La tormenta económica de Trump: entre guerras comerciales y mercados inestables
Mientras Trump se adjudica los buenos tiempos y culpa a Biden por los malos, su política arancelaria ha inyectado volatilidad e incertidumbre en la economía global
Un presidente, dos versiones: ¿A quién pertenece la economía?
Desde su irrupción en la política estadounidense, Donald Trump se ha caracterizado por su retórica desafiante, su estilo directo y un enfoque claramente nacionalista en materia económica. No es una sorpresa que en su nueva administración presidencial vuelva a utilizar el mismo libreto, especialmente cuando de números se trata.
A inicios de 2024, cuando el Dow Jones y otros indicadores bursátiles alcanzaban máximos históricos, Trump se apresuró a atribuirse el mérito completo. Pero apenas la economía estadounidense registró una contracción del 0,3% en el primer trimestre de 2025 —la primera desde la pandemia—, el expresidente no dudó en señalar con el dedo: todo era culpa de Joe Biden.
“Este es el mercado de Biden, no el de Trump”, escribió en su plataforma Truth Social. Sin embargo, para los economistas, la realidad es bastante más compleja. Lo que Trump intenta presentar como un legado negativo de Biden es, en realidad, resultado de sus propias políticas que, en cuestión de meses, han reconfigurado la economía estadounidense con consecuencias considerables.
Una guerra comercial con impacto inmediato
Trump no perdió tiempo en reactivar su enfoque proteccionista. Desde enero, aplicó un arancel del 145% a productos importados desde China, además de nuevos impuestos del 10% a las importaciones provenientes de otras regiones, incluyendo Europa. La respuesta de Pekín fue rápida y contundente: represalias arancelarias que amenazan con ahogar el comercio entre las dos principales potencias globales.
El efecto fue inmediato. Para anticiparse a estos aranceles, empresas en todo el país aceleraron sus importaciones antes de que las nuevas tasas entraran en vigor, lo que llevó a un aumento del 41% en las importaciones del primer trimestre, la mayor subida desde 1972, si se excluye el efecto de la pandemia. El resultado: una caída del crecimiento según el modelo de contabilidad del PIB estadounidense, y una contracción económica.
“Esto es exactamente lo que uno esperaría ver cuando millones de empresas y consumidores intentan adelantarse a un nuevo panorama arancelario”, comentó Mark Zachary Taylor, experto en política económica de Georgia Tech.
El doble filo de los aranceles: consumidores y empresas en apuros
No solo los datos macroeconómicos muestran el impacto. Las encuestas del Institute for Supply Management (ISM) revelan que la preocupación por los aranceles es omnipresente. En abril, los 10 comentarios recogidos en su reporte mensual de manufactura giraban en torno a la complejidad y el costo de los nuevos aranceles. Uno de los testimonios fue contundente: “Estamos pagando potencialmente de más en aranceles debido a las reglas poco claras”.
Esto no solo es un problema para manufactura. El índice S&P 500 cayó un 7% desde enero, reflejo del nerviosismo de los inversionistas ante la incertidumbre regulatoria y fiscal generada por la Casa Blanca. Las empresas de tecnología también están en la línea de fuego, especialmente aquellas que dependen de las cadenas de suministro en China.
Apple: entre la espada de los aranceles y la pared de la inteligencia artificial
Apple, el gigante californiano, se ha visto obligada a navegar en aguas más turbulentas que de costumbre. Aunque su balance del primer trimestre fue positivo, con ingresos de $95.360 millones —superando las estimaciones de Wall Street— la sombra de los aranceles nubló el panorama.
El anuncio de Trump de que los 145% de aranceles afectarían también al iPhone, empujó temporalmente a muchos estadounidenses a comprar apuradamente antes de que los precios se dispararan. Pero también generó una caída de su acción del 23% en pocas semanas, borrando momentáneamente $773 mil millones en capitalización bursátil.
La situación obligó al CEO de Apple, Tim Cook, a intentar repetir la diplomacia silenciosa de la que hizo gala durante la administración Trump 2016-2020. Cook incluso donó $1 millón a la segunda toma de posesión de Trump y prometió una inversión de $500 mil millones en suelo estadounidense.
Pese a esto, Apple enfrenta ahora el reto de trasladar parte de su producción a India para reducir su exposición a China, una operación logística colosal que no se completaría antes de 2026.
Amazon y una resiliencia matizada
Amazon reportó resultados sólidos, con ganancias de $17.130 millones y un aumento del 9% en sus ingresos, llegando a $155.700 millones en el primer trimestre. Sin embargo, su perspectiva para el segundo trimestre se mantuvo cautelosa.
Analistas explican que Amazon puede absorber mejor que otras empresas los costos adicionales provocados por los aranceles, pero no está exenta de las consecuencias. Su acción cayó un 3% en operaciones posteriores al cierre, debido a las señales de que podría haber interrupciones en el suministro e incertidumbre en el consumo.
Las temporadas clave como “vuelta a clases” y Navidad están en riesgo si cadenas de retailers —muchas de las cuales están frenando pedidos— no logran ajustarse a tiempo. Una crisis de inventario podría ser inminente.
¿De quién es realmente la economía?
El debate sobre en qué punto una economía empieza a reflejar la gestión de un presidente es eterno. Para expertos como Howard Lutnick, secretario de Comercio, los efectos de las políticas de Trump podrían sentirse a partir del último trimestre del año.
Pero como explica el académico Zachary Taylor: “Cuanto más audaz es un presidente en sus primeros días, y cuanto más apoyo tiene en el Congreso, antes puede reclamarse como dueño de la economía”. En ese sentido, Trump ya ha cruzado el umbral. Sus decisiones disruptivas han transformado el entorno macroeconómico de forma más abrupta que las de otros presidentes anteriores, incluso más que las de Reagan u Obama, quienes gobernaron durante crisis profundas.
Frágil confianza del consumidor
Otro dato preocupante es la caída en la confianza del consumidor, según reportes de The Conference Board. La actitud de "espera y observa" está ganando terreno tanto en hogares como en empresas, conscientes de que los precios podrían escalar si continúan las represalias comerciales.
Según Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, “lo que estamos viendo ahora es claramente atribuible a Trump. Su política comercial errática tiene implicaciones reales”.
El reloj económico corre
A medida que se acerca el segundo semestre del año, será crucial observar si Trump modera sus medidas o decide intensificarlas como parte de su discurso electoral y estrategia económica. Lo que es seguro es que ha redibujado las reglas del juego con consecuencias que aún no terminamos de medir.
Como apuntó la revista Economist tras la caída del PIB: “Cuando las acciones de un presidente afectan directamente el crecimiento económico en cuestión de semanas, ya no hablamos de herencia, sino de responsabilidad directa”.