escasez de trabajo están empujando a la comunidad hacia mercados laborales inseguros.”
Trabajo sexual e hipervulnerabilidad
Simple Lama, una trabajadora sexual transgénero, explica cómo la falta de acceso a lubricantes, preservativos, servicios médicos y consejería ha hecho su labor mucho más peligrosa. “Era más fácil y seguro ir a los centros a recibir ayuda médica. Ahora, cuando vamos a hospitales normales, la gente nos mira y nos trata diferente.”
El trabajo sexual sigue siendo ilegal en Nepal, y aunque las trabajadoras sexuales trans recibían un poco más de tolerancia gracias al lobby LGBTQ+, esa protección también se está desvaneciendo.
La doble discriminación: género, orientación y clase
En Nepal, la discriminación no tiene una sola capa. Un estudio de Human Rights Watch (2019) reveló que las personas LGBTQ+ enfrentan obstáculos aún mayores si también son pobres, pertenecen a castas bajas o viven fuera de las grandes ciudades.
La crisis actual intensifica aún más esas brechas. Aquellos que antes podían acceder mínimamente a apoyo, ahora están completamente marginados.
¿Dónde está el Estado?
A pesar del marco constitucional favorable, el gobierno de Nepal no ha logrado llenar el vacío dejado por USAID y otras ONGs. Los presupuestos asignados al Ministerio de Salud o al Ministerio de Asuntos Sociales no contemplan programas específicos para la comunidad LGBTQ+.
Y aunque existen algunas clínicas públicas que brindan atención VIH, la falta de personal capacitado y la discriminación institucional limitan severamente su efectividad.
Una diáspora que no puede ayudar
Aunque existe una creciente diáspora LGBTQ+ nepalesa en países como Estados Unidos, Reino Unido o Australia, su capacidad de apoyar financieramente a los centros y activistas en Nepal es limitada. La escala del problema supera el tipo de ayuda que se puede canalizar de forma informal.
Además, el cierre del programa de USAID también reduce los vínculos institucionalizados que alguna vez permitieron becas de formación, viajes de intercambio y cooperación técnica en temas de salud pública.
Un futuro en riesgo
Sin una intervención estatal proactiva o la reactivación de la cooperación internacional, Nepal corre el riesgo de perder décadas de progreso en materia LGBTQ+. La combinación de pobreza, discriminación y falta de recursos puede llevar a un deterioro grave del bienestar físico y psicológico de una población ya vulnerable.
“Estamos retrocediendo 20 años en el tiempo”, lamenta Pant. “Y las consecuencias serán aún más graves esta vez.”
La esperanza que persiste
A pesar del entorno adverso, algunos activistas siguen comprometidos en mantener viva la lucha. En redes sociales y plataformas digitales emergen campañas de concienciación, talleres virtuales e incluso consultas médicas por videollamada.
“No todo está perdido,” dice Dinesh Chaudhury. “Pero necesitamos apoyo urgente antes de que las grietas se conviertan en abismos insalvables.”